A unos meses de que concluya el Año de la Vida Consagrada, religiosas de Ciudad Juárez explican en Congeso por qué disfrutan su vida de consagradas.
“Pensé que las religiosas se la pasaban rezando, que eran aburridas, antisociales, y estrictas… y el mundo también te lo dice, pero sin duda es todo lo contrario. En este congreso las vi sonreír, bailar y convivir y borraron esa idea que tenía”.
Esto expresó Estefani, una joven de 20 años que acudió al Congreso de Vida Consagrada y salió fascinada de ver a tantas religiosas reunidas con un solo fin: mostrar otra cara de la Vida Consagrada.
El congreso se realizó los días 13, 14 y 15 de noviembre en el Centro de Evangelización y Catequesis de la diócesis, y contó con la asistencia de religiosas y laicos, quienes apreciaron el trabajo y carisma de cada una de las congregaciones presentes en Ciudad Juárez.
“Considero que se cumplió el objetivo de recordarnos como consagrados cuál es nuestra identidad y nuestra misión en la Iglesia, para de esta manera saber proyectarnos en la sociedad de acuerdo a nuestro carisma y hacer presente el Reino de Jesucristo”, dijo la hermana Alicia Gama, integrante del comité de religiosas de la diócesis.
Canto y Baile
El evento inició con la proyección de un video en el que el obispo don José Guadalupe Torres Campos saludó a las consagradas.
“Ustedes son un don muy importante para la Iglesia…(queremos) que la diócesis valore la vida consagrada, por eso me da gusto que estén participando de este Congreso”, dijo en su mensaje el obispo.
Enseguida el padre Guillermo Vargas, vicario de la Vida consagrada dio la bienvenida a los asistentes y presentó el concierto en que las religiosas mostraron sus dones en la música, la poesía y el baile.
En el programa se hicieron presentes las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, con la orquesta de niños del CEMYP, quienes presentaron varios cantos al igual que las Clarisas Capuchinas.
Luego, las hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción presentaron una poesía y las misioneras de María Dolorosa presentaron el baile “Huaynito”, originario de la serranía Peruana.
Las Hermanas Franciscanas de San José entonaron canciones al piano y las hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana cantaron piezas vocacionales.
Reflexiones
Como parte del programa, se presentaron ponencias alusivas a la vida consagrada, impartidas unas de ellas por el sacerdote claretiano Miguel Ángel Portugal Aguilar y la religiosa Georgina Onofre Villalba, doctora en Mariología.
En su ponencia, la hermana Gabriela Durán Mercado, de las Hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana dijo que muchos se hacen una imagen caricaturizada o muy novelizada de lo que es la vida religiosa, pero por lo general, no coincide con la realidad.
La religiosa compartió que algunas personas les cuestionan como si no fueran personas. “También somos mujeres y hombres con un rostro concreto, con una realidad concreta, con deseos y una historia… y fuimos chicos y chicas guapos, que tuvimos novios; y también nos cuestionamos”, dijo la religiosa.
“La paradoja y el encanto de la vida religiosa es que, a ejemplo del Cristo, Maestro, el religioso pierde su vida para alcanzar su más profunda y verdadera identidad”, expresó citando a José Cristo Rey García Paredes.
Reflexionan sobre el futuro de la vida consagrada
El domingo se realizó un panel titulado “Realidad desafíos y futuro de la Vida Consagrada Hoy”, que contó con la participación de la religiosa Georgina Onofre, misionera de María Dolorosa, Martha Guadalupe Flores Ibarra, STJ y el religioso salesiano Santiago Morales.
Los panelistas compartieron que hoy en día la vida consagrada no responde como antes a las necesidades y a los retos de una sociedad que ha cambiado.
“Hay disminución de ingreso a noviciados, aumento de salidas, envejecimiento de los integrantes de las comunidades y falta de relevos”, dijo la hermana Georgina, quien también ennumeró como problemática el debilitamiento de la vida comunitaria y de la vida espiritual, así como frecuentes problemas económicos.
“En la vida religiosa tenemos un gran peligro que es quedarnos en las ‘añoranzas’ del pasado y paralizarnos…pero debemos seguir adelante”, reflexionó la hermana Guadalupe.
“Somos hombres y mujeres entregados con todas sus energías a colaborar en la humanización del mundo, en la realización del proyecto maravilloso de Dios, quien quiere que a todos los hombres les llegue la plenitud de vida en Cristo”, finalizó diciendo el religioso.