Ana María Ibarra
Con la finalidad de conocer la realidad de los migrantes que llegan a la frontera Juárez-El Paso, un grupo de sacerdotes, religiosas y laicos, provenientes de Estados Unidos, acompañados de tres obispos, visitaron la Casa del Migrante el pasado martes 24 de septiembre.
Esto como parte de las visitas pastorales que realiza la Pastoral de migrantes y refugiados de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos desde hace más de dos décadas.
La visita se realizó unos días antes de que se celebre la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, y en medio de la nueva realidad que vive Ciudad Juárez con las familias de mexicanos que han llegado a vivir en las calles aledañas a los Puentes Internacionales, en espera de solicitar asilo político en Estados Unidos.
De acuerdo a las autoridades, desde hace dos semanas se han apostado en esas zonas alrededor de mil 600 mexicanos que comen, duermen y tienen su vida temporal en la calle.
Conocer la realidad
David Corrales, coordinador de programas para la pastoral de migrantes y refugiados de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, explicó que se organizó la visita a Ciudad Juárez como parte del trabajo que realiza su oficina.
“Estas visitas pastorales se realizan a diferentes diócesis de Estados Unidos enfocándonos en el ministerio a campesinos migrantes, pero esta vez que visitamos la frontera entre México y Estados Unidos nos dimos cuenta que era necesario considerar todos los migrantes, incluyendo los que están solicitando asilo en la frontera”, explicó David.
Agregó que fue iniciativa de monseñor Oscar Cantú, obispo de San José (California), visitar no solamente El Paso, Texas y Las Cruces, Nuevo México, sino también cruzar la frontera y visitar la Diócesis de Ciudad Juárez.
Entre los visitantes estaban también líderes de distintos ministerios, incluyendo la pastoral juvenil, pastoral de familia, justicia y paz, pastoral de migrantes y de promoción vocacional de las diócesis involucradas.
“Este grupo, de aproximadamente 50 personas, es muy diverso, son personas que intentan ver desde su propio ministerio la necesidad de los migrantes”, dijo David.
Iglesia solidaria
Los obispos Mark Seitz, de la Diócesis de El Paso; Oscar Cantú, de la Diócesis de San José, y Brendan Cahill, de la Diócesis de Victoria (Texas), además del obispo diocesano don J. Guadalupe Torres Campos, arribaron a la Casa del Migrante justo en el momento en que un grupo de migrantes de Honduras y El Salvador se disponían a tomar los autobuses rumbo a su lugar de origen.
Junto con los obispos, venían sacerdotes, religiosas y laicos deseosos de conocer la realidad de los migrantes, de platicar con ellos y conocer sus historias.
El padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante, recibió a los visitantes en la recepción del albergue y les dio la bienvenida.
Bendicen a retornados
Dado el momento que se estaba viviendo con los migrantes a punto de regresar a sus países, el padre Calvillo pidió a los obispos darles la bendición y unas palabras de ánimo.
“Les pedimos a los señores obispos les den su bendición a estos hermanos, a estas familias, que con ilusión o tristeza se regresan a sus países por no haber sido candidatos para el asilo político”, dijo el pad
re Calvillo.
Monseñor Torres, como obispo local, encomendó a los migrantes a Dios y les confirmó su solidaridad y sus oraciones.
“Estamos con ustedes. Los abrazamos, les acompañamos en su retorno a su casa, a su país, a su familia. Vayan con Dios en su corazón. Pedimos a Dios los acompañe. Estaremos al pendiente de ustedes”, dijo monseñor Torres.
Por su parte, el obispo Mark pidió perdón por las injusticias que viven los migrantes en su país.
“Quiero pedir perdón por nuestro país, por no recibirlos. Como cristianos, como personas de fe, debemos estar listos para recibir a quienes quieran entrar, pero este no es el sentir de nuestro gobierno. Los acompaño con la oración”, expresó monseñor Seitz.
Antes de subir a los camiones, los migrantes recibieron la bendición de los cuatro obispos.
Recorrieron instalaciones y palparon historias
El director de la Casa del Migrante llevó luego a los visitantes a un recorrido por las instalaciones de esta obra fundada en Ciudad Juárez hace más de 30 años.
En cada una de las habitaciones, el padre Calvillo dio una breve reseña de la historia de la casa y de la situación cambiante que ha ido sufriendo en la recepción de migrantes.
Algunas de las personas del grupo se detuvieron en los patios o en los pasillos a platicar con los m
igrantes, de quienes conocieron historias trágicas y experiencias que tuvieron que pasar para lograr llegar a la frontera.
Así mismo, platicaron con religiosas y voluntarias locales para conocer desde su experiencia esta misma realidad.
Al concluir el recorrido, la comitiva fue invitada a pasar al comedor de la Casa de Ejercicios donde se les ofreció una comida. En ese espacio, el padre Calvillo realizó una presentación gráfica con datos y momentos que se han vivido desde septiembre del 2018, cuando el flujo migratorio se recrudeció con la llegada de las llamadas caravanas.
Durante la comida, se compartieron experiencias y sentimientos de lo experimentado en esas horas de visita.
La comitiva estadounidense se retiró rumbo a la parroquia Corpus Christi en Anapra donde se entrevistarían con una comunidad migrante campesina, definidos así porque han sido migrantes que han trabajado en Estados Unidos en la agricultura.
Cada participante se llevó sus propias experiencias del encuentro. David agradeció por la la oportunidad de un encuentro personal con los migrantes.
“Aunque muchos de nosotros trabajamos en el ministerio de apoyo a migrantes, es importante para nosotros tener ese encuentro personal. Nos llevamos historias de los migrantes que podemos compartir con la Iglesia de los Estados Unidos, porque la mayoría de las persona no tienen la oportunidad de visitar la frontera”, dijo David.
Añadió que sus connacionales lo único que conocen de la situación que se vive en esta frontera es por las noticias.
“Muchas veces tergiversan la realidad. Poder visitar y ver la situación por nosotros mismos nos ayuda a compartir la realidad y la necesidad humana, eso es la experiencia más importante que nos llevamos de esta visita”, finalizó David.