Ana María Ibarra
Llenos de agradecimiento por la respuesta de la comunidad en esta primera vigilia de oración por el fin del aborto, se ofreció una misa el pasado 01 de noviembre para concluir el evento “40 días por la vida”, que inició el pasado 23 de septiembre.
La misa se celebró en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, Catedral, y fue presidida por el padre Eduardo Hayen, quien ante los sucesos recientes y tristes en la diócesis y la pandemia que aqueja, reflexionó en la esperanza del creyente.
“El bien es más fuerte que el mal, siempre el bien está llamado a triunfar. Los cristianos sabemos vivir en victoria. Ni la muerte ni la enfermedad tienen la última palabra. Vivimos en la esperanza de la vida eterna. En estos momentos difíciles de Covid, sabemos vivir en la esperanza”, señaló.
El sacerdote expresó que todos los cristianos están llamados a vivir en el reino celestial, sin exclusión.
“La única categoría que existe se llama santidad”, reiteró.
Agregó que el camino a la santidad, el cristiano no se encuentra solo, pues hay una multitud de santos que rodean la vida humana, siendo guías e intercesores.
Vidas salvadas
El padre Hayen dirigió unas palabras al Movimiento de 40 Días por la Vida y a quienes se les unieron en la vigilia, resaltando la acción de gracias por esos días de oración.
“El día de hoy está la intención de dar gracias por estos 40 días por la vida. La oración en esta tierra y la oración de intercesión se deja ver en tantas vidas salvadas del aborto. La vida humana es la base de la vida eterna”, dijo.
Así mismo, felicitó a todas las personas que se sumaron para orar durante los 40 días por el fin del aborto.
Esperanza en los frutos
Cabe recordar que la vigilia de oración pro vida inició el 23 de septiembre en el Centro Histórico, frente al Museo de la Revolución de la Frontera. Pero dado el cambio de la semaforización por la pandemia, la sede cambió, por lo que los participantes se hicieron presentes, del 15 al 31 de octubre, en el estacionamiento del templo del Señor de la Misericordia.
Ahí también contaron con la oración y el acompañamiento de la comunidad diocesana desde sus hogares.
Los organizadores de esta vigilia de 40 días que por primera vez se realiza en la diócesis, tienen la certeza de que los frutos de esta oración se podrán apreciar pronto.