Diana Adriano
Con una energía desbordante y un compromiso inquebrantable, cerca de 900 monaguillos se congregaron en el Seminario Conciliar el pasado 4 de noviembre para vivir su retiro anual diocesano.
Este evento, que ha llegado a convertirse en una tradición anual muy esperada, reunió a niños y adolescentes de diversas parroquias de la diócesis, quienes se destacan por su dedicación y entusiasmo en el servicio litúrgico.
La jornada fue organizada por la Dimensión de Liturgia, que encabeza el padre Leonardo García, párroco de Cristo Rey.
En búsqueda de la santidad
Durante el retiro, los monaguillos participaron en una serie de actividades formativas y espirituales diseñadas para fortalecer su compromiso con el servicio en el altar.
Se presentaron charlas formativas por parte del padre Jesús Salinas – quien acompañó a los niños- , mientras que las hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana estuvieron acompañando a las niñas con temas como la importancia de su rol en la liturgia, la búsqueda de la santidad en la vida cotidiana y el significado de la fe en la vida de un monaguillo.
El lema del retiro, «Sirviendo en el altar, buscamos la santidad», fue el hilo conductor de todas las actividades, recordando a los jóvenes que su servicio en la Iglesia va más allá de las tareas litúrgicas y tiene un profundo impacto en su propio camino espiritual.
Los participantes expresaron su gratitud y alegría por la oportunidad de participar en este retiro anual, que fortalece su compromiso con la Iglesia y les inspira a seguir buscando la santidad en sus vidas.
Encuentro con el obispo
Uno de los momentos más esperados fue la visita del obispo don José Guadalupe Torres Campos, quien hizo tiempo en su apretada agenda para llegar y dirigirles alentadoras palabras, en la Capilla Central del Seminario.
Don Guadalupe reconoció la vitalidad y la energía propia de los jóvenes monaguillos, destacando la importancia de su labor en la diócesis, así como les agradeció su dedicación y empeño en el servicio, así como su presencia en el evento.
El obispo expresó su alegría de ver a los jóvenes monaguillos tan activos, dinámicos y entusiastas desde temprana hora de la mañana. Hizo hincapié en que siempre valora su servicio en las parroquias, donde demuestran estar bien preparados, atentos y dispuestos a aprender para realizar el importante servicio en el altar.
Asimismo, resaltó la trascendencia de la presencia de los monaguillos en la celebración de la misa, afirmando que «En una misa en la que no hay monaguillos, uno se pierde».
El obispo elogió la valiosa contribución de los monaguillos en la liturgia y su apoyo esencial tanto para él, como para todos los sacerdotes. Luego invitó a todos los asistentes a continuar preparándose para servir a Dios con alegría.
Igualmente los animó a perseverar en su compromiso, fortaleciendo así su conexión con la Iglesia y su búsqueda de la santidad en sus vidas.