Ana María Ibarra
En vísperas de la festividad del Señor de la Misericordia, el Apostolado de la Divina Misericordia organizó una procesión para iniciar los festejos.
La procesión se llevó a cabo el pasado sábado 22 de abril, iniciando en la parroquia Jesús El Salvador, para concluir con una misa en el templo de El Señor de la Misericordia.
Con el canto de la Coronilla, los asistentes a la procesión caminaron por la avenida Ejército Nacional, para después tomar la avenida Valentín Fuentes hasta el templo nombrado en honor a la misericordia del Señor.
La misa fue presidida por el padre José Solís, párroco de El Señor de la Misericordia, quien promovió entre los asistentes el rezo de la coronilla y los invitó a pedir por todos los pecadores, para que sean alcanzados por la misericordia divina.
Nunca es tarde
En su homilía, a la luz del Evangelio, el sacerdote resaltó el don de Dios, quien al resucitar mostró su misericordia al apóstol Tomás, y en los demás discípulos.
“La fiesta de hoy muestra la misericordia de Dios para con nosotros. Nunca es tarde para acercarse al Señor. La misericordia de Dios es grande y nos está esperando”, dijo el padre Solís.
Recordó que fue el Papa Juan Pablo II, hoy santo, quien proclamó la fiesta de la Divina Misericordia al canonizar a Santa Faustina Kowalska el 30 de abril del 2000.
“Del costado de Jesús brota el agua que salva y la sangre que revive. Debemos vivir en esa misericordia porque es el Señor que nos quiere mucho y día a tras día nos muestra ese don en la Eucaristía”, finalizó el sacerdote.
Los festejos a la Divina Misericordia continuaron el domingo 23 de abril con otra procesión y misas en su honor.