Diana Laura Martínez Adriano
Durante los 75 años de servicio ininterrumpido del Asilo de Ancianos de San Antonio en Ciudad Juárez, la comunidad ha sido un pilar fundamental en el sostenimiento y cuidado de los abuelos desfavorecidos. Sin embargo, con la llegada de la pandemia, la situación se volvió especialmente difícil para esta institución, ya que gran parte de su financiamiento provenía de colectas en misas, quinceañeras y bodas, actividades que quedaron suspendidas debido a las restricciones.
María del Carmen Valles de Cortez, presidenta del comité de ayuda al asilo, compartió cómo la pandemia impactó de manera significativa en el funcionamiento del asilo.
“Se nos vino el mundo encima porque las madres se apoyan económicamente con las colectas de las misas, y de repente se cierra la capilla, no hay misas, no hay colectas, pero los viejitos siguen estando enfermos y necesitados de alimento”, dijo.
Ante esta difícil situación, el comité de ayuda al asilo lanzó un apremiante llamado a la comunidad de Ciudad Juárez para recibir apoyo y asegurar la continuidad de los servicios esenciales del asilo. La respuesta fue extraordinaria y un derroche de generosidad por parte de la gente.
“Hubo personas haciendo fila en camiones para traer víveres, ropa, artículos de limpieza, entre otros donativos- relató María del Carmen- Se volcó la gente para ayudar al asilo y esto demostró el inmenso cariño y solidaridad que la gente de Juárez siente por esta noble causa», añadió.
Con el paso del tiempo y la demanda de atención a los ancianos, las religiosas, que han sido el corazón del asilo durante décadas, ya no cuentan con la capacidad física y de salud para atenderlos como lo hacían en el pasado. Como respuesta a esta situación, se inició un programa llamado «Adopta un Abuelo», que ha tenido una positiva respuesta de la comunidad.
Todo un éxito
El programa «Adopta un Abuelo» ha sido la principal fuente de ingresos para el asilo, lo que ha permitido cubrir los gastos de nómina, medicamentos y servicios esenciales para los ancianos residentes. María del Carmen destacó que las necesidades de alimentación y cuidado personal están cubiertas, gracias a los donativos que han llegado desde el inicio de la pandemia.
«Actualmente, tenemos 180 adopciones, pero necesitaríamos llegar a 350 para que las religiosas cuenten con el dinero suficiente para pagar la nómina de los empleados», dijo.
El programa «Adopta un Abuelo» permite que las personas contribuyan económicamente para asegurar que los empleados del asilo reciban un salario digno y que los abuelos reciban la atención y el cuidado que se merecen.
La presidenta se mostró profundamente agradecida por la respuesta de la comunidad ante la difícil situación.
«Hemos tenido una respuesta increíble con el programa, en el que la gente aporta tan solo 250 pesos mensuales», expresó María del Carmen.
«Hay personas que lo pagan por año, otras cada seis meses y algunas lo hacen cada mes. Esta ha sido la actividad más grande del comité de ayuda al asilo», remarcó.
El programa permite a las personas contribuir con una cantidad mensual para garantizar el bienestar y la atención de un anciano en el asilo. A cambio, reciben una foto del abuelo con toda su información personal, como su lugar de nacimiento, fecha de llegada al asilo y fecha de cumpleaños. Además, se les invita a visitar al abuelo adoptado para brindarle cariño y compañía.
«Es importante que quienes adoptan a un abuelo sepan a quién están ayudando y que sientan una conexión con esa persona», subrayó María del Carmen.
Para aquellos interesados en ser parte de este programa y brindar su apoyo a los ancianos del asilo, contactarse al número 656 626 65 40.
Comprometido con el cuidado
Óscar Alexis Aguayo Torres, enfermero del Asilo de Ancianos, ha sido una pieza fundamental en el cuidado y bienestar de los residentes durante los últimos dos años. Su dedicación y entrega han dejado huella profunda en su vida y le han brindado una valiosa perspectiva sobre el enriquecedor trabajo de la enfermería en un lugar tan especial como este.
Desde las 6 de la mañana, Óscar Alexis comienza su labor con las actividades diarias de higiene y cuidado personal para los ancianos.
«Iniciamos con baños, afeitarse, aplicarles crema y perfume, asistirlos en cambiarse, tomar sus signos vitales y curar sus heridas», compartió el enfermero.
«Al principio pensé que no tendría un impacto significativo, pero me ha brindado una independencia de razonamiento como enfermero, ya que debo tomar decisiones en el momento para los tratamientos de los residentes», dijo.
El entrevistado destacó cómo trabajar en el asilo le ha permitido desarrollar una cercanía especial con los ancianos y aprender de cada uno de ellos.
“He tenido la oportunidad de acercarme a cada uno, conocer su forma de pensar y su ser. He aprendido de su fuerza, de cómo enfrentan los altibajos de la vida y lo valioso que es estar presente en cada etapa de su proceso de envejecimiento», añadió.
Igualmente Oscar ha sido testigo de la resiliencia de los ancianos y cómo pueden enfrentar sus momentos de enfermedad.
“He visto lo fuertes y valientes que pueden ser para superar las adversidades», añadió con admiración.
El trabajo en el asilo ha sido una experiencia transformadora para Óscar Alexis, y la atención que brinda a los ancianos ha dejado una marca indeleble en su corazón, huella que hoy, en el 75 aniversario del Asilo, adquiere un especial significado.
En frases…
Me siento muy agusto, como en familia. Lo que más me gusta de estar aquí es compartir con mis compañeras y con las madres.
Bertha Rico – 85 años
A pesar de los desafíos de la vejez, en el asilo aprendemos a disfrutar de las pequeñas cosas que hacen la vida significativa.
Jerónimo Arzate – 80 años
Futuro acorde a la realidad
En 2021, en el Capítulo General de la Congregación de Hermanas Misioneras de María Dolorosa, se acordó realizar una revisión de obras, incluyendo el Asilo de Ancianos y la Ciudad del Niño, en respuesta a los cambios y desafíos que la sociedad actual presenta.
«Nuestra congregación ha experimentado transformaciones y ya no podemos sostener todas las obras de la misma manera. Por lo tanto, fue necesario realizar un discernimiento sobre cómo seguir respondiendo a las necesidades de la comunidad», dijo la hermana Socorro.
Explicó que tras este proceso de discernimiento, actualmente el asilo no está recibiendo nuevos residentes, hasta que se defina el camino a seguir.
“Ahora mismo, estamos en un período de discernimiento sobre cómo continuar con el trabajo del asilo. La pausa en las admisiones es una medida temporal mientras buscamos nuevas formas de brindar atención y cuidado a los ancianos desfavorecidos», expuso.
Dijo que esto permitirá a la congregación adaptarse a las nuevas circunstancias que presenta la realidad en Ciudad Juárez, y garantizar que su labor siga siendo relevante y efectiva en el servicio a la comunidad.