Hablan intengrantes del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte sobre cómo se han resuelto o quedan pendientes los desafíos que dejó el Papa Francisco en su visita a Ciudad Juárez, en el tema de la violencia.
Ana María Ibarra
La visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez hace un año, fue un bello momento para la comunidad juarense, pero también, a través de sus palabras confrontó a todas las instituciones, principalmente, hablando de las víctimas de la violencia, sus derechos y el acompañamiento que se debe brindar.
Así lo consideran el padre Oscar Enríquez, Silvia Grijalva y Alejandro Durán, integrantes del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, quienes reflexionaron sobre el mensaje papal en el primer aniversario del acontecimiento.
Frutos y pendientes
Alejandro Durán compartió que, en lo relativo a las víctimas de la violencia, y aunque el papa no mencionó específicamente a las víctimas de desaparición forzada, se han tenido algunos frutos.
Uno de ellos es que la red de familias de víctimas que se unieron para estar en la misa del papa y afuera del Seminario, encontraron un mensaje de paz en las palabras del pontífice y ahora conviven, se acompañan.
Otro fruto que rescató Alejandro es que mucha gente se sintió movida por el mensaje del papa en cuanto a los derechos de las víctimas.
“Fue un mensaje que resonó en la gente, en organizaciones, colectivos y se movieron a ello. La gente que trabaja directamente con el dolor de las víctimas sigue trabajando movida desde la esperanza de un mensaje, tanto los que somos creyentes, pero también los que no lo son”, dijo Alejandro.
Pero también destacó que a un año de la visita papal, los retos se encuentran donde han estado siempre: en la periferia.
“El papa vino a ponernos el evangelio por encima de la norma y las reglas y eso hace ruido, igual que Jesús hizo ruido ante la gente religiosa, política y social de su tiempo. El papa nos dio un mensaje, pero me parece que hay oídos sordos en los empresarios, los altos jerarcas, el Estado”, expresó Alejandro.
Por lo tanto, dijo, el reto sigue siendo la piedra dura de quien cómodamente quiere un evangelio a la carta, un Cristo que no lo confronte.
“Que el papa venga y la ciudad siga igual o peor nos invita a no querer cambiar esa piedra dura, sino a voltear hacia donde está la gente sufriendo”, agregó Alejandro.
El entrevistado lamentó que la Iglesia tome un día para recordar la visita del papa, pero los demás días se pierda el mensaje.
“A las víctimas nos gustan las palabras de aliento, pero no es suficiente. Si no van acompañadas de una acción, se diluyen, son palabras huecas”, dijo quien ha sufrido por la desaparición de su hermano.
Retos para el CDHPN
Por su parte Silvia Grijalva resaltó que en el CERESO el papa dirigió palabras fuertes a toda la sociedad, pues habló de una cárcel que refleja lo que se vive como sociedad.
“Son frases muy fuertes que dijo el papa, pero seguimos excluyendo, no nos involucramos, no tomamos conciencia que somos una sociedad de humanos y no nos comprometemos a humanizar la vida de la persona”, dijo Silvia.
Como Centro de Derechos Humanos, dijo Silvia, están convencidos de que en CERESO existen las víctimas de tortura que son inocentes.
“Hay muchos inocentes en las cárceles y muchos delincuentes afuera. Tenemos autoridades que han violentado los derechos humanos y no hay quien diga nada, ni siquiera la Iglesia. Nos duele el dolor de las familias que sufren para demostrar al Estado que son inocentes”, lamentó.
“No hay una conciencia crítica de desvincular lo que es la autoridad y la sociedad, si nos callamos estamos legitimando lo que las autoridades dicen. Como centro nos cuesta cada vez más decir que hay inocentes torturados en las cárceles, es una palabra no creíble y un desprestigio a las organizaciones de los derechos humanos que defendemos esta parte”, señaló.
La entrevistada dijo que el Centro tiene retos muy claros respecto al mensaje del papa: mayor solidaridad, acompañamiento y cercanía.
“La visita del papa de alguna manera nos retó a ser más conscientes, a dar un acercamiento más cálido, más humano. Nos dejó como reto a dar un paso más, a estar más atentos con las personas que acompañamos porque están sufriendo”, dijo Silvia.
Un reto pendiente
Ya que Ciudad Juárez es industrial, pues la mayoría de los trabajadores están en la maquiladora, el padre Oscar Enríquez recordó que el papa ha dicho que existe una mentalidad muy materializada y se le da primacía al capital sobre el trabajo. Como director del Centro de derechos Humanos Paso del Norte, quiso comentar sobre el tema del trabajo, abordado por el papa en su visita.
“Desde una perspectiva de derechos humanos, es un reto enorme son los derechos de los trabajadores, los derechos laborales: el derecho a un trabajo y salario digno, a una asociación totalmente libre y el derecho a la huelga. Derechos que nunca los han reconocido las maquiladoras”, afirmó el sacerdote.
Ante lo que considera poca sensibilidad de la Iglesia, lamentó que se haya eliminado la Pastoral Obrera, única instancia de la Iglesia para acompañamiento a los empleados.
“Era una asociación civil formada, la dejaron morir, eso significa que no hay ningún interés de parte de la Iglesia por los derechos de los trabajadores. Ese es un reto que el papa nos planteó al decir que se debe invertir más en los derechos que tiene el trabajador. Ese reto queda pendiente”, señaló el sacerdote.
Foto por Associated Press