Diana Adriano
En una emotiva ceremonia en la parroquia Transfiguración del Señor, Laurencio y Estefana Barraza Limón renovaron sus votos matrimoniales, agradeciendo a Dios por 65 años de amor y compromiso.
El padre Gregorio López, párroco de la comunidad, presidió la conmovedora celebración, destacando la admiración por la pareja que, a pesar de superar los 80 años de edad, continúa siendo un ejemplo de amor duradero.
Con 10 hijos y numerosos nietos, Laurencio y Estefana han construido un legado de unidad y solidaridad.
Al felicitarlos, el padre Goyo elogió la dedicación y fortaleza de Laurencio y Estefana, subrayando la importancia de valores como el respeto y la paciencia que han sostenido su matrimonio a lo largo de las décadas.
Ejemplo de amor
En su reflexión durante la homilía, el padre Gregorio profundizó en el don que Dios concede de manera especial a Laurencio y Estefana, reconociendo la riqueza de sus experiencias compartidas durante 65 años de matrimonio.
«Dios sabe lo que han vivido, las pruebas superadas, los momentos de felicidad y las lágrimas compartidas. Este día es, sin duda, motivo de gran alegría y gratitud», expresó con emoción.
El párroco enfatizó que la celebración de este aniversario de matrimonio no es sólo un acontecimiento personal, sino un testimonio para todas las parejas presentes.
“A pesar de la adversidad, de los momentos difíciles y las crisis, el ejemplo de esta pareja nos inspira a perseverar en el amor. Nos muestran que incluso en los momentos de mayor desafío, es posible encontrar alegría y gratitud”, indicó.
En un tono alentador, el padre Gregorio recordó a la comunidad que la unión de Laurencio y Estefana trasciende los altibajos de la vida matrimonial.
“Celebrar a un matrimonio en su aniversario siempre es motivo de alegría. Estos 65 años son un recordatorio de que el amor duradero es posible, y hoy, al estar aquí unidos, juntos dándole gracias a Dios, nos invitan a renovar nuestra fe en el poder del compromiso», manifestó.
Amarse y santificarse
Luego, al dirigirse a Laurencio y Estefana, enfatizó su papel como testimonio viviente. “Ustedes son testimonio y pueden decirle a los demás matrimonios: ¡Sí se puede!”.
Además, los presentó como fuente de motivación para aquellos que anhelan el matrimonio, especialmente dentro de su propia familia, instándolos a prepararse para esa nueva etapa.
“Al recibir el sacramento del matrimonio, es crucial tener claridad sobre el propósito. Lo primero es amarse y santificarse mutuamente, ese es el fin principal de un matrimonio”, dijo aludiendo a las parejas que están por casarse.
Al concluir la celebración eucarística, la alegría y el entusiasmo de la comunidad fueron palpables. Unánimemente, a una sola voz, comenzaron a gritar «¡beso, beso!» y ofrecieron un fuerte aplauso, expresando así su afecto y celebrando el amor duradero de Laurencio y Estefana.