Agencias
La piadosa práctica de llevar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús bajo la forma de escapulario, fue recomendada por santa Margarita María Alacoque, quien la llevaba consigo.
Es la insignia más popular y extendida. Sor Ana Magdalena Rèmuzat, religiosa de la Visitación, a quien el Señor le había revelado la futura plaga y el maravilloso auxilio que sería la devoción a su Divino Corazón, cuando la peste asoladora en 1720, en Marsella Francia. Se extendió el «Detente» por toda la ciudad y sus aterrados moradores le dieron nombre de salvaguardia y protección, porque efectivamente lo fue para muchos millares de personas. También fue ocasión de divulgación de las letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
Historia
Era el año de 1870, tiempo de pruebas y lágrimas para el pontificado del Papa Pio IX. Se cuenta que una señora romana, después de consagrar al Sagrado Corazón y a la Santísima Virgen a su hijo que partía para la guerra, al darle su bendición le entregó un «Detente» que ella misma dibujo sobre un pedazo de paño rojo diciéndole: Él te devolverá sano y salvo a mi cariño. El joven asistió a reñidísimos combates, las balas silbaban a su alrededor, ya están muertos las tres primeras filas, sus compañeros de derecha e izquierda habían caído; una bala llegó también a su pecho donde tenía el «Detente» y allí se detuvo. Minutos después un refuerzo de tropas llegó a asegurar la victoria y el hijo volvió a abrazar a su madre, quien contó lo ocurrido al Santo Padre el Papa, recibiendo por respuesta estas palabras: «¡Detente, el Corazón de Jesús está conmigo! » Y el Papa añadió bendiciéndolo: «Doy mi bendición a este Corazón de Jesús y quiero que todo lo que se haga conforme a este modelo reciba esta misma bendición sin que tengan necesidad de ninguna otra».
Luego el mismo Pio IX dictó la siguiente oración:
Ábreme oh buen Jesús,
las puertas de tu Sagrado Corazón,
úneme a Él para siempre.
Que todas las respiraciones y
palpitaciones de mi pobre corazón aún
cuando esté durmiendo, te sirvan de
testimonio de mi amor y te digan sin
cesar: Señor, te amo.
Recibe el poco bien que yo hago,
y dame tu santa gracia para reparar
todo el mal que he hecho.
Para que te ame en el tiempo y te alabe
por toda la eternidad, Amén.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confío.
Escudo vs peligros
La práctica del «Detente» es santa como santo es el culto y el amor a Jesucristo. Es fructuosa por las virtudes que ejercita de fe, oración, amor y esperanza; por las grandes gracias y favores que se han obtenido y se obtienen de su uso.
El «Detente» significa: ¡«Detente»! Satanás, tentación, pasión, peligro, enemistad, tristeza, penas, infierno, que el Corazón de Jesús, mi Dios, mi Redentor, mi amor, mi esperanza, mi todo, está conmigo.
Por lo tanto, llevar el «Detente» del Sagrado Corazón y llevarlo con amor y fe, es lo mismo que si lleváramos un escudo contra toda clase de peligros. Si es un «Detente» escapulario, debe ser impuesto.
Ojalá que todos los que lleven este «Detente» aprendan de memoria esta oración y la recen con frecuencia y así puedan tener una mayor seguridad de la protección divina.
Vive con amor, devoción inculcada por su abuela
Ana María Ibarra
Una experiencia de amor es para Erika la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, misma que aprendió en su niñez de su abuelita paterna y aunque por un tiempo la dejó, fue su abuelita quien en un sueño le recordó que orar al Corazón de Jesús era la solución a sus problemas.
Desde su infancia, Erika vio a su abuelita paterna rezar al Sagrado Corazón de Jesús ante el altar que tenía cerca de su recámara.
“Junto con ella acudíamos a misa al Santuario del Sagrado Corazón de Jesús en Culiacán, Sinaloa. La devoción se hizo más fuerte tras un problema por el que pasé hace algunos años y en sueños mi abuelita me dijo que rezara al Sagrado Corazón de Jesús”, compartió entre sollozos.
Erika, quien desde hace varios años vive en Ciudad Juárez, asegura que cosas maravillosas han pasado en su familia desde que retomó la devoción que le inculcó su abuela, quien falleció hace 21 años.
“Fue un problema laboral y de amistad. Sentí mucha tristeza, pero a raíz de recordar las palabras de mi abuelita, me acerqué otra vez al Sagrado Corazón de Jesús. He sentido la presencia de Jesús a mi lado”, añadió.
La devoción para Erika no solo es creer y acercarse a Jesús, sino que se adentró a conocer más sobre Santa Margarita María Alacoque y las oraciones como el ‘Detente’.
“Al conocer, empiezo a acudir los primeros viernes del mes y he decido ser fiel devota. Hace un año vi que en San Judas Tadeo se haría una consagración de 33 días al Sagrado Corazón y participé”, compartió.
Siempre responde
Erika siempre lleva siempre consigo y reza la oración del Detente, además de que lo ha obsequiado a familiares y a amigos.
“Hay diferentes formas de comunicación con el Sagrado Corazón de Jesús, hay una respuesta a la oración y eso mantiene viva mi fe, me hace sentir que está conmigo. Él siempre busca las formas de decirme que está a mi lado”, señaló.
La entrevistada compartió que ha inculcado la devoción a su familia y es su hijo menor quien la adoptado más fielmente.
“Les comento de la devoción de mi abuelita y sé que ellos también la tendrán. De mi familia, mi hermano menor también es devoto, y una tía que ya falleció también lo era”.
De las promesas del Sagrado Corazón de Jesús, Erika aseguró que han sido en las situaciones sencillas familiares donde las ha visto cumplirse.
Aunque aseguró que no hay palabras exactas para expresar la experiencia de amor que vive con esta devoción, invitó a la comunidad a acercarse al amor de Jesús.
“El Sagrado Corazón de Jesús representa el amor que Dios tuvo por nosotros, al acercarnos a él por medio de la oración, se vive más de cerca nuestra fe. La oración es la clave principal”, finalizó.