En entrevista, el padre Jesús Manríquez, vicerrector del Seminario Conciliar, reflexiona sobre los datos que arroja el nuevo censo de Población del INEGI en torno al tema de religiosidad y cómo los católicos pueden aportar…
Blanca Alicia Martínez
La creatividad pastoral es el camino hacia donde pueden llevar las nuevas posiciones de la sociedad respecto a la religiosidad, que cada vez se observa más impactada por el fenómeno de la secularización.
Esta es parte de la reflexión que hace el padre Jesús Manríquez, al hablar sobre los resultados del CENSO INEGI 2020 que muestran una caída en el número de personas que se declaran católicos en México, así como un. Notable incremento en el numero de personas que se declaran sin religión.
Aquí la entrevista.
1.Resultados del Censo 2020 del INEGI muestran una reducción en el numero de personas que se declaran católicas, tanto a nivel nacional como a nivel local ¿Qué opina de esto? ¿A qué se puede atribuir?
Sin duda es un signo de los valores que la sociedad va decidiendo adoptar. El fenómeno de la secularización tiene muchas causas, entre las que podemos enumerar una propaganda antireligiosa, la visión de una Iglesia como imposición moral, un creciente pragmatismo y por supuesto, también una falta de un mensaje evangelizador eficaz por parte de la Iglesia.
2.En este sentido ¿Cuáles desafíos encuentra la Iglesia católica en general y en lo particular, es decir, localmente? ¿Cómo abordar esos desafíos?
A nivel general, la Iglesia va dando respuesta a los diferentes desafíos con la reflexión y el testimonio. Es interesante ver como el Papa siempre tiene un mensaje coherente y convincente que dar en los diferentes desafíos, podemos mencionar, la crisis por la guerra en Siria, la migración suscitada por esta guerra la crisis humanitaria y de salud surgida a partir de la pandemia, y todo eso es la manera en como la Iglesia universal responde a los desafíos, como se puede observar son mensajes coherentes y convincentes. Sin embargo, es necesario que a nivel local se repliquen esos mensajes con el mismo entusiasmo e incluso con el mismo espíritu. Podríamos no estar fallando en identificar nuestras inconsistencias sino en asumir el trabajo y el deseo de superarlas. Para poder abordar esos desafíos localmente se tiene que trabajar en dos niveles: uno personal y otro institucional. A nivel personal nos cuesta trabajo buscar acompañamiento. A veces podemos pensar que al ser una persona ya madura ya no necesito la guía de alguien más y eso conduce inevitablemente a cometer errores, a pensar que podemos resolver todo y en realidad, siempre tendremos cierta dependencia de Dios y de las manifestaciones de su Espíritu. Muchas personas que fueron entregadas al servicio en las parroquias en su juventud, terminan por alejarse poco a poco de la Iglesia y de Dios. Si hubieran encontrado un guía espiritual o alguna persona que pudiera acompañarlas en sus dudas tal vez no se hubieran alejado, pero ahí es donde entra la falta de un mensaje evangelizador eficaz.
3.¿Es posible que los católicos comunes y corrientes, podamos hacer algo al respecto? ¿Cómo?
Creo que la renovación de la Iglesia en la pastoral tiene que venir de los laicos, ellos son la fuerza de la Iglesia en estos momentos. El cardenal Robles en una participación del consejo para América Latina mencionaba el gran riesgo que existe del clericalismo, pero también en el clericalismo hay un pueblo que le gusta ser “clericalizado” Por eso mismo los católicos “comunes y corrientes” requieren desde mi punto de vista dos cosas: Uno, hacerse conscientes de su papel tan importante en estos momentos; Dos, ayudar a los sacerdotes a encontrar un equilibrio entre clericalismo y el ausentismo a través de un sano acompañamiento espiritual y pastoral.
- Queda claro también que avanza la secularización en la sociedad, ¿Cuáles factores influyen?
La sociedad postmoderna tiene como parte de sus fundamentos una cierta renuncia a la trascendencia y con esto una renuncia a cualquier forma de espiritualidad que implique cambios en nuestra conducta. Dentro de esto podríamos mencionar muchas cosas, pero tal vez una de las mas importantes considero que podría ser la decepción de la misma humanidad. Las guerras, la crisis ambiental, todo eso pareciera resumirse en un pensamiento en el que la humanidad se siente “decepcionada” de cómo ha llevado el rumbo de la historia y por lo tanto “desea” abandonar cualquier relación con el pensamiento “antiguo” en donde se ubicaría la Iglesia y la Fe.
5.¿Cuáles son los peligros que arroja esta secularización, este nuevo panorama de religiosidad?
Me llama mucho la atención la introducción del documento de Aparecida donde se menciona una conferencia del cardenal Ratzinger donde dice que nuestra mayor amenaza es el “gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se desgastando y degenerando en mezquindad”. Tal vez esta amenaza encierra el mayor peligro de esta secularización. Una cierta inconsciencia de que algo esta mal.
6.¿Hay aspectos positivos en este panorama que se nos presenta respecto a la religiosidad? ¿Cuáles?
El aspecto positivo creo que podría ser el de la creatividad pastoral. La fe es algo inherente al hombre, dado como don al mismo hombre quien se hace responsable de este don. Un documento de la congregación del clero, del año pasado, llamado “La conversión pastoral” ejemplifica muy bien este aspecto cuando llama a la parroquia a “permanecer como un puesto de creatividad, de referencia, de maternidad. Y actuar en ella esa capacidad inventiva; Es lo que el Papa llama parroquia en salida. Definitivamente creo que este aspecto a manera de reto es el aspecto positivo. Hay mucha gente con hambre de Dios, es necesario que los participantes activos dentro de la Iglesia hagamos conciencia de esta necesidad y ademas llevemos el alimento a esta gente.
Porcentaje de católicos en México
1950 – 98.2
1980 – 92.6
1990 – 89.7
2000 – 87.9
2010 – 82.7
2020 – 77.7
Porcentaje de personas sin religión
1930 – 1.06
1940 – 2.3
1950 – 0
1970 – 1.6
1980 – 3.1
2010 – 4.7
2020 – 10.6 (una de cada 10 personas)