Sin duda que combatir la envidia debe ser algo de prioridad si queremos tener un alma saludable y próspera.
El pecado capital de la envidia que todos llevamos dentro, existe como un efecto del pecado original, este puede literalmente destruirnos, tanto como a muchos otros, si no es reconocido, resistido, rechazado y conquistado a través de la gracia de Dios y de nuestra propia determinación.
A continuación presentamos algunos pasos positivos que podemos tomar para combatir la envidia y así conquistar este grave pecado capital.
1.Admitir la envidia con honestidad
Si no admitimos honestamente y buscamos encontrarnos con la realidad de la envidia en nuestros corazones, nunca seremos capaces de conquistarlo. La ceguera hacia los defectos no nos ayuda a conquistarlos, sino que al contrario, los exacerba.
Hay una expresión que lo resume todo: no hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Cuántos alcohólicos nunca admiten su adicción y su problema hasta que mueren jóvenes de alcoholismo.
2.Confesar la envidia
Ceder voluntariamente a la envidia es un pecado. Es por ello que llevar ese pecado al Sacramento de la Confesión tiene como resultado la sanación, porque el sacramento de la Reconciliación, a través de su gracia, es sanación para nuestra alma de la enfermedad mortal del pecado. Trata de combatir la envidia con la Confesión frecuente.
3.Agare contra
Esta es una expresión ignaciana que significa: no cedas a ellos, pero haz lo opuesto. En lugar de herir a una persona con tu envidia, hazle bien con la oración o con acción.
Ora por él o por ella
Una vez que nuestras malas tendencias -específicamente la envidia- es llevada en oración, entonces Dios puede obrar milagros ¡Él puede mover las grandes montañas de nuestro orgullo, ira y envidia!
Déjalo ir y déjaselo a Dios. Porque nosotros mismos somos en esencia débiles y miserables.
5.Hacer cumplidos
Hay muchas formas de combatir la envidia y esta es una de las que mas me gusta. Cuando la envidia echa raíces en un corazón, la tendencia con respecto a lo que hablamos, es criticar, murmurar, denigrar y rebajar a las personas.
Para combatir la envidia y conquistar ese terreno árido, debemos alabar y hacerle cumplidos a él o a ella acerca de sus buenas cualidades. Haz esto en su presencia y en presencia de otros.
6.Da gracias a Dios
Da gracias a Dios desde el fondo de tu corazón por los maravillosos talentos que les ha dado a las personas en este mundo, pero especialmente a la persona que más envidias. ¡Qué tonto es envidiar!
Lo que estamos envidiando simplemente es un talento que Dios le ha dado a otro y que ha sido reconocido y cultivado ¿Por qué envidiar los dones de Dios?
7.Cultiva el espíritu de equipo
En un equipo de béisbol, si un jugador anota el batazo que consigue la carrera del gane, no es un jugador individual el que gana el partido. El equipo completo gana.
Cuando oramos a nuestro Padre, reconocemos que Dios es padre de toda la humanidad y que cada uno de nosotros en particular, es Su hijo. Eso quiere decir que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre celestial. Es por ello que su victoria es mi victoria. Su derrota es mi derrota.
Recordemos las palabras del apóstol san Pablo al respecto:
Regocíjense con aquellos que se regocijan, lloren con aquellos que lloran.
¿Por qué no regocijarnos con otros en sus victorias espirituales? La tierra ha sido elevada más cerca del cielo.
- Reconoce tus propios talentos
Una parábola que se ha compartido muchas veces se encuentra en el capitulo 25 del evangelio de san Mateo.
Tres hombres reciben talentos. Dos de ellos duplican los talentos con trabajo duro. El último, debido a su miedo y a su holgazanería, cavó un hoyo y escondió los talentos bajo tierra. A su regreso, el maestro les hace una rendición de cuentas. Los primeros dos trabajadores que son fieles y buenos trabajadores, son alabados y premiados por su dedicación. Sin embargo, el sirviente perezoso que escondió su talento debajo de la tierra, fue castigado.
¡Todos nosotros tenemos talentos! Arte, voz, música, deportes, estudio, comunicación, pintar, escribir, cocinar, orar, espiritualidad, todas estos son dones que el Señor nos ha dado y que pueden ser cultivados y prosperados y por el uso de ellos, cultivar una Civilización del amor… o pueden dejarse perder, que se oxiden, que se deterioren y decaigan.
Es importante que nosotros nos ocupemos de descubrir nuestros específicos talentos y que los cultivemos al máximo. Esto es una forma de combatir la envidia, pues, al hacer esto, no nos estaremos enfocando en los talentos y el éxito de nuestro rival, ni permitiremos que la envidia se posesione o conquiste nuestros corazones.
En la famosa historia del juglar de Notre Dame, un joven entra al convento. Siendo incapaz de estudiar bien o de recibir los sublimes dones místicos, se siente que no tiene nada que ofrecerle a Dios o a su comunidad. La única cosa que puede hacer es malabares. Así que, frente a la imagen de Nuestra Señora, él hace sus malabares en silencio y escondido.
Nuestra Señora, viendo sus actos, sonríe profundamente. Este fue el don que le pudo ofrecer a Dios y a Nuestra Madre Santísima ¿Qué tipo de actos malabares puedes hacer tú para Dios y evitar enfocarte en los talentos de otros y sucumbir a la envidia?
- El Magnificat de María
Recurre a María y ora ante ella cuando te sientas tentado a caer en la envidia. Di rápidamente una Ave María cuando quieras ser tentado por los celos. Sé agradecido y alaba a Dios con el himno de alabanza de María “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador”.
Combatir la envidia puede resultar en extremo beneficiosos para tu alma. Con un alma más pura, tus oraciones llegarán al cielo como incienso hacia el trono de Dios.
10.Lista de agradecimientos de san Juan Berchmans
En la vida del joven jesuita san Juan Berchmans hay un incidente muy recordado que se refiere al tópico de conquistar y destruir la horrible cabeza del demonio y de la envidia.
Juan vivía en una comunidad con hermanos y sacerdotes. Lleno de un auteéntico espíritu de caridad, san Juan estaba muy atento sobre los talentos y dones que Dios les había dado a todo los miembros de su comunidad. Entonces san Juan escribió una lista a todos los miembros de su comunidad jesuita.
Luego, a cada uno de ellos le escribió una virtud y un atributo postiivo y con eso compuso una letanía de acciones, de gracias para Dios por esas virtudes. Estaban todos los nombres, menos uno. ¿Adivinen de quién?
¿Por qué no haces una lista de tu familia y a la par de sus nombres, escribe un atributo positivo y le das gracias a Dios por ese don? Una gran forma de combatir la envidia.
(Publicado originalmente en pildorasdefe.net)