Ana María Ibarra
Con la alegría de la Navidad que se avecina, el Comité de Apoyo al Seminarista (CAS), llevó cena y regalos a seminaristas para compartir con ellos este tiempo de esperanza y buenos deseos, como lo viene haciendo desde hace más de 35 años.

Con regalos, cena, postre y el cariño que las lleva a realizar su misión, las señoras del Comité de Apoyo al Seminarista acudieron al Seminario Conciliar el pasado partes 16 de diciembre para arropar a los muchachos que se encuentran en formación.
Los jóvenes llegaron al comedor con alegría y agradecimiento. Casi al mismo tiempo, arribaron los padres formadores, el señor obispo y las hermanas religiosas.
En un ambiente festivo, cantaron las estrofas de pedir posada.

El padre Jesús Manríquez, rector del Seminario, presentó al comité y explicó su labor para que aquellos jóvenes recién ingresados conocieran a la agrupación y su misión.
Enseguida bendijo los alimentos, pidiendo bendiciones para las personas del CAS.
La señora Rosa María Reinoso, presidenta del CAS, se dijo contenta por estar un año más compartiendo con ellos e invitó a sus compañeras a presentarse delante de los jóvenes.
La cena se sirvió y todos pasaron de un momento ameno y fraterno. Al final, los jóvenes, los formadores, las religiosas y monseñor Torres recibieron obsequios.

Misión del CAS
La presidenta del CAS explicó que la misión del comité es trabajar para apoyar a los seminaristas con la compra de libros y material didáctico, además de los obsequios que en estas fiestas decembrina les comparte.
“Somos quince personas que estamos trabajando para darle ese apoyo a los muchachos”, dijo la presidenta, quien lleva 18 años en el grupo y cuatro encabezándolo.
Actualmente, quedan en el grupo dos de las iniciadoras del comité, mismo que nació como un grupo parroquial y que después, por invitación del padre Francisco Herrera, llevó su labor a los estudiantes del Seminario.
“Chuyita Garay y Marthita Gil son dos de las iniciadoras. Este año falleció la señora Zoila Adame, ella apoyó mucho. Era una linda señora, estoy segura de que está en el cielo por todo lo que trabajó”, recordó Rosa María.
“Este servicio para mi es la vida, es lo único que hago. Ya los años ya no me permiten trabajar como al principio, pero sigo apoyando en lo que pueda”, dijo por su parte Martha Gil, fundadora del CAS.
La presidenta invitó a quienes deseen integrarse a este comité a que se acerquen, ya que se
requieren de manos para las actividades recaudatorias.
Una de las actividades permanentes es la venta de tamales en el Seminario los domingos después de misa de once de la mañana y de una de la tarde.

In memoriam
Hilda Mendoza, hija de Zoila, dijo que comenzó a acompañar a su mamá hace cuatro años y su último año ella asistió, aunque ya no podía caminar.
“En octubre de este año falleció mi mamá. Desde hace mucho conozco a las señoras del CAS y hemos seguido en comunicación, pregunté de la posada y aquí estamos mi hijo y yo acompañando en la organización de este servicio”, dijo Hilda.
Recordó que su mamá acudía feliz al servicio, siempre contenta y dispuesta a ayudar.
“Ella respondió al llamado que Dios le hizo para servir. El día de su misa de funeral fue algo muy bonito, nos dimos cuenta del cariño que le tenían. Ahora me doy cuenta de las bendiciones de Dios a nuestra familia por el trabajo que ella hizo”, concluyó.

En frase…
“Les pido que recen por nosotras. Invito a que nos sigan apoyando con sus donaciones. Me pueden contactar al teléfono 656 167 9477, les va a gustar este servicio”.
Rosa María Reinoso, presidenta del CAS
































































