Diana Adriano
La comunidad de la parroquia Nuestra Señora del Carmen vivió fervorosos momentos el pasado 16 de julio, durante la celebración de su gran fiesta patronal.
Desde muy temprano los fieles comenzaron a congregarse en el templo para participar en la Santa Misa y coronación de la Virgen del Carmen, su santa patrona, a quien ofrecieron Mañanitas con mucho amor.
A las 8 de la mañana inició la misa especial celebrada por el obispo don J. Guadalupe Torres Campos y concelebrada por el padre Armando Benavides, párroco de la comunidad, y el padre Abraham Betancourt, vicario parroquial, quienes acompañaron al obispo en este momento tan significativo.
Inspirado en la Palabra de Dios, el obispo en su homilía recordó el misterio de la Encarnación:
“En la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer”, dijo citando la carta a los Gálatas. Y añadió “Vivimos la plenitud de los tiempos. Una vez que Cristo nació, El Salvador, es la plenitud. Vivimos la plenitud hoy: la plenitud del amor de Dios, la plenitud de la salvación”.
En ese contexto, exaltó a la Virgen María, especialmente bajo la advocación del Carmen:
“Dios nos ha enviado a su Hijo, nacido de una mujer. ¡Bien por ella, María! Reina y hermosura del Carmen. María, hoy estamos de fiesta: la Iglesia, nuestra parroquia, en esta hermosísima fiesta de Nuestra Señora del Carmen”.
El obispo invitó a la comunidad a consagrarse con amor a María, reconociéndola como guía, intercesora y modelo de entrega total a Dios.
Coronación de la Virgen
Con el templo completamente lleno, la comunidad expresó su devoción con cantos, oraciones y una participación activa.
Uno de los momentos más conmovedores fue la coronación de la imagen de la Virgen del Carmen, que se llevó a cabo al finalizar la celebración eucarística.
El señor obispo subió hasta donde se encontraba la imagen de la Virgen y con gran reverencia le colocó la corona, en un acto cargado de solemnidad y emoción.
Tras la bendición final del obispo, los sacerdotes impusieron el santo escapulario a los fieles, quienes, ya con el escapulario en el pecho, pasaron bajo el manto de la Virgen Santísima, pidiendo su guía y protección con mucha fe.
Ya en el exterior del templo, la celebración continuó con un ambiente festivo y tradicional.
Las danzas de matachines se desbordaron en pasos, ritmo y color, como ofrenda viva a la Santa Patrona. Y los fieles pudieron degustar los antojitos mexicanos preparados con esmero por la comunidad, así como disfrutar la música en vivo que se presentó en la kermés, la cual es una de las fiestas más tradicionales del sector donde se ubica la parroquia.
La fiesta se prolongó hasta entrada la noche, dejando en organizadores y asistentes la satisfacción y la alegría de haber celebrado un año más a Nuestra Señora del Carmen, patrona y madre que acompaña siempre el caminar de su pueblo.