Jorge Alberto Hidalgo Toledo/ comunicador católico
Recientemente se hicieron públicos los resultados de la Primera Encuesta sobre Adicciones entre los capitalinos en el que se anuncia que casi 3 millones de personas entre los 12 y los 45 años consumen alcohol.
En esa encuesta, 37.3% de los jóvenes entre los 12 y 17 años se declararon bebedores y 17.7% ya tienen condición de dependencia (14.6% hombres, 3.1% mujeres). Otra encuesta revela que existe una tendencia sostenida a incrementar la ingesta con la edad.
Particularmente reportó que en el grupo que comprende a los jóvenes entre 16 y 19 años, 21% de hombre y 10% de las mujeres dijeron consumir semanalmente de cinco a más copas en una ocasión.
Primeros Pasos
Sin lugar a dudas muchos padres se preguntan si su hijo, un sobrino, un amigo o un compañero son parte de esa estadística y en ese caso ¿qué pueden y deben hacer?
Algunos habrán de decir: “tengo que hablar seriamente con él”; “¿Cómo le digo que está mal?”; “Sólo aprenderá hasta que le ocurra un accidente”; “lo llevaré con un especialista”.
Como padres, el temor porque nuestros hijos se expongan a situaciones de riesgo o se involucren en acciones que deriven en el abuso del alcohol es natural. No obstante, pocas son las veces en que encontramos el momento oportuno, la palabra precisa o el lugar indicado para abordar el tema del alcohol en la familia.
Los expertos hoy día han encontrado que más allá del ataque, la satanización del alcohol o el emprender medidas radicales hay que emprender estrategias inteligentes de educación y prevención basadas en la comunicación efectiva y afectiva. ¿Cómo iniciar?
Aquí Algunas Claves
Dar testimonio
La falta de límites, reglas claras y testimonios de congruencia en el seno familiar son la principal motivación para la iniciación, el consumo y el abuso. Dado que el consumo de bebidas con alcohol está tan arraigado en nuestra cultura y nuestras costumbres, desde pequeños los hijos han visto que en casa la mayoría de las personas adultas beben alcohol en situaciones específicas asociadas con el festejo, las celebraciones y la interacción social natural. Por ello, se vuelve importante que sean los padres y los adultos cercanos los que muestren un consumo moderado y responsable que jamás derive en la embriaguez.
No ser permisivos ni tolerantes ante el consumo de menores
Por muy común que sea el uso de alcohol en nuestra cultura es un hecho científico que los menores no deben beber alcohol y mucho menos el que sean los padres los que permitan y toleren esta situación.
Tanto niños como jóvenes son más sensibles a los efectos del alcohol y más vulnerables a involucrarse en situaciones peligrosas debido a que por lo general los adolescentes no prevén riesgos. Además, se ha comprobado que entre más temprano se inicien en el consumo más propenso serán a tener problemas con la bebida.
Fije normas y límites
¡Cumpla su palabra! Cuando un niño o un adolescente no tiene normas claras es casi un hecho que opte por beber a la primera manifestación de presión social o curiosidad. Establezca normativas precisas sobre el consumo de alcohol: “los adolescentes no deben beber”, “no se debe conducir si se ha tomado”. Es muy importante que establezca sanciones y que nunca las suspenda o disminuya.
Fomentar la responsabilidad
Si uno como padre ha decidido beber, debemos ser los primeros en ser responsables. El alcohol en sí no es malo, lo que resulta inconsciente es el uso inapropiado. Nuestros hijos deben saber esa diferencia; deben saber que existen personas que como ellos no deberían beber: el alcohólico, los hipersensibles al alcohol, las mujeres embarazadas, los enfermos, los que manejan, los que están trabajando. Si los hijos ven que sus padres abusan del alcohol ellos repetirán la conducta. Los hijos deben ver en sus padres un modelo responsable y digno de imitar.
Hablar y conocer
Para cualquier acercamiento sincero es importante el diálogo y la comunicación con los jóvenes. Es fundamental establecer empatía mostrando interés por su mundo y su persona. La comunicación profunda permitirá a los padres conocer y descubrir los problemas personales, familiares o sociales que mueven en el fondo a sus hijos al consumo y abuso del alcohol.
Diga no a los sermones
La edad ideal para hablar sobre el alcohol, no es después del primer consumo o abuso. Los especialistas recomiendan hacerlo entre los 8 y los 11 años; edad en la que aún no manifiestan la rebeldía del adolescente que busca ser independiente, pero ya cuentan con la suficiente madurez para comprender. Se recomienda hablar en periodos cortos y oportunos; al otro día en que el chico bebió, nunca cuando esté bebido.
Hable claro y exponga siempre los riesgos y las posibles consecuencias. Para una buena comunicación, aprenda a escuchar y dar un ejemplo o testimonio que refuerce lo dicho.
Cariño e interés
En cierto momento de su desarrollo, tanto niños como jóvenes se sienten solos y buscan en sus pares el afecto, la estima y la atención que no encuentran en casa.
Ofrecerles información objetiva
Los jóvenes particularmente rehuyen a las actitudes autoritarias y moralistas, tienden a desconfiar de los adultos que les brindan información distorsionada, que sataniza conductas o exagera los peligros. ¡Cuide muy bien lo que les diga!
Su contacto con los medios de comunicación, otros jóvenes y adultos hace que no se crean todo contenido o información que reciban. En la medida que sean motivados a ser autogestivos, a usar su creatividad e imaginación buscarán definir su problemática e identificar soluciones.
Si aún está a tiempo, hable con sus pequeños y adolescentes sobre el alcohol. Si ya han decidido beber, recuerde: nunca es tarde para hacerlo responsablemente. No arriesgue a su familia, mejor arriésguese por una buena comunicación.[td_smart_list_end]
Mayor información en:
Blog para padres: www.padres.alchlinformate.org.mx
Blog para jóvenes: www.jovenes.alcholinformate.org.mx
Puntos importantes a considerar
Principales lugares de consumo en los menores
· Casa (34.88%)
· Casa de otras personas (26.92%)
· Restaurantes (10.97%)
· Bares o antros con licencia para expender alcohol (11.58%)
· Lugares sin licencia para expender alcohol (2.83%)
· En la calle (6.05%)
· En el trabajo (2.39%)
Situaciones que favorecen el inicio en el consumo de bebidas con alcohol
· Acontecimientos sociales
· Quince años
· El paso de la adolescencia a la adultez
· Bodas
· Partidos de futbol
· Conciertos
· Salida a antros
¿Sabias que…?
En la Encuesta Nacional de Adicciones 2002, 64% de los menores -que confesaron que nunca habían bebido- mencionaron como causas: el que en su casa no se acostumbraba; por su religión; por miedo a tener problemas y porque no les llamaba la atención.