Con grande cariño me dirijo a ustedes como cada semana y les saludo con mucho amor de padre y pastor.
Voy a comentarles un poco sobre el proceso de pastoral que llevamos en nuestra diócesis. Ya en otras ocasiones les he platicado nuestro trabajo hacia la actualización del Plan de Pastoral de nuestra diócesis. Es importante todo el proceso. Desde que yo llegué traté de marcar ciertas líneas de acción para trabajar en vistas a este plan. Ya desde el 20 de febrero de 2015 que tomé posesión, hablaba de la misión, de la evangelización, como dice el papa Juan Pablo, una nueva evangelización en su ardor, en sus métodos, en su estructura, renovarnos, un llamado a vivir la comunión y la eclesialidad como dice el papa Francisco, hoy la sinodalidad.
Vivir con alegría un encuentro con Cristo que nace y renace, una formación permanente en todos, desde el obispo, sacerdotes, consagrados, seminaristas, laicos. Una formación permanente. Y también partimos de una conversión personal y pastoral a partir de un encuentro con Cristo, para construir todos juntos el reino de Dios.
Y luego ya iniciar, pues les propuse conocer lo que ya hemos platicado también, la renovación de la estructura pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que ya entre nosotros la hemos dado a conocer, ya los sacerdotes la conocen, también las religiosas y los laicos y los seminaristas, aunque ya más resumido también con ellos les hemos planteado el conocimiento de esta nueva estructura de la pastoral a base de comisiones y de dimensiones.
Renovarse en Jesús
El plan diocesano anterior en nuestra diócesis, que fue publicado el 28 de noviembre de 1998 por don Renato Ascencio León, nuestro obispo emérito, comprendía las siguientes áreas pastorales: vocacional y juvenil, evangelización y catequesis, pastoral familiar y pastoral social. La nueva estructura comprende y abarca estas áreas que el anterior plan de pastoral trabajaba y hoy queremos retomarlas y redimensionarlas.
Ahora viene una etapa muy importante, una etapa de hacer asambleas en las parroquias los siguientes meses octubre y noviembre. Les he pedido a los padres que en sus parroquias y en los grupos se hagan asambleas para conocer nuestra realidad ¿cómo anda nuestra realidad pastoral eclesial como diócesis?, también aspectos sociales, culturales, estadísticas de nuestra sociedad y realidad.
El plan de pastoral quiere ser una mediación que nos ponga a buscar juntos, es importante, no sólo el obispo, los padrecitos, sino que nos ponga a buscar juntos, a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia y con la fuerza del Espíritu Santo, la respuesta más adecuada a la situación social y eclesial que estamos viviendo, para que nuestra Iglesia reavive su fe, esperanza y caridad y sea sacramento de salvación para todos los hombres y mujeres de nuestra tierra y de nuestro tiempo.
Organigrama
Hemos organizado un organigrama diocesano pastoral: Están el obispo, la vicaría de pastoral, el consejo de pastoral y el consejo de economía y luego de la vicaría de pastoral se desprenden dos organismos muy importantes: el organismo de las grandes comisiones que aquí hemos señalado, la comisión de pastoral social, la comisión de pastoral profética, la comisión de familia y juventud, la comisión de comunicación, la comisión de vocación y ministerios, la comisión de pastoral litúrgica.
Esta estructura de comisiones es para subsidiar, para dar material, para dar formación y ayudar a iluminar la acción pastoral en los diferentes sectores. Y aquí entra el otro aspecto: los decanatos. Es en los decanatos donde toda la acción tiene que aterrizar. Esas comisiones y divisiones tienen que tener su efectividad su profundidad, desarrollo y puesta en práctica en los decanatos, que queremos potenciar.
Los decanatos
Cada sacerdote de cada comisión tendrá que tener en la parroquia, en el decanato.
Es importante la participación a nivel decanato de los laicos, entonces cada decanato tendrá que implementar esta estructura de comisiones y al frente de cada comisión del decanato, un sacerdote con un equipo de laicos que ayuden a fortalecer el trabajo pastoral que aterrice muy profundamente.
Y en estos dos meses de octubre y noviembre tenemos que darnos a la tarea de administrar nuestras habilidades con la famosa dinámica del FODA, es decir ver las “fortalezas”, las “oportunidades”, las “debilidades” y “amenazas”, entonces es importante que en cada parroquia veamos cuáles son nuestras fortalezas en nuestra diócesis, en nuestra vida pastoral, y cuáles son nuestras oportunidades que tenemos, cuáles son nuestras amenazas que están sucediendo, y cuáles son los obstáculos que están ahí apareciendo, para que analicemos en cada una de las dimensiones, en cada una de las comisiones cómo andamos.
Una invitación
Los invito pues a todos los seglares en las parroquias, a que se interesen, cuando el sacerdote los convoque vayan, participen en esas asambleas. Ya cada sacerdote dará a conocer qué días, horas, en qué momentos se reunirán para hacer un análisis con una mirada de fe, de esperanza a la luz de Cristo, cómo andamos como diócesis, como andan nuestros decanatos en cada una de las comisiones y dimensiones que ya se han dado a conocer.
Todo esto a la luz de un método que llamamos prospectivo, responder a qué ideal de Iglesia queremos tener de acuerdo a las fortalezas, amenazas, debilidades y oportunidades para alcanzar un objetivo como Iglesia que ya se determinó para trabajar, y queremos verlo y analizarlo muy profundamente.
Queremos ser una Iglesia que, inspirada en el evangelio de la misericordia esté comprometida en presentar a Cristo en el mundo desde el diálogo, ofreciendo acciones concretas y transformadoras que iluminen la realidad y cambien las estructuras eclesiales pastorales, promoviendo la formación de la sociedad y respondiendo a las necesidades presentes y futuras.
Ahorita por lo pronto los invito a que se integren en sus parroquias con ese trabajo que va a ser muy intenso, muy importante y que los sacerdotes ya estén empapados y que primeramente Dios e iluminados por el Espíritu Santo todos tengamos interés, que todos nos involucremos, que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo siempre buscando alcanzar un compromiso de una respuesta de fidelidad, alegría y gozo en el Señor por lo que Él quiere que seamos como Iglesia diocesana de Ciudad Juárez.
Los bendigo como cada semana, la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu santo permanezca siempre con ustedes. Amén.