En entrevista, el padre Ramiro Rochín, prefecto de estudios de Teología en el Seminario y director del Instituto Diocesano de Teología, nos explica algunos conceptos relativos al Purgatorio.
Aunque con exactitud humanamente no se sabe nada del purgatorio, la Doctrina Cristiana lo define como un estado o lugar de purificación. Ahí, el alma de quien fallece, al darse cuenta de la grandeza Dios, purga agradecida por sus fallas y se prepara para ir a la presencia de Dios.
En entrevista, el padre Ramiro Rochín habló sobre el purgatorio y compartió que Santa Catarina de Genova reveló que el alma que se encuentra en estado de purificación agradece a Dios su misericordia al permitirle estar en el purgatorio.
“Mil veces se preferiría estar en el purgatorio antes que presentarse con esa impureza ante Dios”, dijo el sacerdote refiriéndose a la revelación que algunos santos han tenido sobre el purgatorio.
¿Que es el purgatorio?
Siendo estrictos, no sabemos exactamente qué es, si un lugar o un estado. Nos inclinamos a decir que es un estado donde la persona que ha muerto sin pecado mortal, pero sí con pecados veniales, se purifica para después ir al cielo ante la presencia de Dios. Un requisito indispensable para llegar al cielo es la purificación, porque ante Dios no puede estar nadie impuro. Dicen algunos santos que en el purgatorio existe un dolor que como humanos no podríamos soportar, solamente después de la muerte, pero se ve como señal de misericordia, ya que el alma se da cuenta de la grandeza, la pureza y la santidad de Dios y la misma alma se siente indigna de estar en la presencia de Dios sin antes purificarse.
¿Se sabe cómo es el purgatorio?
El purgatorio es un lugar muy distinto al infierno. Es un lugar de purificación. Para purificarse, la imagen que se utiliza en la Sagrada Escritura es el fuego, pero tampoco podemos decir que existe fuego material. Tenemos algunas visiones de los santos que lo presentan como un lugar de fuego y purificación. Habría que entenderlo, como lo explicó en una audiencia el Papa Benedicto XVI: un estado de la persona después de morir donde el fuego, que él lo define como el fuego del amor de Dios, purifica esa alma de todas las manchas que pudiera tener a consecuencia del pecado en su vida. Es lo mejor que yo pudiera explicar de cómo es, porque no sabemos en realidad cómo es.
¿Se puede saber si una persona que muere va ahí o está ahí?
En la vida de los santos se cuenta que han tenido visiones de almas en pena, en el purgatorio, que les piden alguna oración para salir de ese estado. Pero en la mayoría de los casos no sabemos. Otra excepción son los santos. La Iglesia cuando canoniza a alguien estamos seguros de que está en el cielo. Yendo un poco más al por qué no sabemos, creo que Dios no nos permite saber porque nos encarga una misión cada vez que muere un ser querido: rezar e interceder por esa persona, llevar una vida ofreciéndola por su alma por si acaso está en el purgatorio, pase al cielo. Si alguien muere y no fue la persona más ejemplar, como cristianos tenemos las virtudes teologales, una de ellas es la esperanza, debemos pensar que esa persona se salvó y asumir que, si no está en el cielo, está en el purgatorio y tenemos la obligación de pedir por ella.
Varios santos dan a entender que existen varios grados en el purgatorio. El grado más bajo está pegado al infierno, los sufrimientos son más fuertes, y el grado más alto muy pegadito al cielo.
¿Se puede vivir el purgatorio (la purificación) en vida?
No hay una respuesta que podamos decir en definitive, pero aventurándonos un poco, sí. Los sufrimientos en esta vida, las cruces, las injusticias sirven también para purificar el alma. Debe de haber personas que inmediatamente después de su muerte y su juicio no pasan por el purgatorio, sino que van directamente al cielo. Son almas ya purificadas en su vida, que fue como un purgatorio.
¿Es verdad que la Virgen María baja a sacar almas del purgatorio?
No me atrevería a decirlo de esa manera. Sabemos que la Virgen María es madre también de las almas que están en el purgatorio, intercede por ellas. Quizá a algunas las dejará más tiempo, a otras menos, según lo convenga, según la sabiduría de su Hijo y haciendo caso a la justicia divina. En revelaciones privadas de la vida de los santos queda en evidencia que la Virgen María es la consoladora principal de las almas del purgatorio.
Me viene a la mente el diario de Santa Faustina Kowalska, en un episodio el angel de la guarda de Santa Faustina la lleva al purgatorio y allí la Virgen María consuela esas almas. Para nosotros queda un poquito en el misterio, pero desde la piedad popular, desde estas revelaciones privadas de los santos, con toda seguridad podemos decir que la Virgen María es la principal consoladora de las almas del purgatorio. Con las oraciones y nuestro sacrificio podemos pedirle a la Virgen María que sea la intersesora, purifique este sacrificio y ayude a nuestros seres queridos que están en el purgatorio.
La devocion a la Virgen del Carmen, al escapulario del Carmen dice que, si uno lleva con devoción el escapulario, cuando muere, al sábado siguiente ya está en el cielo. Ciertamente son revelaciones privadas, no estamos obligados como católicos a creerlas. Yo sí creo en ellas, el Papa Juan Pablo II también creía. Como sacerdote, fomento estas devociones tan bonitas que considero valiosas y verdaderas.
¿De qué formas se pueden sacar almas del purgatorio?
Todo tipo de oraciones y sacrificios las podemos ofrecer por las almas del purgatorio. Todo lo que se ofrezca por las almas del purgatorio, estándo uno en gracia de Dios, tiene ese valor. Las indulgencias plenarias ganadas, cumpliendo todos los requisitos, se pueden ofrecer por las almas del purgatorio. La Misa también es muy importante, las comuniones que podamos ofrecer. Existe una práctica muy antigua que son las misas gregorianas donde se ofrecen 30 misas por el alma de un difunto para que salga del purgatorio.
¿Qué nos dice la Sagrada Escritura sobre el purgatorio?
La doctrina del purgatorio existe antes de Cristo, en el Antiguo Testamento. La palabra purgatorio en sí, no la vamos a encontrar, es una palabra de la época medieval. En la segunda carta a los Macabeos se ofrecen sacrificios por las almas de algunos difuntos.
Cuando se ofrecen sacrificios por el perdón de los pecados de un difunto, en el fondo está la doctrina del purgatorio. En el Nuevo Testamento nos encontramos varias citas con esta doctrina. Cuando nuestro Señor dice “van a ir a prisión hasta que paguen hasta el ultimo centavo”, se interpreta como referencia al purgatorio. En primera de Corintios 3,15 se entiende que hay una purificación a través del fuego y podríamos aplicarlo a la purificación del purgatorio. En Apocalipsis 21,27 dice que ningún alma puede estar ante Dios si no está cien por ciento pura.
Hubo dos Concilios en la Iglesia que declararon la doctrina del purgatorio como doctrina de fe: el Concilio de Florencia en el siglo XIV y el Concilio de Trento en el siglo XVI. Una cita importante es Mateo 12, 31. Ahí Cristo habla del pecado contra el Espíritu Santo, que es el único pecado que no se perdona. Al decir esto indica que ese pecado no se perdonará ni en esta vida, ni en la vida futura y esa vida futura hace referencia a después de la muerte y desde la fe católica lo interpretamos como una referencia al purgatorio.
¿Debemos conformarnos con alcanzar el purgatorio o debemos aspirar a ir al cielo?
Siempre hay que aspirar al cielo. En esa radicalidad que Dios espera de nosotros. El pensar en el cielo nos impulsa a dar nuestro máximo esfuerzo. Se dice que quien llegó al purgatorio “ya la hizo”, en términos populares, porque todo el que llega al purgatorio, el tiempo que esté ahí, los sufrimientos que necesite para purificarse, eventualmente va a llegar al cielo. Nuestro destino final son dos: el cielo o el infierno. El purgatorio sería un anticipo al cielo. ¿Conformarnos para el purgatorio?, ¡no!… estamos hechos para el cielo, nuestro hogar definitivo será el cielo.