Diana Adriano
En un esfuerzo conjunto por dignificar la atención médica y comunitaria en una de las zonas más necesitadas de la ciudad, el Colectivo Chopeke, en colaboración con las Hermanas Siervas de los Pobres, lleva a cabo la construcción de un nuevo dispensario en la comunidad de la capilla Santa Margarita María Alacoque.
Este espacio busca sustituir las precarias instalaciones donde, por más de 13 años, se han ofrecido servicios de salud básicos a personas en situación de vulnerabilidad.
Paúl Alejandro Pérez Castillo, integrante del Colectivo Chopeke, explicó que este proyecto nació a partir de una solicitud expresa de las religiosas, quienes desde hace años soñaban con contar con un lugar adecuado para brindar atención médica y psicológica.
“Ellas tienen tiempo trabajando en la capilla de Santa Margarita, pero en condiciones no aptas. Nos compartieron su necesidad y nos sumamos con mucho gusto para construir su sueño”, comentó.
Espacio digno
El nuevo dispensario forma parte de un centro comunitario más amplio que busca consolidar los servicios ya ofrecidos por las hermanas, como atención médica general, fisioterapia, psicología y farmacia.
A futuro, también se contempla reactivar el servicio de odontología, que anteriormente debió ser suspendido por la falta de espacio adecuado.

La obra comenzó formalmente en enero de este año, aunque enfrentó algunas pausas. Desde hace dos meses y medio, el proyecto avanza de manera constante y se espera que esté concluido en septiembre, para la fiesta de San Francisco de Asís, indicó entrevistado.
“El espacio va a contar con áreas específicas, mejor organizadas, más cómodas para los pacientes y para quienes trabajan ahí. Incluso la farmacia va a poder operar más ordenada, con el medicamento debidamente almacenado y catalogado”, señaló Paúl.

Arquitectura social y ecológica
Uno de los aspectos más destacables del proyecto es su método de construcción, basado en técnicas de bioarquitectura. Chopeke, conocido por promover la conciencia ecológica a través de su arquitectura social, ha optado nuevamente por materiales naturales como la tierra, rompiendo con el paradigma de que este tipo de construcciones son precarias o de “baja calidad”.
“Trabajar con tierra fue un reto incluso para los albañiles, quienes están acostumbrados al cemento y al block. Pero al final han quedado convencidos de la resistencia y el confort térmico de este tipo de construcciones, tanto, que algunos han expresado su interés en replicarlo en sus propias casas”, expuso Paúl.
Dijo que el proceso de construcción es también una experiencia formativa para quienes participan, ya que uno de los principales objetivos del colectivo es generar aprendizajes sobre sostenibilidad y trabajo comunitario.
“Queremos pedirle a la comunidad que no se olvide de los pobres. Que nos ayuden a seguir colaborando, no sólo en este proyecto, sino en los que vienen. Queremos volver a impulsar la construcción de viviendas sociales”, expresó el entrevistado.
El colectivo hace un llamado especial a los jóvenes, grupos de confirmación, voluntarios, y a cualquier persona que quiera aportar con su tiempo, recursos o conocimientos.
“Buscamos el trabajo colaborativo. Aquí hay espacio para todos”, puntualizó.

Cómo ayudar
Quienes deseen sumarse a esta iniciativa pueden contactarse a través de redes sociales. Están en Facebook como Colectivo Chopeke y en Instagram como Colectivo Chopeke Calli A.C.


































































