Diana Adriano
En el marco de la fiesta de su santa patrona el pasado 22 de mayo, la pequeña comunidad de la capilla Santa Rita de Casia, perteneciente a la parroquia Nuestra Señora del Pilar, realizó la bendición de la torre donde está colocada la campana que es utilizada para llamar a actividades.
El padre Fernando Valle, párroco de la comunidad, explicó que la campana estuvo guardada por más de 15 años, por lo que los fieles asistían y vivían los momentos de la Santa Misa, sin escuchar el tradicional repique de las campanas.
“Hoy celebramos Santa Rita, fiesta de nuestra capilla, se nos presentó la oportunidad de bendecir la torre que sostendrá la campana que nos congregará en torno al Señor, como esa voz de Dios”, expresó el presbítero.
Gran devoción
El sacerdote compartió que la comunidad, que se encuentra enclavada en la colonia Salvárcar, tiene una gran devoción a su santa patrona, quien es conocida como la abogada de las causas imposibles.
Como se sabe, Santa Rita es la mujer del amor incondicional a Dios, la hija que supo obedecer a sus padres, la esposa que amó y supo hacer feliz a su esposo, y que se entregó por entero a sus hijos, como una buena madre.
Ella supo perdonar sin condiciones y aceptó participar en la cruz de Cristo con una espina de su corona.
“Algo que siempre ha caracterizado a esta pequeña comunidad es la gran devoción y su amor a Dios y a Santa Rita. La comunidad se encuentra rodeada de muchas congregaciones de otras creencias y aun así, ellos son constantes y coherentes en su fe”, añadió el sacerdote.
Durante su mensaje, el padre Valle invitó a la comunidad a seguir el ejemplo de Santa Rita de Casia y seguir al Señor pese a cualquier circunstancia.
“Quiero pedir que recordemos que Santa Rita siempre sale a interceder por las personas que tienen penas y angustias. El día de hoy le pedimos su intercesión por la paz del mundo y de nuestro México, además por todos nuestros hermanos sacerdotes que se encuentran enfermos, para que su proceso de recuperación siga avanzando”, añadió el padre Valle.
Al concluir la celebración de la Santa Misa, todos los fieles devotos se dispusieron a disfrutar de las riquísimas enchiladas y gorditas que los servidores de comunidad prepararon.