Para vivir la Jornada Mundial de los Pobres, presentamos las sugerencias que nos ofrecen sacerdotes y religiosas que trabajan con los pobres de Ciudad Juárez…
Ana María Ibarra/ Claudia Iveth Robles
Hoy domingo 19 de noviembre, en el trigésimo tercer domingo ordinario del Tiempo Litúrgico, La Iglesia Católica celebra en todo el mundo la Primera Jornada Mundial de los Pobres.
Esta Jornada fue instituída por el Papa Francisco, quien quiso mediante ésta, prolongar la acción vivida en el Año de la Misericordia, celebrado del 2015 al 2016.
De acuerdo al llamado del Papa Francisco, esta Jornada tiene como objetivo estimular a los creyentes para que dejen atrás la cultura del descarte y del derroche, y empiecen a interiorizar la cultura del encuentro.
También intenta animar a todas las personas a ser solidarios con los pobres, como un signo de fraternidad, independientemente de las creencias religiosas.
Es por ello que en esta edición de Periódico Presencia presentamos algunos consejos que nos ofrecen sacerdotes y religiosas dedicados a la atención a los más pobres, para que podamos, como católicos comprometidos, responder al llamado del Papa Francisco en esta Primera Jornada Mundial de los Pobres.
Un mundo más igualitario
Con 23 años dedicado a atender a los pobres, en busca de ofrecer los medios y las instituciones que respondan a sus necesidades, el padre Aristeo Baca, fundador del Complejo Desarrollo Comunitario Santa María, motivó a la comunidad a asumir el compromiso cristiano desde el llamado del Papa Francisco para crear un mundo más igualitario, pues, dijo, “todos tenemos derecho a tener una vida digna y de calidad”.
“Esta reflexión es ir a las raíces divinas porque Cristo asumió la pobreza como una forma de vida. Es una enseñanza, no sólo para los consagrados, sino para todo cristiano”, dijo.
Aquí sus consejos:
- Amor y Caridad
Asumir la pobreza con amor, con un gran anhelo de compartir no solo los bienes materiales sino la propia persona. Tener una actitud de desprendimiento para compartir con los pobres lo que Dios nos ha dado.
- Acercamiento
Aceptar, ver y convencerse de que este acercamiento no es una concesión gratuita de parte nuestra, desde nuestro papel protagónico o de supremacía, sino que es una gracia de Dios. Los pobres nos enseñan lo que es la ternura, el amor, la paciencia para enfrentar los problemas. Entender que los pobres no son alguien que nos molesta, sino que nos ayudan a recordar el verdadero sentido de la vida, que es la cercanía con la gente.
- Seguir las huellas de Jesucristo
Siendo los pobres los privilegiados y los bienaventurados de Cristo, puesto que Él asumió la pobreza en su propia persona, debemos ver como una lección divina que los bienes materiales son absolutamente algo relativo. El absoluto es el amor a Dios que se refleja a partir de su ejemplo y el acercamiento con el pobre. Sé que el asistencialismo no es la solución a la pobreza, pero mientras se modifican las leyes y los artículos en la Constitución, hay que remediar el hambre, la desnudez, el frío, la ignorancia de la gente humilde. Esa escuela que fijó Cristo es para todos nosotros, particularmente para los consagrados. Debemos seguir las huellas de Jesús, no las que nos marcan la posesión de bienes.
- Una fe con obras
Los pobres son la ocasión para hacer efectiva nuestra fe. Debemos darnos cuenta que ellos propician nuestro amor concreto, ellos posibilitan la verdad de nuestra fe, como dice Santiago: “no hay fe sin obras”. Una fe sin obras está muerta. Debemos acercarnos a estas enseñanzas, como dice el Papa, para darnos cuenta cómo la pobreza es una escuela de actitud ante la vida y ante los bienes.
- Vivir la fraternidad
Acercarnos a los pobres no como un mesías, ni con actitud de superioridad, sino con actitud de fraternidad para compartir con ellos lo que somos, lo que tenemos. Es ocasión para experimentar la suprema libertad que denota una persona que no está sujeta su vida a la posesión de bienes. Un hombre rico no es el que necesita más dinero, sino el que necesita menos. Un hombre supremamente rico es el que no necesita dinero para disfrutar de la vida, y los pobres lo han encontrado, su situación de marginación los ha hecho más sensibles a esto.
- Hacer a un lado el afán por acumular
Debemos relativizar las riquezas y absolutizar a Dios. En Él el hombre encuentra el sentido de la vida, en el ejemplo que Cristo vino a darnos frente a la riqueza. Él era tan pobre que nunca tuvo un bolsillo, era tan pobre que ni siquiera la efigie del César en la moneda le era conocida. Debemos volver a las raíces. La pobreza es un valor muy grande, que cuando se vive en el sentido evangélico, se encuentra tan pequeño cualquier otro objetivo en la vida como tener un auto último modelo, andar vestido con ropa de marca, andar viajando. Eso no tiene sentido si no está uno detrás de un Cristo humilde, cercano a la gente, haciendo el esfuerzo por sacarla de esa situación mediante una educación liberadora.
Amar hasta que duela
Convencido de que nadie es tan pobre que no pueda compartir, el padre Hugo Muñoz, con más de 20 años en la comunidad de San Lucas Evangelista, inició en aquel sector una obra en favor de los más necesitados. Recibió siempre el apoyo de su comunidad, que, a pesar de sus carencias, se ha enseñado a compartir.
Hoy, el padre Hugo anima a los juarenses a atender el llamado del Papa Francisco para esta Jornada Mundial de los pobres:
“Es impactante la forma en que el Papa vive esa solidaridad con el más necesitado. Él vino a Juárez como Jesús, en busca del más necesitado. Lo hizo venir la pobreza y la necesidad de ese Dios tan necesitado de venir a Juárez. Se fue impactado de ver la pobreza espiritual y material”.
Y nos ofrece estos consejos:
- Compartir
Nadie es tan pobre que no pueda dar. Darnos cuenta que siempre vamos a tener para poder compartir. Siempre me hna impactado palabras de la Madre Teresa de Calcuta, que hay que saber compartir todo lo que puedas “hasta que nos duela”.
- Darnos cuenta de las necesidades
Hacernos consientes de que alrededor nuestro siempre hay gente en necesidad, que no come, que pasa mal día. Tenemos experiencia de niños que no conocían la carne, hay gente que no come cierta comida porque no la conocen. Me siento afortunado porque aunque nací, en cuna de una familia humilde. Gracias a Dios nunca faltó nada en medio de la pobreza. Recordemos que unas de las obras de misericordia son dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, y desde ahí es el llamado del papa a colaborar, hacer nuestras las obras de misericordia.
- Pasar a la acción
En esta Jornada Mundial de los Pobres hacer una listita de colaboración con mi comunidad, acercarme al párroco, que a veces es el que conoce las necesidades, preguntar en qué se puede apoyar. A veces el destino que se da a su aportación no va a los verdaderos necesitados. Buscar ayuda de quien me oriente.
Una gran oportunidad
Monseñor Mariano Mosqueda, quien preside la asociación civil Signos de Amor, que ha atendido durante años a personas en necesidad, recuerda con mucha alegría haber convivido con leprosos, con enfermos de Sida, niños con hambre, drogadictos y alcohólicos.
La oportunidad que ha tenido, a lo largo de su ministerio, de convivir con los necesitados, le hacen reconocer como muy puntuales las palabras del Papa Francisco para esta Jornada Mundial de los Pobres, en el sentido de que ellos no son un estorbo, sino una oportunidad de acercarse a Dios a través de ellos.
Por ello, monseñor Mosqueda recomendó:
- Quisiera recordarles que hay tantas pobres que nos necesitan, que, como dice el papa, muchas veces honramos a Cristo en la Eucaristía, con cantos, gestos, sin embargo al Cristo presente entre nosotros, a veces no le tendemos la mano. Hay que fijarnos en ellos.
- Estar muy atentos a las necesidades, concretamente de los ancianos y los enfermos pobres, para llevarles lo que verdaderamente necesitan y no lo que ya no nos sirve.
“A veces llevan costales de ropa a los internados, y en ocasiones ya no se halla qué hacer con tanta ropa”, reconoció.
A veces no vemos necesidades básicas como podría ser una escoba, un trapeador, o también la alimentación, ya que todos los días las personas comen, y siempre se emplean las despensas de comida. Es la obra de caridad “dar de comer al hambriento.
- Acercarse a los pobres no solamente una vez en la vida, o por esta Jornada o por Navidad, sino, como dice el papa, permanentemente, “ir haciendo esa conciencia del amor a los pobres y concientizarnos de vivir una jornada permanente en apoyo a los pobres”, dijo.
Jesús Sacramentado y los pobres
Desde su espiritualidad como hermanas Siervas de los Pobres, las religiosas cuya misión llevan a cabo en la parroquia Virgen de la Luz, compartieron algunos consejos para responder al llamado del Papa en esta Jornada Mundial de los Pobres.
- No hagan diferencia entre el pobre que sufre y Jesús Sacramentado
Que la celebración de la Eucaristía y Horas Santas, en la que Dios se nos da y se nos Comparte como pan, empiecen y culminen con el encuentro y compartir, con una familia pobre de mi barrio o comunidad.
- Dar un bocado a Jesús en la persona de los pobres.
Que cada uno, quite de su comida diaria un “bocado”, para darlo a Jesucristo en la persona de los pobres y exhorten a sus familias a hacer lo mismo. La compasión hacia ellos se convertirá en algo normal.
Comparte un día de tu comida con una persona o familia necesitada. O invítala a comer con tu familia.
- Si cada familia comparte un “bocado” con los pobres, no habrá manos pidiendo pan
Invita a algunos vecinos de tu barrio o Ministerio a recorrer las calles por donde viven. Platiquen y acuerden visitar a quien sepan o vean con más necesidad (personas solas, enfermos, pobres…).
- Compartir en justicia y misericordia
La caridad acerca los ricos a los pobres, devolviendo a ambos, su dignidad de hijos y de hermanos” quedan así unidos por este vínculo.
Haz un recuento de todos los “bienes” que posees y haz recibido de parte de Dios. Después, comparte en justicia y misericordia, un “poco” o “mucho” de eso, con alguien de tu familia, barrio o comunidad, que está pasando una fuerte necesidad.
Ante la MADRE TIERRA que “gime dolores de parto” (Rom 8), al empobrecerla de diversas maneras, me organizo con mi familia y vecinos, para promover la Vida en mi entorno.
Trabajo de bendición
La hermana Gabriela Duran, religiosa Dominica de la Doctrina Cristiana, es directora de la Guardería y preescolar que sostiene su congegación en la Colonia Tierra Nueva, al suroriente de la ciudad.
Para ella, trabajar con y para los pobres es una bendición, y fueron ellos quienes la motivaron a responder al Señor en su consagración.
La religiosa compartió las siguientes reflexiones y consejos para poner en práctica con los pobres.
- Trabajar para la gente pobre es caminar junto a ellos, descubrir en ellos el Reino de Dios. Se debe empatizar con ellos, saber lo que están sufriendo, lo que pasan cada día, sus preocupaciones. En resumen, hacerse uno de ellos.
“Caminar junto con ellos los hace sentirse acompañados y al mismo tiempo es un misterio, porque parece que al trabajar para ellos tú los vas a ayudar, cuando realmente son ellos los que te enriquecen a ti”, dijo.
- Hay que tener presente que los pobres descubren la felicidad en el Reino de Dios. Sienten que Dios está cerca a través de las personas que los acompañan, y eso los hace felices.
“He descubierto en la gente de escasos recursos la felicidad de no necesitar mucho para vivir. Trabajar para ellos es ir palpando lo que dice el Evangelio en Mateo 11,5 (…y la Buena Nueva llega a los pobres)”, expresó la religiosa.
- Recordar que la opción por los pobres no es nada más de los consagrados, o de unos cuantos, sino que es la opción que hizo Jesús: se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Y es la opción de todos los cristianos.
“Entonces hacernos pobres y enriquecer a los pobres, nos hace ricos a todos. Es la misión de todos los cristianos: vivir de una manera sencilla, y optar por ayudar, acoger, evangelizar e integrar a las personas que tengan menos oportunidades que nosotros”, puntualizó.