Ana María Ibarra
«Yo enviaré sobre ustedes la promesa de mi Padre» fue la cita tomada de Lucas 24,49 del Retiro Diocesano de Pentecostés organizado por el Movimiento de Renovación Católica en el Espíritu Santo realizado el pasado sábado 01 de junio.
Más de 300 personas vivieron con gran gozo vivieron esta experiencia sentir la presencia del Espíritu Santo actuar sobre ellas.
El retiro inició con asamblea de oración y alabanza. Contó con la presencia de dos predicadores: la hermana Alma de Jesús Bueno, laica consagrada de esta diócesis; y el laico Armando Flores, de la Diócesis de El Paso.
El primer tema estuvo a cargo de la hermana Alma, quien en su charla señaló que “el Espíritu Santo nos viene a consolar de nosotros mismos”.
“Necesitamos del Espíritu Santo para que nos enseñe, nos recuerde y nos explique lo que Jesús ya nos ha enseñado”, expresó.
Mencionó algunos de los frutos del Espíritu Santo e invitó a los asistentes a reflexionar si alguno de ellos se encuentra en su vida.
“Amor, la alegría, la paz, tolerancia, bondad de mansedumbre, dominio de sí. Si usted encuentra al menos uno de estos frutos en su vida vamos por buen camino. Si no tengo paz, no tengo alegría, ni dominio, si no tengo tolerancia, estoy muy lejos de ser una persona que se deja guiar por el Espíritu”, resaltó.
La hermana Alma concluyo su predicación con una oración y motivó a la gente a pedir al Espíritu Santo tomar el control de sus vidas.
El momento se cerró con un emotivo abrazo entre los asistentes, transmitiendo el Espíritu de Jesús unos a otros.
Después de un breve descanso y otro momento de alabanza, Armando Flores compartió algunas experiencias como predicador, especialmente en las fiestas de Pentecostés y resaltó la importancia de llamar al Espíritu Santo siempre.
“Si nos quejáramos menos y pidiéramos más, otra sería la vida. Dónde hay espíritu de Dios, hay libertad. Ese Espíritu con el que Jesús fue ungido es con el que tenemos que ir de gloria en gloria, y pedir sus dones. Vamos de victoria en victoria porque podemos ver en el otro el rostro de Dios”, expresó.
Ir de gloria en gloria es vencer las tentaciones y salir victoriosos, explicó. Para ello se requiere dejarse guiar por el Espíritu Santo.
“Si vivimos gracias al Espíritu, comportémonos de acuerdo al Espíritu. Cuando oremos, pidamos al Espíritu Santo sus dones”.
Añadió que el Espíritu Santo es el intercesor, el abogado, el que consuela al cristiano.
“Todo lo viejo ha pasado, todo lo nuevo ha llegado. Todos tenemos luchas, pero si vivimos en el Espíritu, Él triunfará”.
Después de la predicación de Armando, el padre Arturo Martínez, asesor espiritual del movimiento, ingresó al recinto con el Santísimo Sacramento y se llevó a cabo la hora santa.
Con alabanzas y oración, los asistentes experimentaron la efusión del Espíritu Santo sobre ellos y la obra de Dios no se hizo esperar. Todos quedaron llenos del fuego del amor de Dios.
El retiro concluyó con la misa presidida por el padre Arturo.