Ana María Ibarra
Con alegría y gratitud, en el marco del sexto domingo de Pascua, la Dimensión Diocesana para el Cuidado Integral de la Creación, unida a la Iglesia Universal, celebró el Décimo aniversario de la Encíclica Laudato Si del Papa Francisco, que en paz descanse.
La celebración se llevó a cabo el pasado domingo 25 de mayo en la Catedral y fue presidida por monseñor J. Guadalupe Torres Campos, obispo diocesano.
“Damos gracias a Dios creador porque nos puso en este planeta, nuestra casa común. Hoy, de manera especial nos unimos a la celebración por el décimo aniversario de la encíclica. Bienvenidos sean quienes forman parte de esta dimensión”, expresó el obispo al iniciar la misa.
Cuidar con responsabilidad
En su homilía el obispo resaltó la importancia de cuidar la creación que Dios ha donado
“Dios se nos revela en las Sagradas Escrituras, en la tradición y a través del Magisterio de los obispos y los papas. El papa Francisco nos regaló esta encíclica, hay que leerla. Es un mensaje profético. Una alarma. Es un grito profético del papa que nos invita a cuidar la Creación. No hace falta ser científico para ver lo que está pasando”, expresó el obispo.
Don Guadalupe invitó a los presentes a asumir su propia responsabilidad.
“Estamos destruyendo la Creación. El aire, las tormentas de arena extrañas que estamos viviendo, son signo del cambio climático. Estamos contaminando el aire. En nuestra Sierra Tarahumara hay deforestación. El poderoso está talando todos los árboles, los grandes pulmones”, dijo.
Por otra parte, señaló que cada vez la tierra está más destruida y el agua, vital, se está acabando.
El obispo invitó a los asistentes y a quienes vieron la transmisión de la misa por redes sociales, a pensar en su responsabilidad pensando ¿qué me toca a mí?
“El Evangelio nos dice: El que me ama cumple mi Palabra. Dios creó todo, amar a Dios implica amar a la creación”, dijo.
Señaló que el hombre también es parte de la creación, y sin embargo se destruye con guerras y una cultura de la muerte que impera en el mundo.
“Necesitamos acoger la luz del Espíritu Santo. Tomar la iniciativa. Jesús nos deja la paz, y la paz es también cuidar la creación, cuidar a la persona”, puntualizó para luego convocar de nuevo a leer la encíclica, y pedir a los fieles comprometerse a cuidar la Creación.
Signos de la Creación
En el momento de presentar las ofrendas, junto con el pan y el vino, fueron presentados los cuatro signos de la Creación:
Aire: que purifica el entorno, indispensable para todas las especies. Necesario para limpiar el cielo de toxinas. Hace feliz a los árboles con sus caricias y las aves cantan de gozo entre sus brazos.
Tierra: Que sostiene durante el amanecer y en el atardecer; da vida, sufre y reaviva. Como una madre, arropa a al ser humano al caer dormido a sus brazos en el nocturno eterno.
Fuego: fuerza ardiente, impone miedo, presencia y respeto; noble y cálido. Sabe corregir ante las faltas y acompaña los momentos de soledad, de frialdad, de gozo y de ternura.
Agua: De sonidos armoniosos para dar paz a las almas turbadas, su contenido da vida y sacia la sed; revitaliza y resplandece la alegría de los seres.