Ana María Ibarra
En el marco de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, se llevó a cabo una misa y un momento de adoración ante el Santísimo para pedir y orar por los enfermos.
La celebración, realizada el pasado viernes 11 de febrero en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, fue presidida por el padre Rafael Saldívar, vicario de Catedral.
En fiesta de Lourdes
Llenos de devoción, fieles de distintos sectores de la ciudad se dieron cita para participar de la celebración y pedir a Dios por sus enfermos o enfermedades propias.
Una bella imagen de Nuestra Señora de Lourdes fue colocada en el presbiterio, para recordar su aparición a Santa Bernardita, en Francia.
En su homilía, el padre Rafael expresó que, dentro de la realidad humana, las personas no están exentas a padecer y sentir dolor, sea físico, emocional o espiritual, pero en la actualidad, los medios de comunicación invitan a evitar el dolor a como dé lugar.
“La Virgen de Lourdes le dijo a Santa Bernardita: no te prometo el bienestar en esta vida, pero sí la vida eterna”.
El sacerdote agregó que el ser humano está hecho como “enfermable”, e incluso, dijo, Dios ha permitido este tiempo de pandemia “para reconocer que al Señor vamos”.
“Ver que seres queridos, sacerdotes, fallecieron, nos hace pensar en nuestras fragilidades humanas. Si la enfermedad que padecemos se puede curar, hay que buscar los medios, pero si se hace crónica, unificar con Cristo nuestros dolores”.
Haciendo referencia al evangelio de ese día, que cita la curación de un sordo mudo, el padre Rafael cuestionó: “¿qué tan abiertos estamos con nuestra realidad?”.
“Si un miembro sufre, todo el cuerpo sufre, este es nuestro llamado con referencia a los enfermos, sentir empatía con los enfermos. Si él está sufriendo, comprender su realidad. Esta empatía se llama caridad”, dijo el sacerdote.
Resaltó que la enfermedad es la oportunidad de la revisión de vida y recordar a Cristo que exclama: ¡Ábrete!
En Hora Santa
Después de la misa, el padre Rafael expuso el Santísimo Sacramento para pedir a los pies de Jesús Eucaristía por los enfermos, poniendo en su presencia a cada uno de los enfermos.
“Primero debemos agradecer por el don de la vida, por el amanecer, el tiempo que nos ha permitido de salud, las fuerzas físicas, por el don de la fe, por el don de la familia. También por tantas bendiciones espirituales que nos ha dado: las amistades, los sacramentos, las bendiciones físicas y materiales”.
El sacerdote invitó a los asistentes a poner en manos del Seños el deseo de ponerse en contacto con Él.
“Venimos a buscarte. Te has hecho presente a través de los signos. Eres alimento para el cuerpo y para el alma. Ponemos en tus manos este deseo de ponernos en contacto contigo”.
Durante algunos minutos, los asistentes permanecieron delante de Jesús ofreciendo sus dolores, pidiendo la salud propia y de sus seres queridos, y uniendo sus dolos a la cruz de Jesús.
Fortalecidos y llenos de esperanza salieron de regreso a su vida, a sus hogares, sabiéndose acompañados por el Señor.