La hermana Luz del Carmen, Oblata de Santa Marta, llegó a sus Bodas de Oro como religiosa y lo celebró en el corazón de la Diócesis.
Diana Adriano
La hermana Luz del Carmen Cuautle Meléndez, perteneciente al Instituto de Hermanas Oblatas de Santa Marta, celebró con gran alegría sus 50 años de vida consagrada.
Hizo su celebración en una misa de acción de gracias realizada en la capilla central del Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, donde toda la familia de esta casa de formación se reunió en acción de gracias por estas Bodas de Oro.
“Me siento feliz de haber sido fiel con el Señor durante 50 años y que él me concediera el don de llegar a este momento de mi vida como consagrada”, expresó con gran regocijo la hermana Luz del Carmen.
Acción de gracias
Fue el obispo don José Guadalupe Torres Campos, el encargado de presidir la santa misa, concelebrada por los padres formadores y el padre Juan Manuel Orona, rector del Seminario.
Durante la homilía el obispo dirigió su reflexión a la hermana Luz del Carmen, primeramente dando gracias a Dios por sus 50 años de vida consagrada.
“50 años de ser portadora de la luz de Cristo. En la procesión de entrada usted sujetaba una lámpara y esa luz de Cristo que brilla por su entrega en todos, cumpliendo lo que pide el Evangelio; permanezcan en mi amor”, expresó don Guadalupe.
También compartió su alegría con la religiosa y mencionó que desde el nombre refleja que es toda de Cristo y de María.
“Ha sido usted, hermana, Luz por su nombre y luz por permanecer en Cristo. Con su gran ejemplo nos enseña a poner la Eucaristía como centro de nuestras vidas”, agregó.
Después de las palabras del obispo, la religiosa se puso delante de él y su superiora para renovar sus votos de pobreza, castidad y obediencia.
“Que Dios la siga bendiciendo para que siga permaneciendo en fidelidad, con entrega y amor. Que la Virgen María la siga acompañando durante su caminar, como lo ha hecho hasta ahora”, finalizó el obispo.
Para concluir la celebración de ese día, se realizó una convivencia en la que se hicieron presentes todas las Oblatas de Santa Marta que prestan sus servicios en la diócesis.
Impulsada por Cristo a permanecer en fidelidad
La hermana Luz del Carmen, relató que fue a la edad de 22 años cuando ingresó al Instituto de las hermanas Oblatas de Santa Marta, en Saltillo
“Cuando yo hice mis primeros votos, yo le juré a Dios serle fiel hasta la muerte y me sentí también feliz por haber abrazado la vida religiosa. No me importó el mundo al entrar joven, yo preferí seguir al Señor que tomar otro modo de vivir, como el matrimonio”, explicó la religiosa.
Sin embargo, la religiosa también recordó el momento cuando, días antes de recibir el hábito, en un momento de desesperación, tomó la decisión de regresar a su casa y dejar la congregación.
“Cuando recién llegué nos mandaron a servir en el Seminario de Aguascalientes, era un trabajo muy duro porque eran más de 160 jóvenes y le dije a mi superiora que yo mejor me regresaba a mi hogar”, relató.
Recordó que la madre superiora le dio para el pasaje de regreso, sin embargo, la noche antes de irse tuvo un sueño que cambió el rumbo de su vida.
“Soñé que ya me iba con mi maleta y al abrir la puerta de la calle mire un Cristo tirado a los pies de la puerta, me devuelvo a dejar la maleta para recogerlo y cuando meto las manos a la cruz para levantarlo, escucho una voz que me dice… ‘Si te vas a ir pasa sobre mí, no me levantes’”, dijo.
Durante el sueño, fueron tres ocasiones que el Cristo en la cruz le dijo estas palabras a la ahora religiosa y relata que, al momento de despertar, se dirigió de prisa al Sagrario y se puso a orar.
“En ese momento comencé a retomar otra vez mis ganas de quedarme y mi madre fundadora, María de Jesús, me dijo ‘Tú tienes algo que decir, ¿por qué estás aquí?’… porque ella sabía que yo me iba a ir”, agregó.
“En ese momento, ella me dijo: ‘Si el Señor te trajo aquí es porque te ama y pase lo que pase tú siempre tienes que permanecer y seguir firme, relató.
“Recuerdo eso con mucho cariño… y al final de cuentas recibí el hábito”, finalizó la festejada.