Ana María Ibarra
Nacidos en una familia cristiana muy peculiar, pues su madre dio a luz trillizos dos años seguidos, Jesús y Jesse Acosta García, de 18 y 17 años respectivamente, participaron en el Pre Seminario 2016 con la inquietud de despejar dudas y descubrir su vocación.
Y aunque ninguno de los dos se quedó en el Seminario, ambos seguirán hurgando en sus corazones para ver a dónde son llamados y perseverar en el amor a Dios y a María que les inculcaron sus padres a través de una formación espiritual basada en el ejemplo.
Proceso vocacional
La decisión de iniciar un proceso vocacional nació en el corazón de los jóvenes gracias al testimonio de sus padres, quienes desde antes de casarse han servido a Dios y a la Iglesia con amor y alegría.
Motivados por su madre Verónica, Jesús y Jesse acudieron a la Jornada Vocacional que se realizó en Semana Santa y ahí les nació el deseo de adentrarse más profundamente a un discernimiento vocacional.
Entrevistados en el Pre Seminario, Jesús y Jesse se mostraron abiertos a la voluntad de Dios.
“En la experiencia de la jornada vocacional pude despejarme de algunas dudas pero no de todas. Quiero esperar hasta el último día, ahorita quiero crecer más espiritual y ser un mejor servidor de Dios”, compartió Jesús.
“Estoy aquí porque quiero acercarme más a Dios, no quiero alejarme porque se siente un vacío cuando no estás cerca de Él. Estar aquí me ayuda a despejar dudas sobre la vocación y a tener una buena relación con Dios, a ser mejor persona y mejor católico”, dijo por su parte Jesse.
Abiertos a escuchar la voz de Dios y a dar respuesta a su llamado, Jesús y Jesse participaron atentos en cada una de las actividades y temas del pre Seminario.
Los jóvenes dijeron estar convencidos de que desde su nacimiento, Dios les ha designado una misión. Y es a través del testimonio de sus padres como han ido descubriendo su deseo de servicio.
“Verles predicar y dar testimonio, no sólo de palabra sino con el ejemplo, me ha ayudado a discernir. Desde los ocho años quiero predicar como ellos”, afirmó Jesús.
“Si Dios me pide quedarme en el Seminario, me quedo, si no, me voy de servidor a la parroquia La Transfiguración del Señor como coordinador de Confirmaciones. Después de este proceso, con mis papás, con Dios y mi familia buscaré ser mejor persona cada día donde Dios me llame”, agregó Jesse en la entrevista realizada unos días antes de la conclusión del Pre Seminario.
Familia especial
Ramón y Verónica son padres especiales pues, tras un proceso largo y difícil, procrearon seis hijos en dos partos. Jesús nació en el primer parto múltiple y Jesse en el segundo.
Tal y como compartió Verónica en una entrevista con periódico Presencia en 2010, no ha sido fácil sacar adelante a seis hijos con un año de diferencia entre tres y tres.
Pero con la ayuda de Dios y el acompañamiento pastoral que tuvieron de monseñor Isidro Payán, y en su tiempo de don Manuel Talamas Camandari (q.e.p.d). hoy Ramón y Verónica dan cuenta de la fe de sus hijos, a quienes siempre les transmitieron su amor por Jesús.
“Desde bebés los llevábamos a misa aunque no nos dejaran estar completamente en la celebración. Era parte del proceso enseñarles quién es Dios y lo importante que es en nuestra vida. Les hemos fomentado la necesidad de tener a Dios en el corazón, en la vida y en las acciones”, dijo en entrevista Verónica.
Aseguró que también han contado con la ayuda de la Virgen María para educar a sus hijos.
“Los bautizamos a los 30 días de nacidos. A los dos y tres años los consagramos a la Virgen María, nosotros solos no podríamos, la Virgen nos ayudó”, afirmó la madre de familia, quien reconoce que ha sido una labor titánica, que hoy rinde frutos.
“Hoy para ellos es imposible no ir a misa. Después de la jornada vocacional Jesús y Jesse piden ir a misa las más veces posibles entre semana. Y aunque las mujeres no han expresado el deseo de ir a una jornada vocacional femenil, están encaminadas a Dios”, afirmó.
Crecimiento espiritual
La asistencia de sus dos hijos al Preseminario ha sido una bendición para Verónica y su esposo.
“Jesús está enamorado de María. Antes de salir de casa reza el Rosario o los misterios que alcance. María lo tiene cobijado y él no la suelta por nada, obviamente sin dejar el rezo a Jesús y al Espíritu Santo”, reconoció.
“Jesse no se duerme sin escuchar a Jessed y lee la Biblia antes de dormirse”.
Confiada en que será Dios quien indique a sus hijos el camino a seguir, para ella es ya una satisfacción la experiencia que vivieron sus hijos en el Pre Seminario.
Familia promotora de vocaciones
Al reconocer la inquietud vocacional de sus hijos, Verónica dijo sentir que como padres hicieron una buena labor.
“Dejarles una carrera es importante para que sepan costearse la vida, pero dejarles una herencia espiritual es lo mejor que podemos hacer como padres”, afirmó Verónica.
“Estoy feliz. Mis hijos llegaron al Preseminario porque está la semillita ahí. Ramón y yo hacemos lo nuestro y Dios hará lo suyo. Sé que si son sacerdotes serán entregados a su ministerio y si llegan a ser padres de familia estoy segura que llevarán, mejor que nosotros, a su familia hacia Dios”, concluyó.