Concelebró la misa monseñor Gerardo Rojas, obispo de Tabasco y entrañable amigo de padre Solís..
Diana Adriano
Entre lágrimas y aplausos, familiares y amigos del padre Solís depositaron sus cenizas en un nicho de la parroquia El Señor de la Misericordia, comunidad que lo cobijó como su párroco.
Fue el pasado jueves 17 de febrero a las 7 de la tarde cuando se realizó la Santa Misa de Exequias, en la cual se hicieron presentes algunos sacerdotes, entre ellos su amigo, monseñor Gerardo Rojas, obispo de Tabasco.
Mensaje de su amigo
Durante la homilía, el obispo, don José Guadalupe Torres Campos, consideró al padre Solís como un hombre misionero, peregrino y siervo de Dios.
“Tenía muy claro quién era Jesús, y por ello lo dio a conocer, lo predicaba con sus obras, su ministerio, sus palabras. Hoy que depositamos sus cenizas, lo recordamos con mucho amor por todas las semillas de fe que sembró en nosotros”, mencionó don Guadalupe.
Asimismo, resaltó que toda la enseñanza que ha dejado el padre Solís se debe poner en práctica, pues así se mantendrá viva su memoria.
En un momento muy emotivo, el obispo José Guadalupe cedió la palabra a Monseñor Rojas, quien recordó con gran cariño a su amigo, a quien, dijo, llevará siempre en su corazón y en sus oraciones.
“Para mí el padre Solís fue un maestro, un compadre, un hermano y un amigo”, dijo.
Reconoció que muchos tuvieron experiencias de cercanía con él, y quiso compartir una anécdota personal.
“Hubo un momento en el que estuve enfermo, y él, día y noche, todos los días me llamó para saber cómo estaba y darme ánimos a la distancia. Así fue por dos meses. Sin duda, el padre Solís deja un gran vacío pero sabemos que ya está gozando de esa gloria que tanto predicó”.
Durante la celebración también estuvo presente el presbítero José Antonio Silva, sacerdote español quien conoció al padre Solís durante sus servicio en el Estado de Chihuahua.
Emotivo momento
Al concluir la celebración, todos los fieles y servidores de la comunidad parroquial hicieron una valla levantando rosas blancas para la familia y amigos cercanos del sacerdote, quienes bajaron a las criptas de la parroquia para depositar sus cenizas en el nicho número 56.
Después de unas últimas oraciones, Monseñor Rojas fue el encargado de depositar las cenizas, pero antes de hacerlo abrazó fuertemente la urna por última vez.
Acto seguido, los presentes depositaron flores en memoria del ‘padre Cholo’, quien con su peculiar forma de ser les ayudó a seguir a Cristo pese a cualquier situación.