Hoy concluye en Brownsville, Texas, la reunión de Obispos Tex Mex, que agrupa a prelados de diócesis que colindan con la linea divisoria entre México y Estados Unidos, quienes se reúnen para discutir asuntos comunes a estas comunidades tan peculiares como son las fronteriza.
Presentamos una crónica sobre los trabajos del primer día, que compartió el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano , mons. Alfonso Miranda, quien estuvo presente en los trabajos de este grupo de obispos que, como se recordará, hoy dirige nuestro obispo don J. Guadalupe Torres Campos.
Iniciamos con mucha esperanza nuestra reunión Tex-Mex, en la Parroquia de nuestra Señora de San Juan del Valle, Brownsville, con la asistencia de 10 obispos de EU, 9 por México, y el Nuncio Apostólico de EU, Mons. Christophe Pierre, además de sacerdotes, religiosas y laicos que trabajan en la atención a los hermanos migrantes, en ambos lados de la frontera.
Mons. Raymundo Peña, obispo emérito de Brownsville, y decano de los obispos fronterizos, nos habló sobre la historia de las reuniones Tex-Mex, que empezaron a realizarse en el año de 1986, tratando ya los temas de los indocumentados, las drogas y las bandas delincuenciales. Dichas reuniones binacionales, atravesaron iniciativas del Papa Juan Pablo II, que abrían nuevos horizontes y esfuerzos por una nueva evangelización en 1992-93. En torno al Sínodo de las Américas, analizaban las realidades vividas en la frontera, y atendían las palabras del Papa Juan Pablo II, que hablaba de considerar una sola América, y no una del norte y otra del sur. Con el lema: “Comunión y solidaridad” sintetizaba el sentido y el trabajo de la Asamblea General de obispos de toda América, reunida ese 16 de diciembre del 1997.
Después del Sínodo, se formó la Conferencia Eclesial de la Frontera, que permitía discernir las mejores maneras de transmitir el Evangelio en América. Se requería empezar con la unidad de las Iglesias en Texas y en la frontera norte de México. La atención a los migrantes en primer lugar: albergues, relaciones entre gobierno y sociedad civil, y relación entre las diócesis fronterizas. Lo que se buscaba era incrementar la coordinación ya existente, para lograr una todavía mayor colaboración. Fruto de ello, fue la realización del primer documento binacional llamado: “Juntos En El Camino De La Esperanza Ya No Somos Extranjeros”, del año 2002. Donde se afirma que: Nuestros pueblos están llamados a actuar como verdaderos vecinos y trabajar unidos por construir un más justo y generoso sistema de migración. Las reuniones han continuado desarrollando proyectos múltiples de pastoral, y de mutuo entendimiento entre las diócesis e Iglesias de ambos lados de la frontera.
Después de la exposición de Monseñor Peña, se recordó que entre Brownsville y Matamoros, no había frontera, las familias ampliadas cruzaban para uno y otro lado del río, compartiendo la vida, el estudio y el trabajo…
Al final de la sesión de este día, se compartieron muchas inquietudes del momento actual, tan difícil y apremiante que están viviendo nuestros hermanos migrantes, en ambos países, y se terminó de organizar las actividades para el día martes 14 de febrero, en el que además de ver cómo operan las casa de migrantes y los centros de detenciones, se trabajará en la coordinación de los esfuerzos pastorales entre las diócesis, parroquias, centros de atención a migrantes, albergues, y después de la misa de la tarde, se compartirá un mensaje conjunto a los medios de comunicación.
Nos encomendamos a nuestra señora de San Juan del Valle en Brownsville, y a nuestra Señora de Guadalupe, Puente entre las naciones de América y del mundo.
Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola
Secretario General CEM