Ana María Ibarra
Doble celebración se realizó el pasado 23 de mayo en la parroquia Santos Mártires Mexicanos al recordar la vida y el martirio de San Cristóbal Magallanes y compañeros, además de agradecer a Dios por los treinta años de presencia franciscana en esa comunidad.
El obispo don J. Guadalupe Torres Campos presidió la Eucaristía para agradecer, junto con la comunidad parroquial, las bendiciones que el Señor les ha dado.
Se hicieron presentes en el festejo sacerdotes de la Orden de Frailes Menores así como religiosas capuchinas, frailes de la Diócesis de El Paso e integrantes de las distintas ordenes seglares franciscanas en la diócesis local.
En una solemne procesión, el obispo, sacerdotes frailes franciscanos y sacerdotes diocesanos invitados, ingresaron por el pasillo central del templo, que ese día lució a su máxima capacidad.
Ser mártir, hoy
El obispo ofreció la Eucaristía por toda la comunidad parroquial, los sacerdotes que la pastorean y por los grupos y movimientos parroquiales. Luego, en su homilía, resaltó la fidelidad que todo cristiano debe vivir.
“Dios llamó a tantos mártires y decidieron seguirle. Sigue a Cristo porque él te ha elegido, él nos ha elegido, a los consagrados y consagradas, en el matrimonio en el trabajo. Elige a esta comunidad parroquial, nos llama a ser mártires con gozo, con fidelidad”, expresó el obispo.
Añadió que un mártir no puede vivir aisladamente, sino que vive en comunión con la Iglesia y en comunidad.
“Hoy se es mártir en sentido de comunidad, de comunión, caminando juntos en la fe”, dijo.
Dijo que hoy en día hay muchos ataques a la fe, a la iglesia y que es en el mundo donde se vive el martirio.
Pero resaltó que un cristiano es capaz de enfrentar la persecución hasta el martirio por la fuerza del Espíritu Santo y que su testimonio debe ser para bien propio y de los demás.
Al refereirse a la celebración que congregó a la comunidad ese día expresó:
“Vivamos nuestro martirio con alegría. Demos testimonio en la Iglesia, caminemos juntos, caminen juntos y unidos con el decanato, con la diócesis. Sigan con alegría viviendo el martirio que el Señor pide cada día impulsados por el Espíritu Santo. La clave es el amor”, concluyó y encomendó a la comunidad a la presencia maternal de la Virgen María.
Sigue el trabajo
Al concluir la celebración, fray Mauricio Jesús Gómez González, párroco, tomó la palabra:
“Estamos en año jubilar y damos gracias a Dios. Gracias, señor obispo por compartir esta alegría”, dijo.
Resaltó las modificaciones que se han realizado al templo, las cuales, dijo, no han terminado.
«Seguimos trabajando. El esfuerzo ha sido mucho, los grupos parroquiales, la gente ha correspondido y queremos agradecerles a todos lo que han puesto su granito de arena. Seguiremos trabajando, no solo en lo material sino en la formación para ser testigos y mártires en la presencia del Señor. Le presentamos este esfuerzo al Señor”, señaló el párroco.
Después de la celebración, se realizó una amena convivencia.