Ana María Ibarra
Acompañado de familiares y amigos, el recién ordenado sacerdote, padre Adrián Flores, celebró su primera misa el pasado domingo 2 de julio en la parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón, comunidad donde nació su vocación.
Su primera homilía
Acompañado de sacerdotes que lo visitaron desde Francia, donde realizó sus estudios como seminarista, de monseñor René Blanco, en representación del obispo diocesano, y del padre José Ríos, párroco de dicha comunidad, el padre Adrián dirigió su homilía a la luz del Evangelio.
“Hermanos y hermanas, las palabras de Jesús a sus discípulos están cargadas de radicalidad. Estas palabras son también hoy para nosotros, para quienes esperan su resurrección y la vida eterna. Se dirige a quienes han querido seguir a Jesús en el sacerdocio del Orden y a quienes disciernen”, dijo el padre Adrián.
El sacerdote añadió que Jesús no llama a una vocación egocentrista, sino que, al pedir cargar la cruz, es cargar la cruz de la humanidad, la propia y la de todo el mundo.
“Ser cristiano es cargar una cruz transformadora. Si alguno puede ser alimento para los demás es porque se ha alimentado de Jesús. Cargar la cruz sin miedo a perder la vida es a lo que nos invita. Jesús ha vencido a la muerte. Carga tu cruz y la de tus hermanos y nunca te abandonará”, finalizó.
Agradecimiento
Antes de finalizar la celebración, monseñor René Blanco agradeció a los sacerdotes que acompañaron al padre Adrián en su primera misa. También dio gracias a quienes vinieron de Francia y han estado de cerca en la formación del sacerdote; al padre Ríos por permitir y acompañar en la celebración; al diácono Víctor Vega, quien asistió al sacerdote; a toda la comunidad, y especialmente a los papás del padre Adrián por la donación a Dios.
De igual manera el padre Adrián agradeció: “No estuviera aquí si no fuera por sus oraciones. Continúen orando por todos los sacerdotes, recen por Ciudad Juárez, por nuestro país herido, lastimado, que podamos ser testigos de la resurrección de Jesús”, concluyó.