Diana Adriano
La Iglesia diocesana está de luto por el deceso del diácono permanente Rubén Flores, quien servía con gran amor y entrega en la comunidad de Corpus Christi (Tierra Nueva) y a la comunidad que participa en la celebración eucarística que se realiza cada domingo en el Centro Comercial Las Torres.
El doctor Flores fue llamado a la Casa del Padre el pasado 12 de marzo y su misa de exequias se llevó a cabo el domingo 15 de marzo, en la parroquia Corpus Christi, donde el diácono sirvió durante seis años.
Ahí se congregaron su familia, la comunidad de fieles, hermanos diáconos y sacerdotes, quienes dieron gracias a Dios por el don de su vida y recordaron con gran cariño todo su trabajo pastoral con los movimientos y servicios parroquiales.
Gran ausencia
Durante la Santa Misa, presidida por Monseñor Rene Blanco, el vicario general agradeció a toda la comunidad por estar reunidos con mucho amor para dar gracias Dios por la vida del diácono.
“Todos los que lo conocimos somos testigos de su amor, de su entrega y de su obediencia a Nuestro Señor Jesucristo. Tenemos que darle
gracias a Dios como comunidad, pues tuvimos la dicha de tenerlo con nosotros”, mencionó.
“Debemos estar agradecidos por las bendiciones recibidas en su vida, él supo escuchar al Buen Pastor con gran generosidad y se dispuso completamente a servir a su Iglesia”, agregó.
Por su parte el sacerdote Roberto Luna, párroco de Corpus Christi, también dirigió unas palabras a su gran amigo.
“Yo le agradezco mucho a Dios por su servicio y su diaconado, gracias a su esposa Solecito y a sus hijos por prestárnoslo. Su ausencia se va a notar, pero el amor de Dios es más grande que su ausencia y será la que nos consolará”, dijo.
De igual manera, la comunidad recordó el gran amor del doctor Flores a la Eucaristía y su gran ejemplo. Al finalizar, toda la comunidad lo despidió con un fuerte aplauso.
Me deja una experiencia de una gran amistad más allá del diaconado, por que en algún momento complicado de mi llamado, él fue el único que me tendió la mano. Por ahí del mes de noviembre me senté a lado de él y se salió de su liturgia una estampa de San Lorenzo que yo le regalé y me dice: mire esta me la regalo un amigo al que yo aprecio mucho. Yo me quedo con eso, Dios lo bendiga.
Diác. Diego Darío Ibarra/ Parroquia del Verbo Encarnado
Conviví con él durante siete años y fue un hermano muy bueno, él fue mi sucesor en esta parroquia. Lo vamos a extrañar mucho porque era un gran servidor, se entregaba al cien por ciento y ahora se lo entregamos al Señor.
Diác. José Luis Anguiano/ Casa del Migrante