Ana María Ibarra
Después de una pausa a causa de la pandemia de Covid 19, de una manera sencilla y con inmensa alegría de celebrar nuevamente su fiesta patronal, la comunidad parroquial de Nuestra Señora del Carmen se congregó con todas las medidas necesarias para honrar a la Virgen del Carmelo el pasado viernes 16 de julio.
Este año no se vio el atrio parroquial abarrotado de puestos de comida y comensales, tampoco se escucharon los grupos de matachines, sin embargo, los corazones de quienes se hicieron presentes latieron llenos de amor y gozo.
Rosario de Aurora
Los festejos a la Virgen del Carmen iniciaron con el novenario del 8 al 15 de julio, cuando los devotos asistieron a misa y al rezo del Santo Rosario.
El 16 de julio, día de fiesta, inició con el Rosario de Aurora a las 7:00 de la mañana, por las calles del territorio parroquial llevando a la imagen de la Virgen del Carmen para que, a su paso, bendijer a los hogares.
Durante el día se llevaron a cabo celebraciones eucarísticas. La misa de 6:00 de la tarde fue presidida por el obispo, monseñor J. Guadalupe Torres Campos.
“Estamos de fiesta. Sigamos con alegría y entusiasmo, con las puertas abiertas para encontrarnos, a través de María, con Jesús. Pidamos por todos los grupos y ministerios, por toda la comunidad”, expresó el obispo en su saludo de inicio.
En su homilía, el obispo resaltó que la Virgen del Carmen es considerada patrona de los navegantes.
“Están propensos a riesgos, a tormentas, pero en su fe llevan a nuestra Señora del Carmen, que los protege y los conduce a buen término. La vida es así, como el mar, con riesgos y desafíos que el cristiano enfrenta, pero tenemos a Dios que nos protege a través de nuestra señora del Carmen”.
Imposición de escapularios
El obispo invitó a la comunidad a transformar la fe en compromiso de conocer, amar y seguir a Jesús.
“María protectora nos lleva de la mano a buen puerto que es Jesús. Hoy en su fiesta saltamos de gozo, no físicamente, sino en la fe. No perdamos nuestra fe, nuestra tradición, ese amor entrañable a nuestra Señora del Carmen”, dijo.
Y pidió: “Sean una comunidad de armonía, fraternidad, colaboración mutua, testimonio. Sean una comunidad viva, comprometida, que lleve a Jesús a los demás”.
Como ya es tradición, se llevó a cabo la imposición de escapularios. El obispo bendijo los escapularios que los fieles portaron en sus manos desde sus lugares, siendo ellos mismos quienes se colocaron los escapularios.
Otro momento especial fue la coronación de la Virgen del Carmen y el Niño Jesús en brazos de María lo que conmovió nuevamente a los asistentes moviendo sus corazones y sus manos para dar aplausos a María.
Los fieles salieron rebosando de alegría y algunos pasaron a los puestos de venta de comida para llevar a sus casas y de esta manera apoyar a su parroquia.