En sus diversos carismas, portando sus distintos hábitos, pero unidas por el mismo amor a Cristo, religiosas y religiosos de la diócesis celebraron el pasado martes 2 de febrero el Día de la Vida Consagrada, así como la conclusión del Año de la Vida Consagrada.
La celebración se realizó en la capilla de El Señor de la Misericordia, la cual inicio con la procesión de las candelas, las religiosas portaron una vela encendida como signo de que participan de la luz de Cristo y ser luz para los demás.
Fue el padre franciscano Antonio Bravo quien presidió la Eucaristía.Concelebraron los sacerdotes Guillermo Vargas y Gregorio Mauricio López, de los Misioneros de la Natividad de María, así como los sacerdotes diocesanos, Leonardo García y Jorge Iglesias.
El padre Guillermo Vargas, vicario de la Vida Consagrada envió un saludo de parte del obispo don José Guadalupe Torres Campos, quien no pudo estar presente en la celebracion.
“La vida consagrada tiene su parte, ha evolucionado, quiere que se dé una mirada hacia atrás para ver el proceso de renovación y una mirada hacia adelante, para descubrir a dónde se quiere llevar esa renovación”, dijo el sacerdote.
Señaló que a lo largo del Año de la Vida Consagrada, las comunidades religiosas en todo el mundo han llevado con obediencia lo que el Santo Padre pide: renovarse desde dentro de la misma vida consagrada.
Vivencia en la diócesis
Resaltó que en la diócesis hubo la vivencia de la vida comunitaria, del apostolado, la promocion de las vocaciones.
“Tratamos de vernos como en un espejo, cómo somos después de 50 años que se nos propuso la renovación de la vida religiosa. Bendito sea Dios que hemos sido obedientes a lo que el papa Francisco mandó, porque no fue solamente un documento, sino fue un mandato renovarnos y hemos avanzado” dijo el padre Guillermo.
“Nos visita el papa Francisco, es el representante de Cristo, su sola presencia es una bendición el que viene a reafirmar, una gracia Divina, que coincide con este año de la vida consagrada, ser luz para los demás, siendo luz reconozcamos la voluntad de Cristo”, puntualizó.
Al final de la Eucaristía, las religiosas y religiosos, disfrutaron de un convivio, donde compartieron los alimentos e intercambiaron charlas.
Hablan de su experiencia
“Para mí es un regocijo, pero también me compromete a dar un sí como María, es una responsabilidad que debo de ser un testimonio para los demás y me compromete a dar una respuesta generosa a nuestro Señor”
Altagracia Calderón González
Misionera Guadalupana
“Me compromete a recordar ese compromiso, no solo con la profesión perpetua, desde que decidimos entrar al Seminario, decirle sí al Señor y a seguirlo pobre, casto y ser obedientes también”.
Padre Gregorio Mauricio López
Misionero de la Natividad de María
“Me compromete a ser luz a ser portadora de la misión de profeta y de ayudar con mi ser y toda mi vida dar ese testimonio, de amor de consagración, de misericordia que el Señor ha tenido para conmigo durante 60 años de vida religiosa”
Sor María Raquel Valencia Tapia
Hermanas de la caridad del Verbo Encarnado