- Religiosa experta en acompañamiento vocacional habla de algunas causas por las que hay crisis vocacional a la vida religiosa…
Ana María Ibarra
Una crisis vocacional a raíz del cambio que se vive en la sociedad con las nuevas tecnologías y el consumismo, se vive actualmente en el mundo entero, y específicamente en la diócesis local, que no es ajena a esta realidad.
En ello reflexionó la hermana Carmen Zubía, misionera de María Dolorosa, quien tiene 20 años de experiencia en el acompañamiento vocacional.
Al celebrarse hoy la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, la religiosa hizo también hincapié en que esta realidad se vive, aunque con cierta tristeza, también con esperanza de un cambio.
Esperanza y trabajo
“La estamos viviendo con cierta esperanza. La obra es de Dios y hay que seguir orando, pidiendo al dueño de la mies, como dice el evangelio. Sin embargo, no sólo es pedirle, sino trabajar, ayudar a aquellas jóvenes a descubrir a qué las está llamando Dios”, dijo la entrevistada, quien
citó algunas de las causas por las que existe una baja en el ingreso de más jóvenes a las congregaciones.
“La tecnología, la moda, el consumismo, el materialismo, etcétera, no les permite ver más allá en su ser como personas y menos como cristianas. Tenemos la esperanza de que las vocaciones surjan de estas inquietudes, que nuevamente vuelva a resurgir esa semilla que Dios ha puesto en el corazón de muchos”, compartió.
Añadió que son muchos los jóvenes que se sienten llamados a servirle a Dios en las parroquias, pero aclaró que es muy diferente ser llamado a un estado de vida en concreto.
“Cuando se toca este punto muchos no le permiten a Dios hacer su parte, se hacen sordos. Como vida consagrada vamos a seguir pidiéndole a Dios, pero al mismo tiempo buscar a esas jóvenes, y a quienes llegan con esa inquietud, acompañarlas para que puedan descubrir ese llamado que Dios les está haciendo y puedan ser felices igual que nosotras”, agregó quien fue encargada de la Pastoral Vocacional femenina en la diócesis y también fue enviada por su congregación a servir en otro país, en la misma área.
Jóvenes de ayer y hoy
La religiosa dijo que los jóvenes de hace veinte años eran más valientes para decirle ‘sí’ al Señor.
“Ahora quieren responder, pero tienen muchas cosas en su contra: luchan con la tecnología e ideologías que nosotros no teníamos y que los jóvenes de hace 20 años no captaban”, afirmó.
En este sentido, dijo que hoy existe demasiado “ruido” para escuchar la voz de Dios en el silencio y que a las jóvenes les da miedo dar una respuesta concreta y definitiva.
“El ambiente, su crecimiento, su formación, la sociedad, todo eso influye en las familias, que han cambiado, pero a pesar de todo eso hay quienes quieren dar una respuesta”.
Muestra de ello es que se encuentra acompañando a 14 jóvenes de diferentes parroquias.
“Lo importante es no quitar el dedo del renglón, continuar, tener paciencia, saber escucharlas y ayudarles a profundizar”.
El rol de los padres
La hermana Carmen también habló de otra dificultad que encuentra en el proceso de acompañamiento vocacional: los padres de familia que piensan que el acompañamiento implica la consagración.
“El acompañamiento se da cuando la joven siente la inquietud a la vida religiosa, pero también cuando no saben qué hacer de su vida, cuando no encuentren sentido a la vida. Es para ayudarlas a ubicarse, a madurar como persona, como mujer, como cristiana”, dijo.
Añadió que es gratificante ver a las muchachas tomar las riendas de su vida y permitir a Dios estar presente, así como darle una respuesta generosa.
“He acompañado bastantes jóvenes en estos veinte años y me da mucho gusto porque aún tengo contacto con algunas de ellas, aún cuando están casadas, en otro convento, o en el nuestro”, concluyó
FRASE…
“Todos deberíamos de darnos el espacio de saber a qué Dios nos está llamando. Escuchen la voz de Dios en el silencio, en la oración y déjense acompañar por alguien, puede ser una religiosa, un sacerdote, o un laico preparado que tenga una experiencia de Dios”.
Hna. Carmen Zubía, MMD