Ana María Ibarra
Agradecido con Dios por haberle permitido disfrutar de un padre cercano, el padre Jesús Armando Delgado Carlos, párroco de San Pedro de Jesús Maldonado, compartió las enseñanzas que recibió de su papá, como fue la responsabilidad y corregir con amor.
Con 21 años de ministerio sacerdotal, el padre Armando guarda muy hermosos recuerdos de lo que vivió con su padre en su niñez, en su etapa de seminarista, y el tiempo en que lo llevó a vivir con él en la parroquia de El Porvenir.
Un padre cercano
Siendo el último de seis hermanos, de una familia que acudía a misa de domingo y de fiestas importantes, el padre recordó que sus padres siempre les inculcaron el amor hacia Dios y a la Iglesia.
Un recuerdo hermoso y fuerte que el padre Armando guarda de su papá es de su niñez, cuando salían a pasear y siempre lo tomaba de la mano.
“Me sentía el niño más afortunado del mundo porque iba de la mano de mi papá, así fuera al centro, al parque, a donde fuera. Me gustaba sentarme en sus piernas, acurrucarme y dormirme porque sabía que él me protegía”, compartió el padre Armando.
Añadió que su padre fue una figura importante, nunca lo escuchó quejarse y siempre estuvo cuando le solicitó apoyo.
“Lo sentí siempre muy cercano, con la oportunidad de poder platicar con él, de acercarme cuando tenía yo algún problema. Cuando entré al seminario, a los pocos meses murió mi mamá y él se quedó al frente. Todos mis hermanos tenían sus vidas hechas y él fue una figura importante dentro de mi formación en el Seminario”, recordó el sacerdote.
Compartió que su papá siempre estuvo atento de cómo estaba y cómo se sentía en el Seminario aún cuando, ya viudo, debió irse a Estados Unidos a buscar trabajo.
“Las primeras reuniones en el Seminario se las perdió, pero para las demás actividades logró estar aquí”, relató el padre Armando.
Dijo que no pudo estar en su ordenación diaconal ni sacerdotal, debido a que lo operaron del corazón y ambas ocurrieron con un mes y medio de diferencia.
“No pudo asistir pero mis hermanos estuvieron conmigo, y estoy seguro que en sus oraciones él también”, añadió.
Ejemplo de paternidad
El sacerdote relató que cuando fue párroco de la comunidad de El Porvenir, tuvo la oportunidad de llevar a su papá a vivir con él por cuestiones de salud y estuvo con él tres años aproximadamente.
“Fue una experiencia muy intensa, al principio de alegría, pero después un poco de incomodidad porque yo tenía mi espacio y el tenía su espacio. De repente los dos peleábamos la tele, el sillón, pero fue para mí una experiencia muy hermosa”, afirmó el sacerdote con gran satisfacción por haber compartido esa etapa en la vida de su padre.
“Su amor, su cariño, su responsabilidad me han marcado ahora como sacerdote que soy. Aunque no tengo hijos biológicos, vivo una paternidad espiritual con los feligreses de las parroquias y la figura de mi padre me enseñó a ser responsable, cariñoso, enérgico cuando se requiere, pero sobre todo a corregir con amor”, dijo el padre Delgado.
Sacerdote y padre
El padre Armando compartió que aunque su padre nunca se opuso a su vocación sacerdotal, sino al contrario, un día le dijo con cierta nostalgia que le hubiera gustado haber tenido nietos de él.
“Un domingo le enseñé la comunidad y le dije: todos estos son sus nietos porque son mis hijos. A mí me dicen padre, por lo tanto usted es el abuelo. Recuerdo que se sonrió y me dio un abrazo”, recordó.
“Le doy gracias a Dios por mis papás y por que me permitió tener a mi papá un buen rato conmigo, disfrutarlo, gozarlo, aprender de él. Gracias a lo que él me enseñó puedo trasmitir ese amor de padre a la comunidad, a los feligreses”.
Agradece
“Quiero agradecerle a Dios esta invitación, este don inmerecido del sacerdocio que, de cierta manera, nos invita a ser padres. Así la gente nos identifica. Con esa confianza le pido a Dios que me permita saber responder con cariño, amor y sencillez a esta invitación y este gran regalo de ser sacerdote y ser padre”.
Pbro. Jesús Armando Delgado, párroco de San Pedro de Jesús Maldonado