Pbro. Omar Gutiérrez
Dentro de este tiempo de espera que es el adviento, se nos proponen unos ejemplos de personas para que sean guías en nuestro esperar.
Ahora se nos propone la persona de Juan el Bautista.
Juan es plenamente consciente de su misión, vocación o llamado que fue el de preparar el camino al Señor
El corazón de su predicación es el anuncio del profeta Isaías : “Voz del que grita en el desierto: preparen el camino del Señor, enderecen sus caminos”
Cuando un rey visitaba una ciudad, los ciudadanos debían preparar el camino. Era un trabajo muy intenso: trabajos enormes de tierra, rellenando lo que estaba bajo y bajaban lo que estaba elevado (cualquier parecido con la realidad, es una coincidencia)
Esos reyes, por lo general, imponían más impuestos.
Nosotros preparamos el camino a quien es Rey, que no viene a imponer cargas, sino que viene a liberarnos y viene a darnos su amor y su vida eterna.
Por eso debemos de tener conciencia de con cuánto amor debemos de preparar su camino.
El camino que debemos preparar es nuestro corazón y esto quizá sea más difícil que preparar carreteras, porque esto implica abrir el corazón y dejar que Jesús entre, se quede y reine en nuestro corazón
Se trata de entregar nuestra vida total a Él.
Muchas veces nuestro corazón está dominado por el egoísmo y por muchas clases de pecado y este es ya nuestro modus vivendi, porque hay muchos pecados que ni siquiera los reconocemos como pecado.
Hoy se nos hace un llamado a la conversión. Todos necesitamos conversión.
Se trata de hacer un examen de conciencia con rigor y entrar en una disciplina que nos lleve a un cambio de vida.
Esto fue lo que hizo Juan el bautista en el desierto.
Este es un llamado de Dios a través de Juan el Bautista, para que no caigamos en un rito solo externo y sigamos como antes.
Este es un tiempo de trabajo intenso en nuestro interior para lograr nuestra propia conversión
¿Qué es lo que tengo que cambiar en mi corazón?; ¿Qué está sobrando?; ¿Qué está faltando?
Quizá ya hemos preparado muchas cosas para vivir al máximo la navidad, pero nuestro corazón ¿ya está preparado? Aún es tiempo
Juanito, tenía seis años de edad y quería mover de su lugar una gran maceta.
Sudaba, lloraba, gritaba, se desesperaba, pero no podía moverla ni un solo centímetro.
El papá lo estaba viendo y le preguntó: “Juanito, ¿ya utilizaste todos, pero todos los recursos para poder mover esa maceta?”
Y Juanito le dice: “ya papá”
Y el papá le responde: “No es cierto Juanito, tu papá está aquí mirándote, y no le has pedido que te ayudara”
El preparar nuestro corazón no se trata de hacerlo solos, ni llevarse todos los méritos por eso.
Dios quiere ayudarnos a preparar ese corazón para su Hijo Jesús
Dios todos los días sale a nuestro encuentro, pidámosle la ayuda necesaria
No seamos soberbios.
Con la ayuda de Dios es más fácil preparar una digna morada a Jesús en nuestro corazón, porque ya se acerca.