Ana María Ibarra
Amor y devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe se vieron desbordados el pasado primero de diciembre, cuando miles de fieles participaron en la Magna Peregrinación que este año celebró sus Bodas de Plata.
Testimonio
Entre esos miles se encontraba Amparo Arellano, una fiel católica que, desde hace 44 años expresa su amor a la Santa María de Guadalupe caminando desde el sector de la parroquia El Señor de los Afligidos hasta la madre Iglesia, Catedral.
“Empecé con un carrito jalado por un burro, que aun traemos y que lleva la Virgen Peregrina. Antes solo íbamos mi esposo, que ya falleció, y mis tres niñas con mi carrito. Poco a poco se nos fue uniendo algunos vecinos y desde hace 25 años, nos unimos a la Magna Peregrinación. Hoy vienen mis hijas ya casadas con sus niños”, compartió Amparo.
Además de su familia y vecinos, Amparo va acompañada por su hermano, quien conduce un camión para llevar a las personas con discapacidad o adultos mayores que en el trayecto se sientan agotados.
El camión lo manda su compadre Saúl Valera, de la Central Camionera, “Él es muy guadalupano”, asegura la devota mujer, agradecida con Dios y con la Virgen de Guadalupe, quien, asegura, la salvó de morir por una picadura de una araña viuda negra.
“Es poco lo que le puedo ofrecer a Dios por todo lo que me da, no hay otra forma de pagarle”, dijo Amparito, quien une su sacrificio en la caminata de la Magna peregrinación a un ayuno desde el día anterior.
Desbordan su amor
Como cada año, un buen número de devotos se concentró en el cruce de Avenida de los Aztecas y Boulevard Zaragoza, donde inició la peregrinación rumbo a Catedral.
Los fieles caminaron junto a los sacerdotes Rodrigo Cuevas, impulsor del evento religioso, y, por primera vez, el padre Felipe de Jesús Juárez, actual párroco de Santa María de la Montaña,
“Ella es la llena de gracia, llena de fe, que guía nuestros pasos con amor de madre hacia el reino de los cielos”, dijo el padre Felipe, antes de dar inicio.
Danzas, alabanzas, rezo del Rosario y los carros alegóricos, mostraron a su paso el amor y la devoción guadalupana.
Después de cuatro horas de trayecto, los peregrinos llegaron a Catedral, para concluir participando del misterio de la Eucaristía tanto en el templo de Catedral donde presidieron el padre Rodrigo y el padre Felipe, así también en la Misión de Guadalupe, donde celebró el padre Juan Herrera, párroco de Santo Toribio de Mogrovejo.
Numeralia Magna Peregrinación
8 mil peregrinos
120 Servidores en el orden general
16 elementos de vialidad
18 grupos de danzantes
10 Kilómetros recorridos aproximadamente