Se ofreció una misa y cena con motivo del 35 aniversario de esta obra diocesana que atiende a personas en movilidad.
Diana Adriano
La Casa del Migrante en Ciudad Juárez celebró su 35º aniversario de fundación con una emotiva misa de acción de gracias realizada el pasado domingo 01 de junio.
La celebración Eucarística fue presidida por el obispo de Ciudad Juárez, Mons. José Guadalupe Torres Campos, y contó con la presencia del obispo auxiliar de la Diócesis de El Paso, Anthony C. Celino, así como sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos con la pastoral de movilidad humana de esta y la vecina diócesis.
Esta ocasión se aprovechó para bendecir la capilla de Casa del Migrante, la cual estuvo en desuso como templo, al utilizarse como dormitorio debido a la alta afluencia de personas migrantes. Hoy, al reducirse el número de huéspedes fue posible restaurar el espacio sagrado para acoger esta conmemoración especial.
Acoger, proteger, promover e integrar
Tras recordar los inicios de la Obra a cargo de misioneros scalabrinianos, y el paso de otros sacerdotes como dominicos y diocesanos, el obispo dirigió palabras de aliento, gratitud y reflexión, destacando la misión de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes como centro del mensaje cristiano.
“En cada uno de ustedes, queridos hermanos migrantes, vemos a Dios, vemos a Cristo resucitado, glorificado, que padeció, murió y resucitó al tercer día. Por eso cantamos y nos alegramos”, expresó el obispo dirigiéndose a los huéspedes que se hicieron presentes en la misa.
El prelado recordó que la Casa del Migrante es más que un refugio: es un santuario donde se encarna el evangelio de la misericordia.
“Esta casa, esta capilla, es cielo. El templo se abre, la capilla se abre, se abren los corazones. Porque donde está Él, que es la cabeza, estamos nosotros, que somos su cuerpo”, proclamó.
Reconoció el testimonio de los migrantes, quienes “enseñan a la sociedad a caminar con fe, dignidad y esperanza”.
“Ustedes nos enseñan más de lo que nosotros podemos enseñarles. Nos recuerdan que todos somos peregrinos en esta vida, caminantes hacia la justicia, hacia la vida digna”.
La homilía evocó la visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez en 2016, cuando colocó una vela y flores ante la Cruz del Migrante, imagen recordada como símbolo vivo de esperanza.
El mensaje concluyó con un llamado a la acción:
“No podemos quedarnos indiferentes, con los brazos cruzados. Cristo nos envía a actuar, a vivir el Reino de Dios en nuestra realidad, caminando en unidad, justicia y dignidad”.
Fueron homenajeadas
Al finalizar la misa, el obispo y el padre Francisco Bueno, director de la Casa del Migrante, entregaron placas de reconocimiento a tres mujeres que han dedicado más de una década de servicio generoso y constante en esta obra diocesana. Rosy Parra, Ivonne López de Lara y Sonia Tress recibieron el detalle entre aplausos y muestras de cariño por parte de la comunidad.
Luego, como parte de esta significativa conmemoración, los asistentes pasaron a la entrada principal de la Casa, donde se develó una placa conmemorativa, una imagen guadalupana, y la imagen restaurada de san Juan Bautista Scalabrini, simbolizando las más de tres décadas de servicio, hospitalidad y fe en acción.
Para finalizar, los asistentes participaron en una cena con la que culminó este este momento histórico lleno de gratitud.