Muy valiosas enseñazas se llevaron los asistentes a la Semana Bíblica 2016 que se realizó del 12 al 17 de septiembre en el Auditorio Manuel Talamás Camandari del Seminario Conciliar de Ciudad Juárez.
“Misericordia quiero y no sacrificios”, fue el lema del evento, la cual contó con diversos ponentes y la presentación de una película en cineforo.
“Quisimos preparar esta semana bíblica a próposito del Año de la misericordia. Esta semana académica nos ayudó a reflexionar sobre un Dios que es misericordioso”, dijo el padre Cesar Campa, director del Instituto Bíblico San Jerónimo, organizador del evento.
Ponentes
El padre Juan Carlos López impartió la conferencia “Misericordia y Conversión”, en la cual dio conocer que el fundamento de la fe es que todos vivan la experiencia de amor de Dios, quien es todo misericordia.
“Una vez que conocemos el amor de Dios, ese amor nos impulsa a amarlo, y transmitir ese amor a los demás”, puntualizó.
El sacerdote invitó a los asistentes a acercarse a la Sagrada Escritura, a los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión, ya que son el medio por excelencia para encontrarse con la misericordia de Dios, que no se agota.
En el cineforo realizado el miércoles 14 de septiembre, los asistentes hicieron una reflexión sobre el mensaje de la cinta “Los limoneros” que expone el conflicto palestino-israelí, mientras que el viernes 16 de septiembre, el periodista Alejandro Bermudez presentó una reflexión sobre las citas bíblicas Oseas 6,6 y Mateo 9,13, que hablan sobre misericordia, sacrificio y obediencia.
El sábado, el padre Juan Manuel Orona, fundador del Instituo Bíblico San Jerónimo, impartió el tema “La mirada misericordiosa de Jesús y de sus discípulos” en la que convocó a los asistentes a ser cercanos al prójimo, para así ser misericordiosos.
“A veces la gente nos siente muy distantes, que no nos dejamos tocar o no nos acercamos”, dijo el sacerdote al hablar sobre la cercanía que también deben ofrecer los sacerdotes en una actitud de misericordia.
Y dijo que la Iglesia debe ofrecer misericordia, ser amigable y no condenadora, sino fraternal, pues “si no se es misericordioso, no se es discípulo de Jesús”, expuso.
“Si no somos misericordiosos muy dificilmente vamos a hacer creíble el Evangelio”, puntualizó.