Diana Adriano
En una emotiva muestra de solidaridad transfronteriza, la comunidad binacional Chihuahua Texas y Nuevo México se reunió en torno al Río Bravo el pasado sábado 04 de noviembre para conmemorar el Día de Muertos con una Misa Binacional en honor a los migrantes que perdieron la vida en su travesía rumbo a Norte América.
Este año, la misa se realizó en el Río Bravo, pero a la altura de la Casa de Adobe. Y fue un llamado a la reflexión sobre las dificultades que enfrentan los migrantes, así como un homenaje a los más de 600 migrantes fallecidos, tan solo en esta zona fronteriza, en lo que va del año, según reportes oficiales (686 muertos).
Como es tradición, celebraron la Eucaristía los tres obispos de esta región fronteriza: Monseñor Peter Baldacchino, obispo de Las Cruces; monseñor José Guadalupe Torres, obispo de Ciudad Juárez; y monseñor Mark Seitz, obispo de El Paso, Texas, quienes junto a algunos de sus sacerdotes oraron por las víctimas del racismo, la violencia, el maltrato y la trata de personas, destacando la necesidad de un mundo más comprensivo y acogedor.
Justo en el centro de Río Bravo que divide México y Estados Unidos, y como gesto simbólico de unidad, se construyó un puente de madera que recordó a la comunidad la importancia de tender la mano y trabajar juntos.
Y en este sentido se pronunciaron los líderes religiosos, haciendo un llamado a los gobernantes y legisladores para que regulen la migración de manera justa, con el objetivo de favorecer a los migrantes y refugiados.
Compromiso como Iglesia
El obispo de Ciudad Juárez instó a la comunidad a pedir los difuntos migrantes, pero también a un compromiso como Iglesia y como sociedad en favor de las personas en movilidad.
“De la celebración de la fe a la práctica, de la misericordia, a la acogida, para promover, proteger e integrar a nuestros hermanos migrantes y refugiados que tanto sufren», dijo.
La Misa Binacional por los Migrantes fallecidos reunió a varias personas que trabajan por los migrantes en ambos lados de la frontera, quienes portaron banderas de México, Estados Unidos y de diversos países de Centro y América del Sur, origen de cientos de personas que han llegado hasta la frontera en busca de una vida mejor y origen de algunos de los fallecidos este año.
Signo de peregrinar
Fue el obispo de Las Cruces quien presidió la Eucaristía y recordó la imagen de Cristo Rey -que se ubica cerca de la zona fronteriza en una montaña del Estado de Nuevo México- como un símbolo del peregrinaje por el mundo “en busca de un lugar donde Cristo sea el rey del cielo y la tierra”.
Del lado mexicano del Río Bravo se erigieron decenas de cruces blancas en memoria de aquellos migrantes que murieron en esta zona debido a las adversidades del camino, la inseguridad y los problemas de salud a los que se enfrentaron.
Estas cruces sirvieron también como un llamado a la reflexión sobre la necesidad de abordar los desafíos que enfrentan los migrantes en su travesía hacia la frontera, dijo monseñor Baldacchino.
Puentes y no mallas
Por su parte el obispo de El Paso, Mark Seitz, hizo hincapié en las dificultades y peligros que los migrantes enfrentan en su travesía, y apesadumbrado, denunció las vejaciones de que son víctimas, al padecer extorsiones, secuestros, robos y todo tipo de abusos, además de condiciones inhóspitas en el camino.
Por eso refrendó su ferviente llamado a que se construyan puentes en lugar de mallas, destacando la importancia de tender la mano y brindar apoyo en lugar de imponer barreras y restricciones en el camino de quienes buscan una vida mejor.