P. Eduardo Hayen Cruarón
Lo vimos entero de ánimo en diciembre del año pasado, cuando los sacerdotes de la diócesis nos reunimos para festejar el nacimiento del Redentor que estaba ya muy próximo. El padre José Daniel Payán tomó la palabra y, con gran optimismo, nos deseó una feliz Navidad y nos expresó su ánimo y su confianza en Dios ante la enfermedad que rápidamente avanzaba.
En los meses estivos del año pasado le habían diagnosticado cáncer de páncreas y el padre Daniel se sometió a un tratamiento de quimioterapia. A pesar de la gravedad del cuadro clínico y sabiendo que el cáncer en ese órgano vital equivale casi a una sentencia de muerte, el padre decidió mantener su vida sacerdotal cotidiana. Con un positivo estado de ánimo, que a muchos nos sorprendió, siguió acompañando a su comunidad parroquial de Cristo Redentor en la predicación de la Palabra y la celebración de los sacramentos, así como también a sus hermanos sacerdotes en las reuniones de presbiterio y de decanato. Lo hizo hasta pocos días antes de su muerte, cuando las fuerzas le fallaron y tuvo que ser trasladado de emergencia a un hospital donde, el lunes 27 de enero, murió para gloria del Señor.
Antes de entregar el espíritu, el padre Daniel manifestó a sus hermanos sacerdotes que se encontraba preparado para el gran encuentro con Dios. Su serenidad ante la proximidad de la muerte, su optimismo y su confianza en Jesucristo mostraron la calidad de su alma sacerdotal. Había respondido a un llamado que el Señor le hizo 40 años atrás, y hasta el último momento se mostró como discípulo fiel del Cordero inmolado y resucitado.