Ana María Ibarra
En el marco de las fiestas de Pascua, 37 parejas recibieron el sacramento del matrimonio el lunes 17 de abril, primer lunes de Pascua, en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe Catedral.
La celebración fue presidida por el obispo diocesano don José Guadalupe Torres Campos, y concelebrada por el párroco y vicario de Catedral, sacerdotes Eduardo Hayen y Jesús Ramírez.
Sí a Dios
Después de una preparación previa, el día anhelado llegó para 37 parejas, algunas de las cuales recibieron por primera vez la Eucaristía.
Alegres y agradecidos con Dios, los matrimonios estuvieron acompañados de amigos y familiares, hijos y hasta de sus nietos, en algunos casos.
En su homilía, el obispo les agradeció por haber dado el “sí” a Dios, y resaltó la importancia de celebrar su matrimonio en el marco de la Pascua.
“Este ramillete de matrimonios es un don de Dios, de Cristo, que se da para santificación de los esposos. Ustedes son el fruto de la Pascua. Se han preparado y sus matrimonios serán bendecidos por Cristo”, expresó el obispo.
Don José Guadalupe les habló del compromiso que adquieren y, refiriéndose al Cirio Pascual como Luz de Cristo resucitado, los invitó a vivir su propia Pascua.
“Hoy Cristo resucitado entrará a ustedes a través del sacramento de la Eucaristía y el matrimonio, para que ustedes sean luz en su entrega. La familia que ya tienen hay que fortalecerla en la fe, la familia es sagrada”, motivó.
Y agregó: “Nos alegramos como diócesis, como parroquia por este acontecimiento. Dios está con ustedes, Él los llamó y los va a iluminar con su Espíritu acompañándolos cada día”.
Rito del sacramento
Después de las palabras del obispo, se llevó a cabo el rito del sacramento del matrimonio. De manera colectiva, el obispo interrogó a los matrimonios sobre su libre consentimiento de contraer nupcias, a lo que las parejas respondieron afirmativamente.
Enseguida, el obispo y los sacerdotes bajaron del presbiterio para tomar las promesas matrimoniales a cada una de las parejas.
Así mismo bendijeron los anillos y las arras que fueron intercambiados por los esposos, mientras los familiares y amigos festejaron con aplausos.
El lazo les fue colocado después del rezo del Padre Nuestro. En este momento el obispo invitó a las parejas a ponerse de rodillas y así les fue colocado el signo de unión conyugal.
Al concluir la celebración, los matrimonios recibieron un fuerte aplauso de felicitación y antes de retirarse recibieron sus certificados de matrimonio.