Ana María Ibarra
Siendo catequistas del sacramento de la Eucaristía, Rebeca Meraz y su marido Francisco Javier Quiroz, fueron invitados por el padre Juan Manuel Orona para ser parte de la primera generación de alumnos del Instituto Bíblico San Jerónimo, que el sacerdote dirigió desde su inicio.
Ambos, médicos de profesión, decidieron integrarse hasta el segundo año. Y al irse adentrando a la Sagrada Escritura descubrieron un mundo apasionante que los llevó a amar más su fe y a compartir con los demás las enseñanzas recibidas, por lo que hoy son parte de los maestros del instituto.
Panorama abierto
Entrevistada en su consultorio, Rebeca compartió que al adentrarse a las Sagradas Escrituras descubrió un mundo diferente, pues aunque conocía la Historia Universal, la completamente aparte de la fe y la religión.
“Al estudiar las Sagradas Escrituras me di cuenta que todo lo engloba. La cuestión científica, arqueológica, literaria, cada ciencia está involucrada dentro de las Sagradas Escrituras, no la vemos como un libro histórico, sin embargo ante las dudas de nuestra fe, nos abre los ojos a un panorama en el que es indudable que todo lo Escrito es Palabra de Dios”, expresó.
Dijo que empezó a entender las Sagradas Escrituras sin sacar sus propias conclusiones, como anteriormente lo hacía.
“El pueblo del Antiguo Testamento fue un pueblo en formación. Ha sido encantador, algo que me ha abierto los ojos, me ha hecho entender la forma en la que el Señor nos llama y nos empieza a conducir y formar”, dijo la doctora.
Para comprender la vida
Para la cirujano dentista, la Sagrada Escritura explica cada momento de la vida del ser humano, aunque habla de un pueblo especifico, pues en el pueblo antiguo hubo momentos tristes, de derrota, pero también de triunfos. Y eso mismo sucede en la vida actual, dijo.
“Creemos que al acercarnos a la Iglesia va a ser todo muy bonito, y sí lo es, pero no deja de haber problemas. Con la lectura y el estudio comprendemos que no son tan graves como creemos”.
Resaltó que al estudiar las Sagradas Escrituras muchas veces llegan más problemas, y así fue en su caso, pues decidir formarse no fue bien visto por su familia.
“Lo hice porque quise y me cuestionaron varias personas, inclusive mis hijas, pero esta decisión me causó alegría y relajamiento, me llena de emoción entender cosas nuevas, me deja mucha paz”, compartió.
Añadió que la comprensión de la Biblia le ha ayudado a entender a las personas, a ser más paciente, más tolerante, a ser mejor persona y conducir la familia.
“Me ha ayudado a vivir el día con lo que traiga, no futurear sino esperar lo que venga, aprovechar lo bueno, disfrutarlo, y enfrentar lo malo para salir adelante, vivir el día porque nadie tiene seguro que vivirá al día siguiente, eso me ha enseñado”.
Formación necesaria
Rebeca y Francisco se graduaron hace 5 años del IBSJ, sin embargo un par de años antes tuvieron la oportunidad de, no sólo estudiar juntos, sino ayudar en la formación de sus compañeros.
“Como pareja nos complementamos, estudiábamos y seguimos estudiando juntos. Aunque cada quien hacía su tarea, hubo unión, también hubo problemas terribles pero vimos la mano del Señor que nos fue conduciendo, nos unió en su Palabra, en su Amor, en su estudio”, afirmó.
Como parte del equipo formador juntos imparten la clase Historia de Israel.
“Me emociona poder compartir porque es una gran riqueza que no me puedo quedar con ella, y a quien puedo se la comparto, incluso en consulta”, dijo Rebeca, que ahora estudia en el Instituto de Teología.
“La idea no solo es que adquirir conocimientos, eso no sirve de mucho, le quita a uno un poco lo ‘burrillo’ pero no es una solución. En cambio, si la Palabra del Señor nos enamora, nos llevará a otra dimensión, a estudiar con más gozo, a compartir el conocimiento”, afirmó.
La entrevistada invitó a la comunidad diocesana a buscar en lo posible adquirir una formación para servir a Dios, pues no sólo bastan las ganas.
“A veces servimos a Dios pero no nos preparamos y andamos diciendo tonterías. Tenemos pocos sacerdotes, todos muy ocupados, y si queremos ayudar realmente a nuestra comunidad debemos prepararnos, Dios es un Dios de orden y tenemos que prepararnos y servir con amor”, finalizó.