El padre Benjamín Cadena fue festejado en su comunidad y en el Seminario Conciliar, donde recibió reconocimiento por 21 años de servicio.
Ana María Ibarra/ Claudia Iveth Robles
Agradecido con Dios por el don de 30 años como sacerdote y por haberle permitido compartir 21 años de su ministerio en el Seminario Conciliar, el padre Benjamín Cadena
celebró en dos ocasiones diferentes, pero con la misma alegría, el 30 aniversario de su ordenación sacerdotal.
Primeramente celebró una misa de acción de gracias en su comunidad, la parroquia San Pedro y San Pablo, y unos días después presidió una misa de acción de gracias en el Seminario.
“Doy gracias a Dios por este don del sacerdocio pidiendo los dones y la gracia que me den luz para continuar con este compromiso de entrega”, dijo el padre Benjamín al inicio de la celebración en el Seminario.
Compartir la experiencia
Durante la homilía, el padre Benjamín compartió con los presentes sus experiencias en la casa de formación sacerdotal, su colaboración con cada uno de los rectores que dirigieron el Seminario, así como las enseñanzas que de cada uno recibió.
“En 1995 llegué a este Seminario. Estaba el padre Juan Manuel García quien tenía un trato sencillo, atento con cada uno de los seminaristas apreciándolos por ser persona. Por otra parte, el padre Carlos Márquez, provocaba, retaba a los muchachos para hacerlos crecer. El padre Héctor Villa hacía un trabajo sencillo con los seminaristas, trabajaba muchas horas, también hacía trabajo manual”, compartió.
El padre Benjamín dijo que, a su vez, el padre Juan Manuel Orona, actual rector, ayuda a los muchachos a descubrir que el llamado de Dios es para ser felices.
Cumplir retos
El sacerdote dio gracias a Dios por el contacto con los seminaristas y compartió también la misión que el Señor le dio a través del acompañamiento a otros grupos de laicos como Método Billings, Lucas Médico Querido, CAMJ, entre otros.
Compartió también cómo su nueva misión en la parroquia San Pedro y San Pablo le permite enfrentar dos retos:
Uno de ellos, dijo, tiene que ver con la formación, ya que en estos 21 años la experiencia más fuerte que vivió fue la fraternidad con los demás formadores.
“Después de esto, en la parroquia queda uno solo. La fe me invita a creer que ahí está Dios, acompañándome. Agradezco a los padres su fraternidad en estos años”, expresó.
Ante esta reflexión, el padre Benjamín invitó a los seminaristas a pensar bien en este aspecto, sin embargo dijo, “que este no sea motivo para desistir”.
“Se debe buscar esos tiempos para estar con Dios, vivir esa soledad apacible para rehacernos y ser fructíferos. Les pido oración por quienes vivimos así”.
Un segundo reto, dijo el sacerdote, es el desprendimiento, pues junto con los padres y seminaristas se hizo uno solo con ellos.
Reconocimiento
El padre Juan Manuel Orona, rector del Seminario compartió el momento en que en que se enteraron del cambio del padre Benjamín y a nombre de la familia del Seminario Conciliar entregó al sacerdote un reconocimiento por sus 21 años de entrega en la casa de formación.
Festejó en su comunidad
“El sacerdote es enviado a cambiar los corazones rotos, rostros de tristeza, fortalecer al que se encuentra débil”, dijo el padre Benjamin Cadena en su comunidad, San Pedro y San Pablo, cuando el martes 13 de septiembre celebró 30 años de sacerdocio.
Acompañado de sus hermanos sacerdotes, familiares, amigos y comunidad, el sacerdote agradeció a Dios por ese don gratuito que le ha dado Dios a través del sacerdocio.
Visiblemente emocionado, quien hace poco más de un mes recibió el cargo de párroco, compartió con la comunidad tan especial festejo.
“El sacerdocio es una creación de Dios Padre y Cristo elige a sus servidores y apostóles para que de ese testimonio… busca discípulos apostóles, para que ese mundo se salve por ese amor que Dios le tiene”, dijo el sacerdote.
Y señaló que es bonito ver el agradecimiento de personas cuando reciben alguna palabra de aliento que les dio.
“Esa es nuestra labor, porque amamos a nuestro pueblo”, dijo para luego agradecer a los fieles: “Ustedes quieren mucho a los sacerdotes y nos dan el acompañamiento necesario para prestar este servicio”.
Al final de la Eucaristía el sacerdote compartió con la comunidad un ameno convivio en el atrio del templo.