Claudia Iveth Robles
Con un feliz recuento de su caminar como sacerdote el padre Oscar Enríquez celebró el pasado lunes 25 de Julio 50 años al servicio de Dios, en una misa a la que asistieron los obispos don José Guadalupe Torres Campos y monseñor Gerardo Rojas, y alrededor de 50 sacerdotes de la diócesis.
La celebración se realizó en la parroquia Jesús Obrero, enclavada en la colonia División del Norte, a donde desde temprana hora, arribaron sacerdotes, religiosas y fieles que acompañaron al festejado.
El obispo don José presidio la Eucaristía, pero fue el festejado quien dirigió la homilia en la que destacó tres temas fundamentales: el Año de la Misericordia, la visita del Santo Padre a México y a Ciudad Juárez y la realidad que se vive en México.
El sacerdote desarrolló su homilía describiendo cuatro símbolos que se encontraban sobre una mesa a un lado del altar: un cirio, como símbolo del misterio de la vocación, mediante el cual compartió aspectos de su vida personal, familiar y vocacional.
Una cruz y en ella el Espíritu Santo, y bajo ella el pan y el vino, símbolos que suscitan la vocación al ministerio sacerdotal. Y una vasija de barro, que simboliza la fragilidad humana.
“El sacerdote es un hombre tomado del pueblo, para el servicio del pueblo”, dijo el padre Oscar.
Al concluir su reflexión, un miembro de la familia del padre Oscar, un colaborador del Centro de Derechos Humanos que él dirige y un feligrés de la parroquia hablaron sobre lo que el ministerio del padre Oscar ha dejado como huella en sus personas.
Gabriela, sobrina del sacerdote, dijo que encontró en el padre Oscar al amigo, al maestro y al guía espiritual que le ayudó a salir adelante.
Silvia Méndez, del Centro de Derechos Humanos, destacó los valores que el sacerdote comparte en esta obra: la solidaridad, la búsqueda de la verdad y de la justicia.
Y finalmente un miembro de la comunidad destacó la sencillez, con que el padre Oscar ha permanecido al servicio de la parroquia Jesús Obrero.
“Siempre he contastado la labor fiel y entregada, constante, permanente del padre Óscar, ha sido para nuestra diócesis un testimonio vivo de Jesucristo, Buen Pastor, Sumo y Eterno sacerdote”, dijo el obispo don Guadalupe.
Monseñor Rojas habló así al padre Oscar: “Que la plegaria de tu corazón, unida a la nuestra, llegue a la presencia de Dios, porque por 50 años has sido escogido para presentar el corazón al Alfarero Divino, y que le pueda decir como el salmista ‘Mi Dios y mi todo’”.
Al final se realizó un ameno convivio donde el festejado compartió el pan y la sal con los invitados.
Frases…
A Óscar lo conozco desde que yo era seminarista, me acompañó en mis primeros años de ministerio y ha crecido la amistad y fraternidad. Admiro mucho su fidelidad, su testimonio sacerdotal, especialmente en su insistencia en esa dimensión social de nuestra fe, el servicio a los pobres…enriquece nuestra iglesia diocesana.
Pbro. Héctor Villa, prefecto de estudios Colmex
“Me da mucho gusto ver este día de sus 50 años de sacerdote, él es el motivo por el que nosotros venimos aquí. El nos encontró en la fuente, nos llevó a su parroquia y nos explicó de su diócesis”.
Pbro. Pedro Hinde, Casa Tabor
“Me siento lleno de gozo, de mucha plenitud humana y creo que algo que debo valorar del sacerdote es todo el cariño, la entrega de la gente es lo que lo fortalece a uno, así generalmente, toda la entrega, la generosidad, yo la he vivido en todas las comunidades en que he estado y por eso me da mucha alegría ver gente de todas las parroquias que he estado”.
Pbro. Oscar Enríquez, párroco de Jesús Obrero