Cientos de parejas participaron en el 30 Congreso Anual de Matrimonios con diversos temas y momentos de oración…
Ana María Ibarra
Con una asistencia de más de dos mil matrimonios, se llevó a cabo la trigésima edición del Congreso Anual de Matrimonios Católicos, en el cual la membresía agradeció a Dios por permitirles vivir la alegría de haber llevado el mensaje de Dios a tantos matrimonios.
En esta ocasión el congreso se realizó los días 21 y 22 de octubre en el Gimnasio Universitario, bajo el lema: “Matrimonios construidos por Dios”, contando con la presencia del padre Salvador González, el padre Jorge Iglesias y el matrimonio Víctor y Mary Carreón.
Salvación o condenación
El sacerdote diocesano Jorge Iglesias, habló a los matrimonios sobre los engaños del demonio para destruir sus matrimonios y familias.
El sacerdote resaltó la manera en que el demonio hace al hombre y a la mujer ver lo malo como bueno, para de esta manera cambiarles mentalidad.
Sin embargo, agregó, Dios ha dotado al ser humano de libertad, voluntad y toma de decisiones, y es en estos tres aspectos donde se determina la salvación o la condenación.
“Cada uno de nosotros va tomando el plan de salvación o de condenación. Delante de ti está la vida y la muerte. El demonio nos hace vivir como si Cristo no existiera. Querido hermano, querida hermana, ¿Dios dirige totalmente tu vida y tu matrimonio? ¿Vives entregado al Señor?”, cuestionó el padre Jorge.
Añadió que hoy el mundo necesita matrimonios de una sola pieza, santos, que sepan renunciar a lo que no va con Dios, y que elijan el plan de la salvación.
“Aunque sientas que no puedes, Dios te da la gracia para poder elegir por la salvación”.
Ataduras y tentaciones
Explicó luego que las ataduras del demonio son todos aquellos pecados que las personas ven como normales en la vida, y citó la pornografía como una de las más grandes en la vida matrimonial.
“A través de la pornografía Satanás va atacando la vida matrimonial. Roba la donación entre esposos. Ahí hay un plan de condenación”, afirmó.
El sacerdote señaló que en sí, la tentación no es pecado, pero es donde se ejercita la libertad, la voluntad y la toma de decisiones.
“Si opto por la tentación se convierte en pecado y entro al plan de condenación; si digo no, fortalecido por Dios, entro al plan de salvación”.
El padre Jorge invitó a los matrimonios a cuestionarse y responderse en el interior con sinceridad, por cuál de los dos planes se están conduciendo.
“El Señor te pide que lleves a tu familia, a tu esposa, a tu esposo, por el plan de salvación”.
Para finalizar, el sacerdote pidió a los matrimonios a ponerse de pie, y en oración, entregar a Dios sus tentaciones, pidiendo al Señor la fortaleza para su matrimonio.
La mejor herencia
Para el domingo 22, los matrimonios recibieron otro tema del padre Salvador González, quien habló a las parejas de la importancia de ser constructores de su familia.
“No pueden dejar mayor herencia a sus hijos que el valor del trabajo. Hoy tenemos el mayor defecto: no quiero que mi hijo sufra lo que yo sufrí. Le están heredando al mundo puros haraganes que no saben trabajar. Tenemos una bola de ladrones, sicarios, porque no les enseñaste a trabajar”, lamentó el padre Salvador.
Pidió permitir a los hijos hacer quehaceres, aunque no los hagan bien, pues así es como aprenderán.
Y añadió a los matrimonios: “Ustedes deben ser trabajadores que colaboran con Dios en la construcción de sus familias. Dios los ha puesto como administradores de sus familias, de sus casas, para enseñar a sus hijos el camino del bien y la clave del éxito que es trabajar, ser honesto, responsable y respetuoso”.
Comunidad de vida y amor
El sacerdote pidió a las parejas disfrutarse y aprender “a vivir con lo necesario, para que el trabajo no les robe el tiempo que se debe dedicar a los hijos”.
Expresó que construir significa esfuerzo, fatiga, constancia, estar ahí.
“No canses de enseñar las cosas buenas a tus hijos como María no se cansó de estar al lado de Jesús. La familia es el valor más cotizado, el pilar más seguro, el lugar donde se aprenden valores que construyen la sociedad”, dijo.
Resaltó que la familia es el lugar más adecuado para aprender los valores del amor, respeto, tolerancia y responsabilidad.
Y finalizó diciendo: “Construyan a su familia, Dios los ha llamado a colaborar con Él en el cuidado de sus hijos, porque no son tuyos, son de Dios y Él te los da en encomienda”.
Para concluir el congreso, los matrimonios participaron en la Eucaristía presidida por monseñor José Guadalupe Torres Campos, obispo diocesano.