Cuaresma es un tiempo de oración, así que experta nos ofrece consejos para orar mejor…
La falta de paciencia, la falta de perseverancia y la falta de esperanza son los enemigos de la oración, pues orar no es fácil y no hay que caer en desesperación, sentenció Isabel García, formadora de guías de Talleres de Oración y Vida, quien habló a Presencia sobre la importancia de la oración.
“Mucha gente cree que con una oración, por arte de magia, se resolverán sus problemas. Hay que tener mucha paciencia al silencio de Dios, recordemos que mis tiempos y sus tiempos no coinciden. Orar es un don especial, muchos abandonan la oración por no ver resultados inmediatamente”, lamentó.
Compartió que otras personas se estacionan en la mediocridad porque continúan en la actividad orante, pero sin entusiasmo, con desgana, mientras que hay otros que aunque tengan dificultades, siguen avanzando.
“Es como un bebé cuando empieza a caminar, que se cae y se levanta. Así es la oración, si hoy no me silencié, mañana lo intento otra vez, y en la perseverancia llega un momento en que me hace falta orar y el tiempo se me da solo. Hablábamos de la soledad, pero muchas veces en medio del bullicio puede llegar el silenciamiento interior y sin buscarla, llega la oración”.
Y agregó: “La paciencia te lleva a la perseverancia y la perseverancia te lleva a la esperanza. Seguimos orando porque esperamos en el Señor, porque sabemos que nos escucha, que está con nosotros y nosotros con Él”.
Algunos consejos
Isabel dijo que no existe un momento determinado para la oración, ni un horario.
“En su benevolencia, Dios espera el momento en que sus hijos se acerquen a hablar con Él. En el Santísimo expuesto 24 horas, Él te recibe a la hora que quieras, a la hora que puedas orar Él te espera”.
Agregó que la oración debe permanecer todo el día, incluso pueden ser oración frases como: “Bendito sea Dios”, “Dios te bendiga”, “gracias a Dios”.
“No es en cuanto me despierte o antes de acostarme. Si hago mi oración al despertar, el resultado de esa oración, la paz que me dio, debe permanecer en mi durante todo el día. Dios debe estar en mi todo el día, no sólo en el momento de la oración”, resaltó.
Por lo tanto dijo, orar significa contar con la existencia de Dios, estar en su presencia, reconocer su poder y encomendarse a Él, presentarle las alegrías y las miserias.
La entrevistada dijo que una persona orante es una persona que respira y transpira paz, y que la grandeza de una persona que ora, radica en que puede vivir con calma y serenidad enmedio del tumulto y la agitación.
“Toda acción orante deberá ser un proceso de transfiguración. Jesucristo resucitado es nuestra única esperanza, no seremos derrotados, no fracasaremos nunca porque estamos anclados a Jesús a través de la oración”, finalizó
Algunas modalidades de la oración
Oración escrita: Se trata de escribir aquello que el orante quisiera decir al Señor.
Oración visual: Se toma una imagen de Jesús o María y se observa hasta captar qué me dice la imagen.
Orar con la naturaleza: Contemplar, y por cada creatura contemplada decir: “Dios mío, qué grande eres”.
Oración comunitaria: Unirse con otras personas para orar.