Con una misa de acción de gracias y una comida, la comunidad del Seminario Conciliar agradeció, primeramente a Dios, por el trabajo de remodelación que con motivo de la visita del Papa Francisco se lleva a cabo en la casa de formación sacerdotal.
De igual manera externaron su agradecimiento a contratistas y trabajadores por su desempeño y cariño a la institución.
Fiesta de encuentro
La misa, que se realizó el pasado martes 2 de febrero durante la fiesta de la Presentación del Señor, inició afuera del Seminario, donde el rector, padre Juan Manuel Orona, realizó la oración inicial para enseguida entrar en procesión al recinto.
En el vestíbulo, los asistentes formaron dos vallas mientras que el sacerdote esparció agua bendita sobre ellos y las velas que portaban, para enseguida entrar nuevamente en procesión rumbo a la capilla central.
“Avancemos en paz al encuentro del Señor”, expresó el rector y se encaminó al templo.
Durante la homilía, el padre Juan Manuel recordó que hace 40 días se celebró la fiesta de la Navidad y resaltó la importancia y belleza de la fiesta del 2 de febrero.
“Muchas veces en nuestras vida diaria hay cosas que nos hacen distraernos y esta fiesta nos dice que hay que volver a Jesús. Esta fiesta es muy hermosa, es la presentación del Señor, en la liturgia judía se nombra como la fiesta del encuentro”, reflexionó el sacerdote.
“El Señor sale a nuestro encuentro cuando menos lo esperamos, cuando no lo imaginamos, cuando no lo andamos buscando”, agregó.
Acción de gracias
El sacerdote dirigió su mirada y palabras de agradecimiento a los asistentes, entre quienes se encontraban contratistas, trabajadores de obra, bienhechores y personas a quienes nombró “amigos del Seminario”.
“Con mucho cariño celebramos esta acción de gracias por ustedes, queridos contratistas, trabajadores y amistades del Seminario. Seminaristas, padres formadores y a nombre de nuestro señor obispo don José Guadalupe Torres, queremos agradecerles con mucho cariño el trabajo de estos días”, expresó.
El rector reconoció que los trabajadores respondieron con empeño y esfuerzo a los retos que implicaron los trabajos de remodelación.
“Queremos decirles que valoramos mucho su esfuerzo. Han trabajado en condiciones difíciles. Vimos el cariño con el que trabajaron. Siéntanse contentos de haber colaborado para que nuestra casa se vea más bonita. Vamos a pedirle a Dios les siga concediendo un trabajo digno y estable. Que Dios los bendiga y cuide sus familias”, expresó.
Después de la celebración y como muestra de agradecimiento, seminaristas y formadores compartieron con los asistentes el pan y la sal.