Diana Adriano
Con globos de colores, cantos festivos y una lluvia de confeti, la parroquia Cristo Rey vivió el pasado 11 de mayo una jornada llena de alegría y fe, al celebrarse la novena edición de la Marcha de la Alegría, evento que busca recordar a la comunidad el gozo y la esperanza de la Resurrección de Cristo.
La marcha comenzó después de una Eucaristía especialmente dedicada a los niños, donde se vivió la liturgia en oración y reflexión en torno a Jesús Resucitado.
Desde su origen, la Marcha de la Alegría ha sido organizada por el grupo de catequesis de la parroquia, y cada año convoca a los niños del Catecismo, quienes participan en el evento junto a sus familias.
Arca de Noé
“Estamos reunidos para compartir la alegría del Señor Resucitado. En esta ocasión, nuestra marcha está inspirada en el Arca de Noé, esa promesa de Dios que nunca falla”, dijo como bienvenida el padre Leonardo García, párroco de la comunidad.
“Como Dios le pidió a Noé que construyera un arca para salvar a los animales del diluvio, hoy nos unimos para recordar que el mal no prevalecerá y que la alegría del Señor Resucitado es la que nos llena de fuerza”, añadió.
La marcha comenzó con los participantes llenos de entusiasmo, quienes recorrieron las calles aledañas al templo mientras un cañón disparaba confeti.
Este año, por el tema de la Marcha, se vieron niños disfrazados de león, ardilla, changuito, vacas, flamingos y ¡hasta dinosaurios!, representando a los animales que, según la Biblia, fueron salvados por Noe, en su construcción de madera.
Luz y esperanza
Al frente del contingente se apreció una imagen de Jesús Resucitado, montada en una camioneta que fue adornada con globos amarillos, color que simboliza la luz y la esperanza.
El invitado especial de la fiesta, Jesús, fue alabado y celebrado en cada paso que los participantes daban, mientras la música y los cánticos invadían las calles.
Siempre cercano a su comunidad, el párroco participó activamente en la marcha, compartiendo con los niños y jóvenes la alegría de esta experiencia.
Mientras tanto, los niños no dejaron de reír y jugar, y todos se “bañaron” de confeti y burbujas en un ambiente de convivencia y alegría desbordante.