Un joven juarense de 23 años relata cómo descubrió su atracción por el mismo sexo, cómo se envolvió en la vida homosexual y cómo, de la mano de Dios, pudo abandonarla…ahora vive su castidad y también ofrece consejos para lograrlo …
Presencia
El joven repondió amablemente a las preguntas que le realizó Periódico Presencia. Lo hizo por medio del correo electrónico pues, aunque se ha reconciliado consigo mismo y con su condición, prefirió guardar el anonimato.
Pero quiso compartir con nuestros lectores cuáles han sido sus luchas y triunfos en el camino de la atracción al mismo sexo.
En la entrevista, el joven lo mismo aconseja a jóvenes que viven su condición, que a padres de familia o líderes que toman decisiones en la Iglesia, todo con el objetivo de compartir la paz y tranquilidad que ahora vive desde la de fe, para que otros se den cuenta de que sí es posible.
Aquí el diálogo:
¿Cómo te diste cuenta de tu atracción por el mismo sexo?
La pregunta es algo difícil porque el darse cuenta de esta atracción es más bien un proceso, que incluso uno mismo puede tardar años en aceptar que está pasando.
Cuando era niño era pésimo en los deportes, me sentía mucho más cómodo dentro del aula, porque era muy bueno en la escuela. Esto llevó a que me aislara de las actividades con otros niños y buscara más la compañía de las niñas aunque dentro de mí deseaba ser como esos niños que -a mis ojos-, no les costaba nada hacer deportes en equipo y convivir entre ellos.
Creo que durante años me sentí “diferente” a los demás niños, una especie de complejo de inferioridad por el que repetía que yo era menos hombre que los demás niños. Sumado esto al bullying que sufrí, me convenció que efectivamente yo tenía algo malo. Durante mi adolescencia jamás me di la oportunidad de tener alguna novia, no obstante me di cuenta que podía tener oportunidad con algunas, pero no quería usarlas para “sentirme como los demás”.
Fue aproximadamente a los 15 años cuando, con total honestidad, me dije que estaba experimentando una atracción sexual por lo hombres.
Para decirlo de algún modo: lo acepté. Pero yo estaba convencido que no era algo bueno, algo que quisiera para mi vida. En ese tiempo no era un buen católico, quizás tampoco ahora, pero sabía que Dios no tenía planeado que me dejara llevar por esa atracción hacia los hombres. Simplemente me guardé el secreto y decidí que viviría solo el resto de mi vida. Más tarde me daría cuenta que no sería tan sencillo como me lo planteaba.
¿A qué atribuyes que hayas tenido estos impulsos?
Para empezar, me gustaría recalcar, siguiendo al terapeuta norteamericano Richard Cohen (experto en trabajar con varones y mujeres con una atracción homosexual no deseada) que la homosexualidad, o también llamada Atracción al Mismo Sexo (AMS) no es causada por factores genéticos, esto es, nadie nace homosexual. Hasta el día de hoy la ciencia no ha encontrado que la homosexualidad sea algo innato dentro de la sexualidad humana, por más que muchos científicos traten de avalar sus ideologías a costa de la ciencia. Hay que decirlo fuertemente: la ciencia no puede afirmar que ninguna persona nazca homosexual. La misma Sagrada Escritura nos lo enseña: “Dios creó a la humanidad a su imagen, a imagen de Dios la creó, varón y mujer la creó” (Gen1,27).
En Comprender y sanar la homosexualidad, Cohen afirma que la homosexualidad es un complejo fenómeno causado por la combinación de muchos factores, como el propio temperamento del niño, heridas emocionales provocadas por el padre o la madre, conflictos dentro de la dinámica familiar, abuso sexual, etcétera.
En mi caso (después de leer algunos autores y analizar mi crianza) me doy cuenta que los sentimientos homosexuales surgieron como una reacción ante el dolor.
Mi padre, al que amo y respeto, no ejerció un papel muy fuerte y activo en mi educación. No tengo muchos recuerdos en donde mi padre me esté enseñando “cosas de niños” como jugar al futbol, pescar o realizar un trabajo manual, a pesar que siempre estuvo en casa y fue y es un padre honrado y responsable. En durante la primaria algunos niños me molestaron con palabras hirientes. La gente no se imagina el efecto que causa en un niño pequeño que se le llame “joto” o “maricón”. Es un golpe a la mente y el corazón que aún me duele. Cuando recibía esas heridas, yo ni siquiera sabía qué significaban esas palabras ni por qué yo era blanco de esas burlas.
Creo que la homosexualidad surgió inconscientemente en mí como una forma defensiva de mi mente para llenar la falta de amor e identificación que todo varón debe recibir de otros hombres, comenzando por el padre, los hermanos, amigos y compañeros. Pienso que no “nací así”, y que en un momento de mi desarrollo emocional una serie de factores impidieron que mi natural heterosexualidad terminara de madurar.
¿Cuáles han sido los obstáculos más grandes que has encontrado en tu vida homosexual?
Si por “vida homosexual” nos referimos al período en que había optado por vivir conforme a una práctica homosexual, sí hallé algunos obstáculos.
Fue a mis 21 años cuando decidí “tener novio”. Cuando mi madre se enteró fue un cataclismo para ella, naturalmente. En realidad, en ese tiempo no me importaban los sentimientos de los demás, sino lo que yo pensaba que constituía el ejercicio de mi libertad y la búsqueda de mi felicidad. La tristeza de mi madre, pues, siempre fue mi mayor obstáculo. Por otro lado, los amigos a los que llegué a contarles esta nueva “fase de mi vida” me apoyaron, equivocadamente, a que siguiera adelante. Me sentía feliz de ser quien yo creía que era y recibir la aceptación de mis amigos, pero en el fondo de mi conciencia siempre tenía presente que no estaba siguiendo los principios morales de mi juventud, ni la voluntad de Dios, en Quien nunca dejé de creer, a pesar de mi vida pecaminosa.
Si se refiere esta pregunta a cuáles son las principales dificultades por experimentar atracción homosexual, creo que sería la co-dependencia emocional. Estuve en una relación de pareja por 3 años y, por más buena que fuera la intención de ambos, estuvo continuamente empañada de actitudes posesivas y celosas. Era difícil distinguir dónde terminaba él y dónde comenzaba yo. Además, a pesar de que nos jurábamos amor eterno, era común el que alguno de los dos cayera en algún desliz sexual con otras personas. Ahora comprendo que simplemente no éramos complementarios, y que nuestra hombría innata buscaba en otros hombres el vínculo roto con nuestro padre, algo que ninguna relación homosexual pueda restaurar.
¿En qué momento te diste cuenta de que querías renunciar a los actos homosexuales?
Desde que inicié esa vida siempre supe que estaba mal, que estaba en pecado. Intenté con todo mi empeño sacar a Dios de mi vida: dejé de frecuentar la misa, me alejé de amistades católicas, regalé los libros espirituales que antes apreciaba tanto. Aún y todo esto, mi conciencia me decía que no estaba haciendo lo correcto. Recuerdo que en esos tiempos soñaba constantemente con visitar diferentes templos y para mí era doloroso constatar cuánto extrañaba recibir la absolución del sacerdote durante la Confesión. Me dolía saber que no podía comulgar el Cuerpo de Nuestro Señor, y me aterrorizaba conocer de antemano el hecho que si moría en pecado mortal, me condenaría a un infierno eterno. Me di cuenta que quería volver a la fe, en la Iglesia, y decidí dar ese paso gracias a Dios, primero, y a un buen amigo que siempre me recordaba que Dios me amaba y me estaba esperando. Esto sucedió apenas hace tres meses, a mis 23 años. Volví a comulgar el 13 de mayo del 2017, el día de Nuestra Señora de Fátima. La Bendita Madre de Dios me trajo de nuevo a la Iglesia de su Hijo.
¿Cómo logras vivir tu castidad?
Con la ayuda de Dios, mi familia y algunos amigos. Es fundamental la vida de oración, cada día. Levantarse en la mañana, encomendar la vida a Dios, suplicar su gracia y ofrecer las alegrías y penas a Él, que “ayuda a todos los hombres, siempre y en todas partes”.
Me ayuda mucho ponerme en la presencia de Dios, el rezo de la Liturgia de las Horas, en la mañana y noche. La devoción a la Santísima Virgen María es una ayuda incomparable a través del rezo diario del Santo Rosario. Poner mi batalla por ser un hombre de Dios en las manos de su Madre me ha dado una paz y tranquilidad que el mundo jamás me dio.
La asistencia asidua al Santo Sacrificio de la Misa es vital. Ir entre semana a Misa, comulgar al Cordero de Dios, buscar frecuentemente la Confesión, visitar al Santísimo es parte que no sólo las personas que batallamos contra esta atracción debemos hacer, sino todo católico, porque la castidad es una virtud que todo bautizado debe buscar, no sólo los homosexuales. Esto por el lado espiritual.
Por el lado humano, el cultivar amistades sanas con hombres, realizar ejercicio físico, ocupar la mente y el cuerpo en buenas actividades para el espíritu, el apoyo de la familia, sobre todo de mis padres y hermanos ha sido también un fuerte incentivo para poner mi vida en manos de Dios, no desesperarme de este problema, y afrontar los retos que vengan. Actualmente estoy considerando buscar una ayuda psicológica especializada para disminuir mi atracción hacia los hombres, y si es posible, restaurar mi heterosexualidad. “El cambio es posible”, afirman muchos psicólogos, no obstante los medios de comunicación se empeñen en decir que no se pueden modificar los sentimientos homosexuales.
¿Qué opinas de la ideología de género y del activismo gay
La ideología de género parte del supuesto de que la sexualidad humana no tiene propósito alguno, de que es un hecho puramente cultural. , afirma que cada quien es libre de ser lo que quiera ser. Un hombre de 50 años puede pretender ser mujer por el sólo hecho de vestirse como una: es un absurdo.
El activismo gay, con el fundamento de esta ideología, aboga por convencer a la sociedad e incluso a la Iglesia que toda persona homosexual así nació y jamás cambiará, y que no le queda más que aceptar su destino. Nada más falso. Pienso que como miembros de la sociedad debemos luchar para que en las escuelas públicas no se enseñe este terrible error a los pequeños, algo que se pretende hacer a instancias del Gobierno Federal. Es ahí donde el papel formador de los padres de familia debe entrar en acción y educar a los hijos en los principios cristianos. Papás: si ustedes no hablan a sus hijos sobre la homosexualidad, otros lo harán.
¿Qué opinas de la postura de la Iglesia sobre la homosexualidad
Es verdadera y llena de compasión. El numeral 2358 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que: “Un número no insignificante de hombres y de mujeres presenta tendencias homosexuales arraigadas profundamente. Esta inclinación, desordenada objetivamente, constituye para la mayoría de ellos una prueba.” La Iglesia, como Madre y Maestra, nos afirma que no es pecado el mero hecho de sentir una atracción homosexual, sino el llevarlo a la práctica”.
En la Iglesia a existe un ministerio específico para homosexuales que quieran vivir castamente, llamado Courage. A mí me sirvió en mi adolescencia. Pero opino que la Iglesia podría ir un poco más allá de “solamente” proponer a los homosexuales el ser castos, pues podría también ayudar a que las personas que tenemos esta atracción podamos conquistar la heterosexualidad que Dios ciertamente nos dio, pero que por alguna razón se quedó bloqueada.
Las terapias de reorientación son prácticamente desconocidas para la gran mayoría de los católicos, e incluso están siendo prohibidas en muchos países por presión de los grupos gays. Como seres humanos tenemos derecho a que se nos brinde la ayuda para llegar a ser lo que Dios planeó para nosotros, como el casarse y formar una familia o consagrarse a Dios mediante la vida religiosa, pero eso sólo será factible cuando la persona con la atracción homosexual logre a madurar y superar los traumas que le causaron su homosexualidad. Pienso que la Iglesia debería ayudar más por esa línea, y no quedarse corta en proponer castidad “y ya”, porque la castidad es para todo cristiano, no sólo para los homosexuales.
- ¿Qué recomiendas a las personas que viven con AMS?
Si tú que me estás leyendo tienes una atracción sexual a personas de tu propio sexo me gustaría decirte que Dios te ama y ha sufrido contigo todas tus caídas. Él toca incansablemente a las puertas de tu corazón, creo que lo oyes, pero te da miedo dar el sí porque implicaría tomar decisiones fuertes, como lo sería terminar una relación sentimental con alguien que quizás ames. Te recomiendo que des ese paso, y te aseguro que Dios no te dejará solo por tu cuenta, e irá poniendo los medios y las personas para que seas un buen cristiano. Busca personas santas que te puedan guiar en este proceso. Yo en lo personal acudí con el padre Hayen, y desde la fecha ha sido un gran amigo y consejero. Somos muchos los hombres y mujeres que batallamos con esta situación y que no queremos vivir la mentira del “orgullo gay”. Busca ayuda y te darás cuenta de todas las personas que están dispuestas a tenderte la mano para que seas un hombre o mujer plenos en el camino de Dios.
Si el que lee estas líneas es un padre de familia, hermano, cualquier pariente o amigo de una persona que ha decidido vivir una vida homosexual, yo te diría que no te alejas de esa persona, que la ames como siempre lo has hecho o más incluso ahora, y que no dejes de rezar por esa persona. Papás: amar a sus hijos es amarlos en la verdad, no alienten que sus hijos se pierdan, busquen ayuda en santos sacerdotes o psicólogos con una visión cristiana de la sexualidad que puedan ayudarlos a tratar esta problemática. El promover este pecado en los hijos no nos hace ningún favor. Pero amen a sus hijos, siempre. La homosexualidad causa mucho dolor en el espíritu, y el rechazo y odio de los padres jamás ha servido de nada.
Por último, hombre o mujer que sientes deseos homosexuales: Dios siempre te va a esperar, no retrasas más tu conversión. Aprovecha tu vida, sálvala, y ofrécela a Dios. Él hace nuevas todas las cosas, y tú eres un amado hijo de Él, ¿qué no hará en ti?
Frases para destacar…
* Papás: si ustedes no hablan a sus hijos sobre la homosexualidad, otros lo harán.
* Pienso que la Iglesia debería ayudar más por esa línea, y no quedarse corta en proponer castidad “y ya”, porque la castidad es para todo cristiano, no sólo para los homosexuales.
* Hombre o mujer que sientes deseos homosexuales: Dios siempre te va a esperar, no retrasas más tu conversión. Aprovecha tu vida, sálvala, y ofrécela a Dios. Él hace nuevas todas las cosas, y tú eres un amado hijo de Él, ¿qué no hará en ti?
* Volví a comulgar el 13 de mayo del 2017, el día de Nuestra Señora de Fátima. La Bendita Madre de Dios me trajo de nuevo a la Iglesia de su Hijo.