Diana Adriano
En un esfuerzo por mantener viva la memoria de Padre Pío en la diócesis local, la comunidad María Mediadora de Ciudad Juárez trajo a esta comunidad la conferencia de Beatriz Alfaro, una mujer que ha dedicado su vida a difundir la vida y obra de Padre Pío y llevar una reliquia de segundo grado del santo, para su veneración.
Fue el pasado 30 de octubre cuando la Comunidad María Mediadora recibió a Beatriz Alfaro, quien llegó desde Costa Rica para compartir su testimonio de vida y su conexión con el Santo Padre Pío.
La mujer expuso anécdotas personales y profundas experiencias espirituales relacionadas con el Padre Pío. A la par, se mostró una reliquia de segundo grado del Santo Padre Pío -consistente en un guante- colocada en una vitrina especial, donde los fieles la veneraron.
Una gran reunión
Fueron alrededor de 400 las personas que acudieron a la charla de Beatriz y primera exposición de la reliquia del padre Pío, en la sede de la Comunidad María Mediadora.
Pero la reliquia, junto con Beatriz Alfaro, visitó otras comunidades de la diócesis, donde fue recibida con entusiasmo y devoción: primero en Nuestra Señora del Carmen, luego en Mater Dolorosa y finalmente en la parroquia Santos Mártires Mexicanos.
Saúl Amparán, coordinador de CMM, y su equipo, agradecieron la presencia de los fieles y compartieron su satisfacción por el éxito de esta emotiva visita, seguros de que eventos como este demuestran que la influencia espiritual del padre Pío trasciende el tiempo y el espacio.
Hija espiritual
Originaria de Costa Rica, Beatriz Alfaro compartió su camino de conversión con los fieles juarenses que la escucharon en sus ponencias.
Dijo que fue en un momento de profundo dolor en su vida familiar cuando buscó refugio en su fe y comenzó a asistir a las «Horas Santas», en las cuales encontró consuelo y liberación para su sufrimiento.
Sin embargo, un giro inesperado en su devoción se produjo cuando el sacerdote que dirigía las Horas Santas anunció su partida de la comunidad. Al consultarle ¿y ahora qué voy a hacer yo?”, el sacerdote le dio una respuesta que la serenó de manera permanente:
“El que se va soy yo, pero El que ha hecho todo por ti, se queda”.
Beatriz también recordó el momento en que se acercó a una misa del Padre Pío, en San Giovanni Rotondo, Italia, donde vio un cuadro con el rostro del santo.
“Vi en su rostro a un padre. Sentí una ternura en mi corazón y le dije a mi mamá que nos acercáramos para ver de qué se trataba esa misa», recordó Beatriz, consciente de que ese simple gesto de curiosidad marcó el comienzo de una transformación espiritual en su vida.
Durante la misa del Padre Pío, Beatriz experimentó un encuentro extraordinario que la conectó con el santo de una manera que nunca antes había experimentado.
“En esa misa, conocí al Señor y me enamoré de Él y de la forma en que el Padre Pío reflejaba a Cristo», compartió Beatriz.
Dijo que este momento se convirtió en un punto de partida para una relación más profunda con el Padre Pío y una vida de devoción que finalmente la llevó a ser portadora de una reliquia de segundo grado del santo, la cual lleva a diferentes sitios a donde la invitan a compartir su experiencia y devoción.