Diana Adriano
Debido a complicaciones en su salud, el diácono permanente Benito Flores Serrano falleció el pasado 14 de enero. Para despedirlo, amigos, familiares, sacerdotes y hermanos diáconos permanentes, se reunieron el lunes 16 de enero en una emotiva y especial Eucaristía.
La misa de exequias estuvo presidida por el señor obispo don José Guadalupe Torres Campos, en la parroquia San Pedro y San Pablo, comunidad en la que el diácono se encontraba sirviendo hasta antes del día de su fallecimiento.
El obispo expresó agradecimiento a Dios por la vida del diácono, mientras vestiduras litúrgicas eran colocadas en el féretro que resguardaba ya los restos del servidor de Dios, llamado a la Casa del Padre.
Después de la lectura del Evangelio, el obispo dirigió su homilía ofreciendo sus condolencias a los familiares del diácono, y resaltó que Cristo es el camino, la verdad y la vida.
Recordó con alegría cómo el diácono Benito fue un servidor ejemplar, ferviente predicador y apóstol del evangelio.
Diácono y amigo
Dirigiéndose al pueblo de Dios, el padre Arturo Veleta, entrañable amigo del diácono, expresó algunas palabras de agradecimiento a la comunidad de San Pedro y San Pablo, por siempre acoger con alegría a Benito.
“Gracias a esta comunidad porque siempre le hicieron sentir un cariño especial a Benito. Sabemos que él se lo ganó con su trabajo, con su sencillez y por su cercanía. Gracias de todo corazón a todos los que estuvieron cerca de Benito a través de este proceso de enfermedad, y en su último trayecto”, expresó el presbítero con voz entrecortada.
Asimismo, agradeció al señor obispo por estar presente en ese momento y despedir no solamente a un diácono, sino a un buen amigo, señaló.
“Confiamos en la misericordia divina que estará recibiendo el premio a su trabajo, a su entrega, a su amor y a su generosidad. Nos despedimos de él con dolor en el corazón, pero con esa certeza de que goza ya de la vida eterna”, dijo el padre Arturo.
“Gracias a todos por querer tanto a Benito, y gracias a todos por estar caminando a lado de él”, concluyó.
Recordó que muchas personas siguen en la oración por su familia, amigos y feligreses, para que encuentren en el Señor el consuelo y la esperanza que en este tiempo necesitan.
Concluida la celebración, don Guadalupe agradeció a Dios lo que ha dado a la diócesis a través del ministerio del diaconado permanente de Benito. Acto seguido, recitó las últimas oraciones del rito de exequias, y se dispuso a realizar la aspersión del agua sobre el féretro e incensarlo.
Los restos del servidor de Dios fueron incinerados y serán depositados en Cripta en la parroquia Santa María de los Ángeles.